Artemis apenas había logrado conciliar el sueño en la noche. Estaba inquieta. En ningún momento despegó su mirada de la puerta. Su garganta estaba tan seca que le causaba dolor tragar la saliva, sus dedos se enrollaban fuertemente en las sabanas arrugándolas por completo.
El momento estaba cerca. Podía sentirlo. De solo pensarlo generaba que su piel se erice por completo.
El rechinido de la puerta fue el detonador para que sus nervios se disparen, su corazón ahora latía al igual que el de una rata. Intentaba encontrar refugio abrazando sus rodillas y pegándose mucho mas a la pared, como si esta pudiera tragarla y hacerla desaparecer.
Un rostro inexpresivo se asomó por la puerta, aguardando a que la chica se digne a levantarse. Tomó coraje y exhaló profundamente antes de incorporarse. Los fríos metales de cada día fueron colocados en su cuello y muñecas.
Con cada paso dado el pasillo daba la impresión de extenderse volviéndolo infinito. El recorrido no terminaba nunca, era eterno y eso la inquietaba aun más. La presión en su estomago aumentó al percatarse de que en esta ocasión los pasillos eran custodiados por mas guardias de los que solían verse normalmente. Nunca se requirieron mas de cuatro para escoltarla, pero este día se encontraban ocho uniformados detrás suya.
Su brazo fue levemente tironeado para que girase hacia la izquierda, tomando un camino que atravesó solo en una ocasión para presenciar lo mas salvaje que sus ojos jamás habían visto.
Hasta la actualidad seguía conservando aquella imagen horrorosa que se grabó en sus pupilas.
El pánico iniciaba a causar estragos en sus piernas, que temblaban tal cual hoja en un viento otoñal. Las paredes se teñían de oscuridad por el exceso de humedad y los suelos resplandecientes se encontraban opacos; la falta de mantenimiento abundaba sobre esta zona. Una gran puerta hecha de hierro oscuro era levemente iluminada por un pequeño foco de luz fría.
No quería entrar ahí, sabía qué es lo que hay detrás. Su caminar se detuvo al igual que su respiración, no pensaba dar otro paso más. Y como era de esperarse, los empujones detrás suya comenzaron exigir su andar.
— No voy a entrar ahí. —declaró la castaña queriendo resistirse a los empujones.
Lo que antes comenzó como una pequeña protesta se transformó en una revuelta cargada de arañones, maldiciones, golpes y patadas. Los brazos y piernas de Artemis fueron levantados y sostenidos con la mayor fuerza que cada guardia lograba ejercer.
— ¡Suéltenme, maldita sea, no quiero entrar! ¡AYUDA POR FAVOR!
Por mas esfuerzo que haya hecho, su rostro era una catarata como las que mostraban en los documentales. El saber que no recibiría ayuda no fue un impedimento para cerrar su boca, sus pedidos de auxilio, insultos y gritos guturales resonaban por cada rincón. El eco que reinaba en el establecimiento les aportaba un efecto terrorífico.
— ¡¿POR QUÉ ME HACEN ESTO?! —gritó, la fuerza de sus sollozos debilitaba su cuerpo.
Y ahí estaba. Esa silla. Aquel montículo de metal y cables con el que alguna vez tuvo pesadillas; y hoy se volverían realidad.
Extrañaba la sensación de sentir algo abullonado contra su espalda, algo cómodo, pero ahora detestaba esa sensación cuando su espalda choco contra el cuero oscuro. Sus brazos fueron apretados fuertemente contra los apoyabrazos y fue empujada con brusquedad contra el respaldo. Aun con diez manos sujetándola no paraba de retorcerse en su lugar. Su desesperación alcanzó el limite cuando escuchó un sonido mecánico y acto seguido un frío comenzaba a ejercer presión sobre sus brazos al igual que en su cabeza.
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BROKEN PARTS | Bucky Barnes ✰
Fanfiction¿Pueden las piezas ser reemplazadas una vez que se las pierde? Solo se puede decir que nunca se vuelve a ser el mismo cuando encuentras aquella parte que faltaba para completar el puzzle de tu corazón. Y ellos son la prueba. Bucky Barnes x OC