BROKEN PARTS | Bucky Barnes ✰

𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟒 - 𝐀 𝐧𝐞𝐰 𝐛𝐞𝐠𝐢𝐧𝐧𝐢𝐧𝐠

No estaba muy segura como reaccionar en este momento. Temía que cualquier movimiento que haga solo asuste a las dos personas que yacían arrodilladas en el suelo temblando de miedo.

Ahí estaba. Inmóvil. Con la respiración agitada y sus manos brillando en un intenso violeta, que poco a poco se fue apagando. Lentamente llevó sus brazos hacia arriba el una señal de rendición.

Solo los sollozos de la inocente Lisa eran capaces de escucharse junto con el crepitar de la camioneta prendida fuego. La pobre mujer se refugiaba en los brazos de su marido mientras observaba a la chica delante suyo. Estupefacta, al igual que Malcolm.

Artemis respiró profundo e hizo un esfuerzo por emitir las siguientes palabras con cuidado.

— Esta todo bien, no les haré daño. No pasara nada. —susurró.

Aunque aquello solo parecía ser el detonante de una bomba.

Dos disparos certeros fueron a parar directo en las sienes de la pareja provocando que caigan sin vida en el suelo.

La castaña reprimió un grito y sintió cómo su corazón se estrujaba, sus mejillas no tardaron en humedecerse. De repente sintió como un golpe detrás de su rodilla la hizo perder el equilibrio. Buscó toda la fuerza de su ira para centrarla en su puño y lo dirigió al guardia mas cercano. Intento lo mismo con el siguiente pero no pudo. Eran demasiados.

Estaba rodeada.

Su ira fue reemplazada por desesperación al darse cuenta de que sus poderes no respondían. Buscaba su luz en lo mas profundo de su interior pero nada salía. Era en vano.

Un grito de frustración rajó su garganta mientras era tomada por cada una de sus extremidades y la arrastraban como si fuera un animal del zoológico que acababa de escaparse de su jaula.

En un abrir y cerrar de ojos ahí estaba. Los pasillos interminables grises, el aroma a húmedo, el gélido ambiente. Sus intentos de zafarse del agarre de los guardias se volvió mas fuerte cuando vio aquello que mas detestaba: La silla.

Esa maldita silla que deseaba que fuera para matarla en vez de borrar su esencia para volverla el monstruo que tanto evitó ser.

— ¡POR FAVOR NO! ¡NO LO HARÉ OTRA VEZ! ¡LO JURO! —gritó entre tantos llantos.

Su espalda sonó duro contra el respaldo. Ya sus manos y pies se encontraban atados con las barras de metal. El sonido mecánico y lento del aparato acercándose a su cabeza y ejerciendo cada vez mas presión en ella la alteraron aun más.

— No, no, ¡NO! ¡YO NO QUIERO ESTO! —otro grito gutural fue expulsado de su garganta. Todo su cuerpo temblaba.

Solo quedaba que bajen una palanca para borrar todo lo que era.

— ¡AYUDA POR FAVOR! —cerró sus ojos con fuerza implorando que ocurra un milagro.

La palanca fue bajada y la corriente eléctrica atravesó cada uno de los cables hasta desembocar toda la energía en la cabeza de la chica castaña que no paraba de gritar y suplicar clemencia. Sintió como si sus cuerdas vocales fueran a romperse cuando el primer choque eléctrico hizo contacto con su cerebro.

Entonces sus ojos se abrieron.

— Cariño, escúchame, tranquila. —habló una voz alarmada— Estoy aquí. Respira conmigo ¿si? Todo esta bien, solo respira.

Su corazón latía a mil por hora, le costaba hacer que el aire ingrese a sus pulmones. Solo era capas de ver en dónde se encontraba gracias a la luz cálida de una lámpara. Estaba confundida. No entendía lo que había ocurrido, solo que Lisa estaba justo delante suyo, en camisón y con una mirada muy preocupada.