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—¡Llegamos, llegamos! —chillaron ambos niños levantándose de su lugar, listos para recorrer todo el zoológico.

—Sí, sí, Grace vienes conmigo —ordenó Jason tomando su mano y alejándola de Harry—. No creas que no me di cuenta de tu comportamiento, señorita.

—¿Y qué fue lo que hice? —cuestionó con el ceño fruncido.

—Me desobedeciste todo el tiempo, solo estabas detrás de Henry.

—Harry, se llama Harry.

—Ay, sí, como sea —susurró rodando los ojos—. Harry esto, Harry aquello... ¿sabes que Harry no es el único niño del mundo?

—Lo sé, pero es mi amigo.

—Señor Todd —llamó la mamá del niño acercándose a ellos—. ¿Puedo encargarle a Harry? Necesito ir al baño.

Jason miró al menor de arriba a abajo. Estuvo a punto de decir que no, pero su plan malévolo sería más fácil con eso. Sonrió y asintió.

—Gracias —le dijo para después voltear a ver a su hijo—. Cariño, obedece al señor, ¿de acuerdo?

—Sí mamá —respondió soltando su mano y corriendo hacia el lado de la pelirroja.

—De este lado —exclamó con tono autoritario el petirrojo, señaló su lado izquierdo para que él se pusiera ahí.

Empezaron a caminar junto al resto del grupo. La maestra daba instrucciones sobre que no se alejaran de sus padres y las reglas del zoológico. Todos los niños estaban emocionados por iniciar con el recorrido, en especial el par de amigos que ansiaban encontrar osos (los animales favoritos de ella) y pingüinos (favoritos de él).

—¡Mira, Grace, un tigre! A mí también me gustan los tigres —exclamó feliz el de ojos color miel.

—¿Ah sí? ¿Te gustaría entrar a la jaula de los tigres? —propuso el mayor viéndolo con atención.

—Uhm... no —susurró con algo de temor.

—Bueno, tú te lo pierdes.

Después de unos segundos, el de mechón blanco soltó la mano del niño para "hacer que se perdiera". Pero él fue más listo y de inmediato volvió a tomar su mano. Intentó hacerlo de nuevo, pero obtuvo el mismo resultado.

—Muchas gracias por cuidarlo señor Todd —llamó la mamá del niño. El chico sonrió falsamente y le entregó al menor.

Gruñó frustrado porque su plan había fracasado. Pero ya encontraría otra manera. Debía hacerlo.

Llegaron hasta donde estaban los osos, Grace corrió emocionada a acercarse lo más que pudo para apreciar a esos lindos animales. Jason suspiró cansado (esa niña sí que tenía mucha energía), se quedó detrás esperando el momento en que ella decidiese volver.

—¿Y dónde está tu mamá, niña Todd? —preguntó la dichosa Lyra en un tono burlón, mientras se acercaba a la mencionada—. ¿O acaso estás sola?

—Vine con mi papá.

—¿Ah sí? Pues yo no lo veo.

—Voltea —habló el chico en un tono serio. Ambas niñas voltearon al escuchar su voz—. Ya lo viste.

Grace sonrió y corrió hasta quedar frente a él. Tiró de su mano para llevarlo más cerca del lugar en donde estaban los osos.

—Presiento que es ella quien te causó el moretón... ¿estoy en lo correcto?

—Mira, ese oso es muy pequeño —comentó señalando hacia enfrente, ignorando por completo lo que había dicho su papá.

—Grace —llamó en un modo un poco molesto. Ella volteó a verlo, sabía que tenía que responder a su pregunta.

Por ella... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora