¡Tu ordenas, yo obedezco!
Diversos escenarios protagonizados por ti junto a Cinco Hargreevs y Aidan Gallagher, ¡Haz tu pedido por mensaje privado!
Debe contener:
×Nombre de la protagonista. (Tuyo o el que más te guste)
×Escenario(s).
×Situación.
×Ed...
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Tiffany y Cinco se odiaban más que nada en el mundo, desde los ocho años habían sido competitivos entre ellos hasta la madura edad de diecisiete.
No sabían nada acerca del fuerte sentimiento que había entre ellos, desde niños querían ser mejor que el otro y era raro ya que sus poderes no eran para nada iguales. Cinco viajaba en el tiempo y espacio y Tiffany controlaba los elementos junto a la electricidad.
Reginald notó la actitud que tenían ambos con el otro y la mayor solución que hayó a esto fue hacerlos pasar más tiempo juntos hasta que aprendieran a llevarse bien, así fue desde los catorce, entrenaban juntos, se sentaban juntos, iban a las misiones juntos, incluso sus habitaciones estaban juntas.
---- ¡Número Ocho, no controles tus golpes!---- gritó Reginald.
Cinco y Tiffany entrenaban y vaya que ya estaban cansados, sus cuerpos sudaban y dolían, el cabello se les pegaba a la frente y sus respiraciones desenfrenadas hacían que sus pecho subieran y bajaran.
Algo un poco... Satisfactorio entre ambos.
---- ¡Peleen!---- dió la salida el viejo.
Ambos se acercaron al otro de nuevo comenzando otro combate. Cinco usaba su poder para escapar de los golpes pero Tiffany siempre lograba ponerle trampas gracias a sus poderes.
Cinco bajó en un giro enredando su pie entre los de ella para hacerla caer al piso, con otro movimiento la hizo darse vuelta y así dejarla atrapada abajo de él con su rostro golpeando el frío suelo.
Casi siempre que él "ganaba" tomaba el tiempo de apreciar el caos que era ella, físicamente hablando, después o durante los entrenamientos pues su anatomía sudada la hacía ver de una manera... Madura...
Y gracias a este descuido y que Reginald aún no presionaba el botón de su reloj, Tiffany aprovechó y le dió la vuelta ahora estando ella arriba de él, en su regazo.
---- ¡Tiempo!---- gritó el canoso---- Buen trabajo, número de Ocho. Ya puedes liberarlo.
Pero ella y él seguían mirando como sus pulmones gritaban por oxígeno, sus labios entreabiertos, el sudor corriendo por su piel y las venas de sus cuellos sobresaltadas. No era la primera vez que sus peleas, ya fueran entrenando o fuera dé tenían una tensión bastante, subida de tono.
---- ¡Número Ocho, abajo!
Tiffany reaccionó y lo dejó sólo, pues se fue de ahí inmediatamente hacia su habitación para tomar una ducha. Cinco la imitó y usó su poder, pues después de aquello no podía ir por la academia caminando y que alguien lo viera... Ya saben, abajo... Ajá.
