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Oscuridad absoluta.

Y completa paz.

Aquello era todo lo que Samuel podía sentir, sentía el agua a su alrededor, pero no se estaba ahogando.

Lo más importante era que no tenía miedo.

La inmensa oscuridad sin duda era abrumadora. No saber a dónde ir o quien podría esconderse entre las sombras.

Realmente quería intentar hacer algo, sino hubiese sido porque una luz resplandeciente se había presenciado delante suya.

Una luz dorada, atrayente y brillante.

"Samuel"

Dijo su nombre. El destello dorado habló con él. Y una tranquilizadora sensación recorrió su cuerpo.

"Escúchame, Samuel" su voz hacía eco por todo el lugar, era tan relajante y placentera. "No tienen demasiado tiempo, algo salió mal en el destino. Ustedes no deberían ser híbridos, sin embargo lo son ahora y no pude evitarlo"

Tenía demasiadas preguntas. Pero por alguna extraña razón, ninguno sonido salía de su garganta.

¿Quién era?

"Samael hizo un completo desastre, tienen que solucionarlo" La luz dorada proyecto una imagen en su interior, el azabache sabía perfectamente quien era. Lo sentía.

— Rubén — susurró. Podía apreciar con claridad el huevo de cristal que mantenía cautivo a su esposo.

"Deben liberarlo antes de que la luna llena haga presencia en una semana, cuando las estrellas coincidan con aquel día y ella llega a su punto más alto en el cielo, el hechizo de Samael será permanente y el cristal que resguarda a Rubén será irrompible"

Palideció.

La imagen de una espada apareció delante suya.

"Deben encontrar esa espada, es la única que puede herir a un demonio

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"Deben encontrar esa espada, es la única que puede herir a un demonio. El dragón la tiene resguardada, es su deber recuperarla y acabar con todo este desastre."

— La espada de Staxx...—

Despertó.

Completamente agitado y sentía lo mucho que le faltaba el aire, el movimiento de una carreta lo desorientó.

— ¡Buenos días, bello durmiente! — Fargan lo observaba divertido desde arriba, volaba sobre ellos. Como el vigilante del cielo que era.

— Querrás decir tardes, Fargan — Auron corrigió, todos sus compañeros, exceptuando al híbrido de Búho, Alex y él mismo, llevaban jalando la carreta.

— ¿Tuviste una buena siesta? — Le tranquilizó ver a Luzu de nuevo, al igual que a Willy, todo el equipo estaba reunido de nuevo. Bueno, casi todo...

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