Los cerealitos avanzaron velozmente sobre esta improvisada rampa recién formada, ahora que había terminado de solidificarse, ¡todos pudieron notar que se trataba de manteca!
Los chococitos fueron tomados desprevenidos ante tal mantecosa táctica de combate, pero el clan Garte respondió rápido al reunir las vasijas con chocolate hirviendo en su interior.
"¡Suelten al Kraken!" ordenó Paka Garte con su rostro completamente endurecido por la batalla y su parálisis facial de siempre.
Los conejos arrojaron el sabroso, pero mortal, chocolate derretido; a través de la rampa creada recientemente por sus enemigos.
"Chambelán Paka, lamento preguntar esto, pero, ¿de dónde salió eso del Kraken?" preguntó Lola Mento, notablemente confundida ya que sus ojos revoloteaban para todos lados de forma absurda e innecesaria.
Igor Dito también se sumó a la pregunta con genuina curiosidad:
"Yo también quiero saberlo. ¿Qué tiene que ver el Kraken con los chocolates?"
Para estos sujetos, la batalla no parecía tan importante en relación a entender este asunto.
"¡Jeje! Novatos, lo entenderán muy pronto, se los juro por mí prestigioso nombre", aseguró Paka Garte con una sonrisa invisible en su estático rostro. Todos se miraron entre sí, estando algo confundidos, y la batalla continuó con normalidad.
Los galletoides comenzaron a tener problemas al intentar ascender hacia la parte superior de la muralla, debido al chocolate caliente que se pegaba de forma contundente en sus patas de galletas de arroz. Pero ninguno de estos chilló o se quejó. No parecían sentir dolor alguno.
"Como sospechábamos, no son seres vivos, ¡se trata de engranajes de arroz!" comentó el rey Charletta mientras se esforzaba por intentar ver algo de lo que sucedía en el campo de batalla. El barril sobre el cual estaba parado no era suficiente para compensar su baja estatura y lograr que pueda observar la totalidad del panorama.
"Si quieren maquinaria pesada, les daremos de esta. ¡Traigan a los Mecano!" ordenó el general Lacome, mientras agitaba su escoba de forma intimidante.
El chocolate derretido había ralentizado considerablemente el ascenso de los Cerealitos por la muralla y les dio tiempo suficiente a los Chococitos para traer a unos enormes engranajes de chocolate, en forma de tuercas, que lucían solidos por fuera.
Los Mecano giraron hacia abajo con violencia, desde lo alto de la muralla, arrasando con los enemigos que intentaban ascender. Pero los Cerealitos sintieron el verdadero terror solo cuando estos se estrellaban de lleno en contra uno de ellos y finalmente se rompían; liberando el golosinoso contenido que poseían en su interior.
¡Estaban rellenos con dulce de leche caliente! Y no del repostero, sino, clásico y con abundante azúcar.
Los invasores no contaban con esto. ¡Que apoteosis! ¡Que increíble despliegue de medios! Habían sido completamente sorprendidos ante esta dulce y eficaz táctica de batalla.
Finalmente, los asesinos cereales se vieron obligados a desmontarse y abandonar a sus ineficaces galletoides, con sus enormes cuerpos, que nada podían hacer para esquivar las tuercas de chocolate relleno con dulce de leche que descendían desde la parte superior de la muralla constantemente.
El miedo instintivo a convertirse en algo con abundante azúcar y repleto de calorías, superaba considerablemente a su entrenamiento militar básico y ya no podían permanecer calmados.
Por suerte para ellos, gran parte del chocolate derretido ya había sido disipado de la mantecosa superficie, formando ahora una capa de manteca bañada totalmente en chocolate. La verdadera batalla comenzó desde este punto.
"¡Este es nuestro turno, agiten sus armas y al ataque!" exclamó el general, lanzándose hacia la rampa de chocolate y manteca.
~ ¡PaF! ~
Su escoba se agitó con delirio, mientras barría con facilidad la superficie de enemigos.
"¡Lo bajo en calorías jamás prevalecerá!" gritó con euforia mientras descargaba una lluvia de ataques sobre los cerealitos.
Aunque era solo una escoba de madera, su poder no podía ser subestimado de ninguna forma. Cada Asesino Cereal que rozó la escoba, salió disparado con fuerza hacia el horizonte. ¡Claramente no era normal!
Los soldados chocolatosos que seguían a Lacome eran veteranos, equipados con armadura ligera de chocolate de primera calidad, cubierta por un delicado vestido de sirvienta; armados con puntiagudos bastones de caramelo y una determinación sin igual.
Las hadas comenzaron a arrojar polvos azucarados debilitantes, mientras volaban sobre las cabezas de los cerealitos. Este sería su último aporte en esta batalla, pero extremadamente eficaz en contra de este enemigo tan poco dulce.
Los chococitos continuaron empujando a sus enemigos hacia abajo lentamente hasta llegar a un punto muerto. Pero, en ese momento, los hombres y mujeres conejos del clan Garte saltaron por encima de las cabezas de todos; cayendo sobre los desprevenidos cerealitos que debido al dulce de leche, al chocolate y a los polvos azucarados; ahora ya estaban completamente dulces y débiles.
"Clan Garte ¡a comer!" indicó Paka Garte con euforia.
Lo que siguió luego, fue una deliciosa masacre unilateral donde lo dulce y extra calórico dominó completamente a lo salado y bajo en calorías.
Los cereales sin azúcar y las galletas saladas fueron desmembradas. Los pedazos de los cerealitos se esparcieron por todo el suelo; que ahora estaba cubierto de galletas de arroz y trozos de cereales partidos.
Pero los conejos eran realmente voraces e incluso el batallón de elfos gordos se sumó al festín.
La cumbre del reino se reunió en un punto al notar que el enemigo huía despavorido.
"Parece que se escapan aterrorizados en dirección hacia el portal interdimensional... ¿Deberíamos perseguirlos?" preguntó Igor Dito, mientras masticaba una pata bañada en chocolate de un galletoide al azar que recogió del suelo.
El general Lacome observó el ahora azucarado campo de batalla durante algunos momentos y sentenció:
"No es necesario, dejemos que nuestros valerosos soldados se den un festín hoy".
La fiesta no tardó en iniciar y todos comenzaron a comerse a sus enemigos felizmente. Incluso las hadas lucían bastante glotonas con sus puntiagudos dientes en forma triangular, mientras devoraban varias veces su peso corporal en un corto periodo de tiempo.
"Lamento interrumpir la comida, pero quiero preguntarle sobre el asunto de antes..." dijo Lola Mento, recordando algo, mientras desviaba uno de sus ojos en dirección hacia Paka.
Al escucharla, Igor Dito también recordó sobre este importante tema inconcluso y preguntó:
"¿Qué pasó con el asunto del Kraken?"
Paka Garte los observó durante un momento a ambos y dibujando una apreciable sonrisa en su rostro, moviendo sus orejas, sus bigotes de conejo y pestañando 3 veces seguidas, respondió con total naturalidad:
"¿Que Kraken?"
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La Sociedad Loca ✔️ Cuento corto (comedia) ✔️ Completa
Short StoryUn elfo gordo con aires de grandeza, un hada con retraso mental y que siempre se lamenta por todo, un conejo estafador que sufre de parálisis facial severa, un rey enano que solo sabe chillar en exceso y un poderoso héroe legendario que disfruta de...