Leander
¿Y dónde quedó el baño?
12 de marzo de 2020
La reiteradas negativas del concejo para aprobar mi proyecto, me dan un claro mensaje “Esto no es lo tuyo chico”.
Camino el largo pasillo, con el material que presente en mano, sintiéndome cada vez mas asfixiado. Veo a un soldado cualquiera y le arrojo los papeles de forma brusca mientras mascullo un “Llevalo a la alcoba”. Siento las paredes cerrarse sobre mi, la respiración me resulta errática y antes de saber que hago emprendo la carrera.
No tengo idea de a donde voy, ni que voy a realizar. Me detengo involuntariamente cuando llego a la reserva de licores de mi padre. Siento las manos cosquillearme ante la expectativa de tocar y poseer una de esas bebidas. El corazón me martillea y la boca se me seca, mis pisadas resuenan en el suelo pulido, siento una linea de sudor recorrer mi espina dorsal.
“No, no, no, no, no seré un rey alcohólico. No puedo hacerle eso al pueblo”
Recojo mis brazos y me sostengo con fuerza, estoy temblando. Si mi padre me viera en este estado me diría “No puedes ponerte así, por una simple bebida”. Pero, no es una simple bebida. Es lo que me mantiene cuerdo. El anhelo por sentir el fuego en mi garganta me hace respirar mal.
“Solo será una copa”
El sonido del alcohol contra el vidrio, me vuelve agua la boca, el fuerte olor, lo poco pesado que es para mi. Y el fuego abrasador que quema todo el dolor que tengo por todo lo que ha pasado, llega a mi cuando tomo el primer trago. Me siento de manera torpe en uno de los sofás de cuero que tiene padre aquí, sintiendo como la calidez me embriaga por dentro, como el dolor físico que me causa la bebida opaca el dolor emocional que cargo día a día.
Mientras sirvo el segundo trago, recuerdo la cara de asco que tenía el consejo con mi proyecto ¡Como si no fuera digno! Mi proyecto es tan digno, como cualquier cosa. Esos hombres deberían besar mis pies, seré su rey, deben de respetar mis ideas, no reírse de ellas como su fuera un proyecto de jardín de niños.
Una solitaria lágrima rodea mi rostro, cuando arrojo contra la pared la botella de coñac vacía, le sigue el vaso que tengo en mano. La rabia aflora en mi ser, cada que pienso en los patéticos hombres que negaron mi propuesta.
“Esperaban un proyecto hecho como el de Gerald”
★★★★★
Paso por mi cabello unas muy temblorosas manos, camino firme a la oficina de padre, respiro profundo antes de entrar y doblo las mangas de mi camisa hasta los codos. La rabia regresa cuando abro la puerta y veo a uno de los ineptos que negaron el proyecto, camino dispuesto a matarlo. Nadie me niega nada, soy su futuro rey.
Padre me detiene, colocando una mano en mi hombro, obligandome a mirarle a los ojos. No demuestra sorpresa, ni rabia, ni nada, ya no espera nada de mí. Su rostro es inescrutable, y su agarre se hace mas firme cuando percibe el olor que emano. Despacha con un movimiento de su pesada mano al hombrecillo que me ve como si de algún mal se tratase. Mi furia incrementa y trato de llegar a donde se encuentra, pero los soldados me sujetan con fiereza, para evitar que me mueva de mi lugar.
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¿Y si nos olvidamos de la Corona?
RomanceVanellope Van Helsine, señorita elitista hija de un magnate de la fórmula 1, futura heredera de una de las mejores marcas patrocinantes. ¿Quién no querría estar en su lugar? Su única ocupación en la vida es sonreír, verse bonita, agradar a los corre...