My beautiful moon [Reki X Langa]

Silla vacía

POV. Reki

Langa está triste.
No me lo ha dicho directamente pero yo lo sé, lo puedo suponer por varias señales que dió con solo una corta llamada de navidad que tuvimos hace rato.
Conozco a Langa bastante bien, no al nivel al que lo conoce su madre pero a mi propia manera puedo entender lo que piensa o siente en varias ocasiones, y hoy está triste, muy triste.

Lo sé porque aunque su voz normalmente no es muy alegre es tranquila pero cálida y da paz cuando la escuchas, pero hoy su voz se escuchaba de otra manera: La voz se le cortaba y su respiración estaba agitada, tal y como si acabara de llorar, y eso tampoco es muy normal porque casi nunca llora, o al menos no conmigo o con los demás.

En su casa puede ser completamente diferente y yo no tengo manera de saberlo, porque aunque somos pareja no vivo con él y aunque conozco bastante sobre su vida no lo conozco todo, y nunca lo haré.

Langa está triste el día de hoy, más triste de lo que lo estaría otros días, porque es la primera navidad que va a pasar sin su padre, y aunque sé levemente lo que siente porque yo también lo sentí, las circunstancias son distintas.

—Eso es cruel, y mucho.

—¿Qué es lo que es cruel?

—¿Koyomi?— pregunté al verla parada en la puerta de entrada sosteniendo varias bolsas— ¿Llegaste tan rápido?

—Sí, te dije que solo iría a comprar un poco de carne y condimentos para la comida porque mamá llegará un poco tarde— contestó dejando las compras en la mesa y al voltear a verme solamente se soltó a reír durante un largo rato.

—¿Ahora que te pasa?— ella señalo el horno— ¡Oye! No se está quemando nada, no debes actuar así.

—El hecho es que no se está quemando nada porque nunca lo prendiste en primer lugar. ¡Mira! Está apagado aunque la comida lleva veinte minutos adentro más fría que el hielo— aún sin dejar de reír se acercó y lo prendió, después reinició el temporizador y se sentó en el piso, después de ella yo lo hice y quedamos viéndonos de frente.

—¡Te juro que sé cocinar!

—Pero solo sabes hacer postres, no negaré que te quedan bastante bien pero no sabes cocinar si te sacamos de la zona de los postres— dijo sonriendo— y calentar la comida está fuera de esa zona... Aunque en realidad es muchísimo más fácil que hacer un postre.

—¡Dije que si sé cocinar!

—Dile eso a las maestras de economía doméstica de tu primaria— susurró— ¿Y bien?

—¿Qué pasa?

—No contestaste a mi pregunta de hace rato ¿Qué es lo que es cruel?

—¿Qué es cruel?

—Hace rato lo dijiste ¿Lo olvidaste tan rápido?

—No, no lo he olvidado, mi memoria es buena.

—Lo sé, pero eso no responde a mi pregunta. ¿Qué es cruel?— preguntó otra vez sonriendo mientras sus ojos se clavaban en los míos tratando de sacar una respuesta de mi mirada.

Cerré mis ojos cuando el contacto visual que estaba haciendo con ella empezó a incomodarme y después de pensarlo unos segundos contesté.

—Es cruel que tú y yo tengamos un padre y que las demás personas no.

—Tu dices que tenemos un padre, pero ¿Y si no es así?

—No puedes decir que no tenemos porque siempre lo hemos tenido, pero que quiera estar con nosotros y que sea un buen padre ya es un asunto completamente diferente— ella asintió y volteó a ver la puerta.