Epílogo.

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El sol brillaba sobre sus ojos miel.

Su sonrisa tambien.

Su largo pelo se movía sobre sus espalda mientras corría de mí.

Todo iba en cámara lenta para mí.

Agarre su cintura y la tire para mi, chocamos cayendonos al piso.

Nos empezamos a reír como si nada importará, porque nada importaba. Nada me importa.

No podía dejar de mirarla. Ella era hermosa fisicamente, todos sabían, pero no muchos pueden conocer lo hermosa que es por dentro.

Ella era un ángel. Mio.

Ya hace casi cuatro años que estamos juntos. Eramos unos pendejos de 21 que tenían una relación como si ya hubiéramos pasado toda una vida juntos.

Estabamos acostados en los médanos de la playa. Tomando sol y disfrutando de nosotros.

Me puse nervioso por lo que iba a hacer. Iba a cambiarlo todo.

Para bien, espero.

Agarre la mochila y busque lo que quería darle, pero no estaba. Desesperado saque todo pero no estaba.

—¿Buscas esto?

Mierda.

Gire despacio mirandola y mirando lo que tenia en la mano. Sus ojos me miraban curiosos esperando una respuesta que no iba a darle.

—¿Me ibas a pedir que nos casemos?

El tono que uso me hizo bajar la cabeza avergonzado.

Creo que la cagué.

Su mano viajo a mi cara y me hizo mirarla. Estaba sonriendo con los ojos llorosos.

—Joaco.

Suspiré—No.

Abrio los ojos sorprendida y alejo su mano pero la agarre antes de que me suelte.

—Osea si, pero no—segui— Era para después, para casarnos después. Ahora somos chicos pero quería asegurarme de que íbamos a estar juntos despues. Era como un compromiso.

Ella me miraba con los ojos abiertos pero con una sonrisa. No dijo nada, solo se tiro arriba mio abrazándome.

La abrace de su cintura y reí feliz.

Sabía que su respuesta era si, no tenía que decirlo.

Se alejo un poco y me beso, como si fuera la primera y última vez.

Sus piernas se acomodaron a cada lado de mi cadera y sento dejandome una gran vista.

El sol le pegaba en la espalda haciendo su piel más morocha, su pelo se le iba para la izquierda por el viento y algunos pelos se le iban a la cara pero su sonrisa.

Ay, su sonrisa.

Era lo mas hermoso que había de ella.

Siempre sonreía, pero una sonrisa de verdad no se le veía siempre. Y estaba feliz de ser yo quien se la ocasiona.

Pero baje mi vista a su cuello que tenía un chupon mio. Mire sus pechos, perfectos para mi.

Con mi mano toque la parte baja de ellos y la baje hasta su chica cintura. El pircing en su ombligo me tenía loco.

Toque sus caderas moviendolas un poquito para hacer fricción. Toque su culo y aprete, sacándole un gemido.

Y las deje en su piernas haciéndome el inocente.

—Sos hermosa Azul.

Me dio un pico y bajo a chupar mi cuello moviendose. Ahogue un gemido cuando mordió, poniendome duro.

—Sos perfecta.

Se paró y agarro sus cosas bajando de la montaña de arena, riéndose. Agarre lo mío y baje.

La vi apoyada en el capó del auto, muy hermosa como siempre, solo estaba en una bikini roja. Atrás de ella habia un chico mirándola.

Fruncí mí ceño y cuando llegue a ella la bese, apretándola a mi. Mire al chico que corrio la mirada y se fue.

Escuché como se rio mientras nos subíamos al auto.

—Sos un celoso de mierda.

—Pero así me amas wacha.

—Si.

Apoyé mi mano en su pierna subiendola de a poco pero la saco. La mire enojado y me beso fugazmente.

—En casa—susurro en mi oido.

Avancé cuando sentí su mano en mi entrepierna acariciándo.

Escuché su risa al ver que iba más rápido. Me encanta su risa. Me encantaba ella.

Apesar de todo siempre la iba a elegir a ella. Siempre.

Por que la amaba.

Y se que ella a mí.





































Gracias.

Inafable || Joaco TurroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora