Grace miró a todas las niñas alrededor del salón, todas acompañadas de sus padres, o tal vez era algún tío suyo o hermano, no lo sabía, y tampoco le interesaba, solo podía pensar en su tristeza por no tener a su padre consigo. Iba acompañada de los chicos Wayne, quienes se negaron a dejarla sola, mientras Jason no estuviese ellos se encargarían de ser como los padres de la pequeña pelirroja.
No estaba segura de si podía soportar tanto tiempo sin poder ver a su padre o hablar con él, sentía un enorme vacío y gran miedo. Desde el primer momento ellos habían conectado, Jason había encontrado a luz de sus ojos y ella a su príncipe azul. Eran como mejores amigos al momento de jugar, en un principio resultó difícil para el petirrojo el poder acoplarse a cuidar de una menor, pero cuando la escuchó reír... esas risitas se volvieron como la energía que necesitaba, en ese momento supo que haría lo que fuese con tal de seguir viéndola así: feliz.
—¿Quieres bailar?
Negó con la cabeza mientras abrazaba a su osito de peluche. Ted Hood era lo único que le recordaba a su padre, ¿sería mucho tiempo así? ¿Lo volvería a ver? ¿O se había ido para no regresar?
Las lágrimas recorrieron sus mejillas, las limpió de inmediato al pensar que algún niño podría verla y burlarse. De hecho Lyra y otras niñas ya habían ido a preguntar en donde estaba su padre, pretendían reírse por llegar sola, pero los chicos aparecieron detrás dejándolas en silencio, sin embargo no fue suficiente para ella, quería a Jason, solo a él.
—Me quiero ir —pidió a punto de soltarse a llorar.
—Princesa, pero acabamos de llegar —replicó Dick acariciando su mejilla—. ¿Estás segura?
—No me siento bien —insistió apretando al pequeño oso de peluche—. T-tengo miedo... mucho miedo.
—¿Miedo? ¿A qué? —preguntó con preocupación Tim.
—No sé, solo me quiero ir.
Siguió mirando a su alrededor, la mayoría de las niñas reía mientras sus padres les daban vueltas o entre ellas presumían que tenían al mejor papá del mundo. Se sentía sola, Jason no había hablado más con ella por semanas, no sabía nada de él y al parecer nadie más sabía algo sobre el segundo petirrojo. Miró su vestido rosa con brillos, no quiso que le compraran otro vestido, insistió en usar el que una vez Jay le compró, igualmente se puso la pulsera que le había regalado en su cumpleaños.
—Está bien, nos vamos.
Los cinco salieron del salón, Grace lloró en silencio durante el transcurso hacia la mansión, en cuanto llegó ahí corrió a encerrarse a su habitación, Bruce le preguntó sobre lo que le sucedía pero ella no habló.
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La pelirroja estaba acostada en su cama cubierta con sus mantas color rosa, abrazaba con fuerza el oso intentando calmar el sentimiento de tristeza que sentía en su corazón.
La puerta se abrió con sumo cuidado, ya estaba a punto de cerrar los ojos para dormir pero el ruido la despertó, todo estaba oscuro así que se asustó un poco. Se sentó en la cama tomando las mantas como su posible protección en caso de que se tratase de un zombie.
—Me dijeron que un dulce angelito me estaba esperando.
La pelirroja abrió los ojos ampliamente, los talló pensando que se trataba de un sueño.
—¿No me vas a saludar?
—¡Papá! —chilló sintiendo que la alegría volvía a su ser, que toda la felicidad regresaba al hogar y los colores volvían—. ¡Papá!
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Por ella...
FanfictionAmber va en busca del padre de su hija, para salvarle la vida de una enfermedad que la aqueja. Jason debe aprender a ser padre y tal vez, dejar a un lado su vida nocturna. Hará todo por ella; ser su donante y salvarle la vida, contarle cuentos inf...