Capítulo 05: Situación inesperada

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Los conejos gordos del clan Garte miraron el enorme portal con codicia en sus ojos y no dudaron demasiado en abalanzarse sobre este. Su clan había trabajado muy duro para crear esta enorme infraestructura de chocolate y lograr una estafa perfecta; pero finalmente había llegado la hora de poder disfrutar de sus esfuerzos chocolatescos.

En este momento, si no fuera porque sufría de parálisis facial severa, Paka tendría una enorme sonrisa ancha en su rostro.

Según la profecía escrita en la tableta ancestral de los mandamientos y ordenanzas, en este preciso lugar, algún día se alzaría un portal interdimensional desde donde una raza guerrera invadiría a este mundo y lo destruiría todo. Esta leyenda había sido transmitida por generaciones y, a pesar de que ya no contaban con la tableta de chocolate original en donde se escribió esto, los detalles de esta historia todavía eran conocidos por casi todos los ciudadanos de la nobleza del reino de Chocolina.

Paka Garte usó como base a esta leyenda para dar forma a su plan maquiavélico y estafar a todos en el reino con un solo movimiento. Por supuesto que esto no sería posible sin hacer uso de las habilidades superiores de su clan en el arte de crear infraestructuras gigantes en chocolate. De hecho, este enorme portal de chocolate que parecía grotesco y resistente, en realidad, estaba completamente hueco por dentro. Esto era normal; ya que la cantidad de chocolate necesario para crear algo así, y que fuese totalmente sólido, sería impresionante.

Pero, mientras la mente del conejo divagaba sobre las distintas cosas que usaría con todas las riquezas que recibiría, como los ricos dulces del clan Mento, un conejo gordo mordió algo duro a la distancia y uno de sus dientes se disparó desde su boca.

Los demás conejos también se encontraron con este extraño problema. Sus dientes no lograban penetrar profundo en la capa de chocolate.

"¿Qué está sucediendo...? ¡Esto no es posible!" chilló uno, escandalizado.

Luciendo molesto, Paka Garte tomó su chocoteléfono y marcó rápidamente.

"¡El maldito portal de chocolate que diseñaste está duro como si fuera de metal! ¿Qué está pasando?" preguntó el conejo, enfurecido, mientras sostenía un artilugio extraño, cuyos números eran de chocolate y cuya antena lucía como un bastón de caramelo.

Una vos temerosa se escuchó desde el otro lado, explicando:
"Lo siento mucho, señor Paka. Debido a que nos presionó demasiado con los tiempos de entrega, decidimos utilizar como esqueleto de nuestra estructura a un portal que curiosamente ya existía en la localización aproximada que nos indicó y simplemente lo recubrimos con nuestro mejor chocolate para cumplir con el pedido a tiempo".

"¿De qué estás hablando, Willis? ¡Nunca antes hubo tal cosa aquí!" se quejó Paka con Willis, el diseñador de la chocolatosa infraestructura gigante.

La conversación se acabó súbitamente luego porque, en ese preciso momento, toda la infraestructura se iluminó y la capa exterior de chocolate comenzó a derretirse a velocidad visible, revelando algo macizo y oscuro que comenzaba a brillar con fuerza, y derretía la cubierta de chocolate del exterior. ¡El verdadero portal interdimensional se había activado!

« ¿Acaso un verdadero portal interdimensional se está activando? ¡Maldición! Que abominación, mí chocopoder no será suficiente y mucho menos eficiente. Tendré que retirarme de este lugar escalofriante y buscar a un verdadero héroe... ¡Sí lo haré! ¡El general Lacome sabrá que hacer! » pensó Paka, mientras se alejaba del lugar con grandes brincos de conejo.

Pero al voltear la cabeza, pudo observar una imagen que jamás olvidaría en toda su coneja vida.

Unos sujetos con forma de cereales, sin azúcar, comenzaban a emerger desde las profundidades del enorme portal y montaban sobre unas extrañas criaturas con forma de galletas de arroz que tenían cuatro largas patas. Estas últimas tenían movimientos algo robóticos, como si no fueran seres vivos reales y además lucían bastante light.

¡No había un gramo de azúcar en estos desagradables invasores!

Totalmente conmocionado, y con temor no notable en su paralizado rostro, Paka Garte chilló para si mismo:

"¡Oh, no! Es como narra la vieja leyenda... no puedo creer que sea totalmente cierta... ¡Son los Asesinos Cereales y sus Galletoides!"

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PD: Si todavía no notaste que el autor sufre algún tipo de trauma raro con los dulces, es porque no estuviste prestando mucha atención.

PD: Si todavía no notaste que el autor sufre algún tipo de trauma raro con los dulces, es porque no estuviste prestando mucha atención

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