𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟑 - 𝐓𝐫𝐲𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐨 𝐬𝐮𝐫𝐯𝐢𝐯𝐞 𝐏𝐚𝐫𝐭 𝟏

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El azul profundo había terminado de bañar los campos verdes, el chirrido de los grillos y las ululaciones de los búhos formaban una melodía que transmitía una sensación de calma indescriptible y la brisa gélida de la noche abrazaba el cuerpo de la joven que caminaba sin rumbo.

Artemis abrazaba sus brazos intentando brindarse calor, aunque de todas maneras continuaba fría como un cubo de hielo. Al llevar solo una camiseta de tirantes, pantalones sueltos y los pies descalzos contra el suelo fresco, no contaba con nada que pueda brindarle calidez. Sin contar que su cabello húmedo tampoco era de mucha ayuda. Si no moría estando encerrada entre cuatro paredes probablemente la hipotermia se encargue de ese trabajo.

Su estomago rujía como un león enjaulado, desesperado, arañando desesperadamente por comida. No le importaba el alimento, solo rogaba aunque sea un pequeño trozo de algo que pueda satisfacer la fiera que llevaba dentro. Otro gruñido, esta vez provocado por su boca, se escuchó. En la oscuridad no encontraría nada, mucho menos en el medio de un campo, debería esperar hasta encontrar una civilización; que a estas alturas juraba que solo ella era el único ser en la tierra.

Desde que el sol se había ocultado por completo para llevar un nuevo día a otra parte del mundo, dejó de usar su poder para andar. En la completa oscuridad, su luz resaltaría mucho mas y no quería arriesgarse a llamar la atención, dudaba que fuera algo normal ver una luz flotando velozmente en la lejanía, por lo que optó andar a pie.

Podría jurar que no sentía los dedos de sus pies por lo exageradamente fríos que estaban. Sus piernas contaban con pocas fuerzas y pedían por parar. Pero era inútil, necesitaba seguir adelante. La planta de sus pies dolía, sobre todo la del pie izquierdo, que momentos atrás se le incrustó una roca causándole una herida no tan dolorosa pero era molesta al caminar.

Entonces vio algo a lo lejos que llamó su atención: una luz, que se reflejaba en los iris de sus ojos cansados. Exhaló aliviada, liberando vaho de sus labios. Ansiaba encontrar ayuda, alguna persona que se apiade de su alma.

El camino se volvió mas corto por sus largas y ansiosas zancadas. A medida que se acercaba, la iluminación de la lámpara que colgaba junto a una puerta le facilitó divisar lo que se encontraba a su alrededor. Era una casa hecha de madera que se notaba que estaba bajo muy buenos cuidados, parecía ser acogedora aunque no sea de gran tamaño. Las ventanas estaban cerradas, las probabilidades de que se encuentre vacía eran muy pocas, por lo que de seguro sus inquilinos se encontraban descansando. No tenía idea qué hora era, pero debía ser pasada de la medianoche.

Siguió el camino de tierra hasta la entrada. Miró el rebaño de vacas que pastaba dentro de la gran cerca, junto a este había uno de menos tamaño donde se encontraban los cerdos y un poco mas adelante se encontraba un caballo moteado de tonos marrones, que la siguió en todo momento con la vista. Artemis prefirió no mantener el contacto visual para evitar causar algún problema, podría tratarse de un caballo agresivo.

El rechinar de las escaleras de madera del pórtico se escuchó bajo sus pies descalzos. Pequeñas macetas con flores decoraban la barandilla y dos sillas mecedoras se encontraban acomodadas junto con una mesita ratona en medio; un lugar perfecto para estar en tranquilidad.

Su mano ya se encontraba alzada y hecha un puño, lista para tocar.

La duda se adueño del cuerpo de la chica. ¿Y si eran malas personas? o peor aun ¿Si la entregaban al infierno de donde escapó? ¿Es mejor que continúe sola? Quizás a eso estaba destinada: a la soledad. Nunca tuvo a nadie en quien confiar y aquel sentimiento fue su mejor amiga durante años. ¿Sera este el momento de abandonarla?

BROKEN PARTS | Bucky Barnes ✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora