CONTRATO SEXUAL. [AizaBaku]

Capítulo 1. El rumor del profesor.

—¿Ya escuchaste lo que dicen del profesor Aizawa?

—¿Lo que dicen? ¿A qué te refieres?

—Verás... Corre el rumor por los pasillos de que el profesor suele acostarse con los alumnos e incluso con algunos profesores..

—¿Qué está-

—¿Hablan de mi, jovencitas?

El azabache se había acercado silenciosamente a las jovenes que estaban comentando el rumor del que se habla todos los años. Posó sus manos sobre los hombros de una de las chicas y bufó indiferente para levantarse y mirarlas desde arriba.

Aizawa —Mejor estudien, mocosas.

Desvió su mirada sin importarle en absoluto que el rumor continuara circulando por los pasillos, porque la verdad, ¿de qué servía negar algo que era completamente cierto?

"El profesor Aizawa pone los ojos en sus alumnos y los convence para tener sexo." "El profesor Aizawa negocia sus enseñanzas por sexo." "El profesor Aizawa ha mantenido relaciones sexuales con la mayoría de los profesores." "El profesor Aizawa es adicto al sexo y haría lo que fuera por hacerlo con cualquiera."

Todos los años se escuchaban los mismos rumores al inicio del período escolar, el azabache estaba acostumbrado a oírlos y ya hasta le causaba gracia. Si bien, en su mayoría son ciertos, tampoco son realmente como los plantean. Quizás puede confirmar que es adicto al sexo, sin embargo, esta adicción sólo se hace presente cuando aparece alguien que capte su atención. Si es un alumno o profesor cualquiera, no haría nada al respecto incluso si son ellos quienes se lo piden.

Todos los años ha tenido por lo menos un alumno y un profesor que le llame la atención y este año, no es la excepción. En cuanto a los profesores, hace dos años que mantiene relaciones sexuales con Hizashi Yamada, también conocido como Present Mic. El año pasado se unió Toshinori Yagi, o mucho mejor conocido como All Might. En cuanto a los alumnos, hace dos años que tiene al mismo joven en la mira, Hitoshi Shinsou. Además de él no hay nadie más que llame su atención, por ello, no deshechará al peli morado hasta conseguir un reemplazo igual o mejor.

Continuó caminando tranquilamente hasta la oficina de profesores, saludó a un par y se preparó rápidamente un café para luego dirigirse con rapidez a su oficina. Para su sopresa, Hitoshi estaba sentado sobre su escritorio mirándolo sonrientemente.

Aizawa —¿Mh? ¿Me estabas esperando?

Hitoshi —Claro que sí... Todos los años el primer día tenemos sexo de bienvenida, ¿no?

Una pequeña sonrisa involuntaria se presentó en el rostro del azabache y sin decir otra palabra, caminó hasta su silla y tomó asiento. Bebió un sorbo de su café mientras lo mantenía en su mano y con su vista le hizo una leve seña al peli morado, quien rápidamente entendió y en solo un par de segundos estaba arrodillado frente al mayor, presionando su entrepierna con una de sus manos.

Aizawa —Haz un buen trabajo.

Le guiñó un ojo seguido de un pequeño revoloteó que dejó en su cabello con ayuda de su mano. Siguió tomando café mientras soltaba leves gruñidos ante las acciones del estudiante, quien ya había liberado aquel falo erecto. Lo miró atentamente un par de segundos y sin dudarlo más tiempo, introdujo la extensión en su boca, comenzando a hacer un vaivén bastante placentero para el hombre. Su lengua se enrollaba en la extensión, dejaba suaves besos en el glande y trataba de introducir lo máximo posible en su boca, sin embargo, era imposible, por lo que, el falo restante lo cubría con una de sus manos.

Ambos estaban realmente calientes, Hitoshi con su mano libre jugueteaba con su propio miembro, sin dejar de atender el del mayor, quien continuaba bebiendo su café con tranquilidad mientras disfrutaba de aquella felación. No pasó mucho tiempo hasta que bebió todo el contenido de la taza y sin esperar más tiempo, la dejó a un lado y obligó al peli morado a levantarse. Cruzó ambos brazos del menor por detrás de su cuerpo y apretó sus muñecas firmemente impidiéndole moverse. Lo obligó a apoyarse contra la mesa que tenían enfrente, el menor, al no tener sus manos a su disposición, solo pudo caer con el pecho a la mesa y apoyar su mentón duramente en este.