Día 4

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-Muchacho. Debes escuchar lo que diré -  dijo el psiquiatra – la chica que llamas Elyssa…

-¡Es real! Yo sé que lo es. – dije interrumpiéndolo abruptamente.

-Claro. Si pues en realidad quería hablarte de tu accidente…

-Pues hable, que lo estoy escuchando.

-Elyssa es parte de tu accidente.

Asentí brevemente y con un gesto lo invité a seguir hablando.

-Elyssa Marie Crosswell ahora una mujer de 20 años, la conoces desde que eran niños, siempre fue tu platónico y el día que decidieron huir juntos de esta maldita ciudad tuvieron un percance, creo que recuerdas que ella gritaba tu nombre y te pedía que huyeran juntos para siempre. – dijo Cooper con tono melancólico.

- Continúe. – dije sin ánimos.

- Tu caíste desde un acantilado hacía un río, en donde lograste de alguna manera atascarte entre unas piedras, comenzabas a balbucear poco a poco, y gracias a la chica logramos encontrarte, sin embargo despertaste con amnesia total y con ataques de ira, es por eso que estás encerrado en esta clínica. Lamentablemente a la chica sólo logré conocerla una vez, pues ella sólo fue a verte la vez que te internaron tras tu caída. Ella sólo esa vez te visitó y luego de unas semanas recibimos a una paciente que coincidía con la imagen de Elyssa, estaba hecha un lío, con ataques de pánico y ansiedad, la joven desapareció al día siguiente de haber sido hospitalizada aquí. Ella siempre dibujó rosas azules, así como la que tienes en tus manos ahora. De alguna manera sus familiares hicieron caso omiso al aviso que les habíamos enviado del escape de Elyssa tras haber sido internada, aunque buscamos incansablemente… Jamás la encontramos, al menos no viva. – suspiró y se detuvo.

-E-e-entonces…- comencé a tartamudear. – Ella debe seguir viva, si… Ella vino a visitarme, ella es real. Ella es real. – lo decía más como para convencerme a mí mismo de que la chica existía.

Me sentía inconsolable, seguí llorando y estrujando la rosa que se encontraba entre mis manos. Recordaba lo que cierto filósofo había mencionado “¡Tarde te amé, hermosura tan exquisita y tan vulnerable, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas frente a mí y yo ciego y por pensamientos te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste en mí. Tú siempre estabas conmigo, más yo no lo estaba contigo. Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y clamaste y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, fugaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, abrázame en tu paz.”  Creo que había sido importante, de alguna manera cambié algunas de las palabras para poder adecuarlo a mi situación. Será algo triste y dolorosa pero en realidad atesoro esos pequeños recuerdos que obtengo poco a poco al lado de mi hermosa Elyssa. Comienzo a recapitular mi vida, yo sabía que lo que haría era salir de aquí, de esta ciudad, de este dolor que comenzaba a acrecentarse en mi pecho, de nuevo me hallé sin ánimos para seguir hablando.

-Vete.- le dije al médico.

-Pero Christopher tienes que-.

-No. – lo interrumpí de nuevo.

-Está bien, me voy.- dejó la habitación dejándome solo.

¿Alguien que me explique qué es lo que está pasando por mi cabeza por favor? Sigo hecho trizas después de lo que dijo Cooper, me siento tan débil y vulnerable, es algo detestable. Aunque de alguna manera logro conciliar el sueño, sigo apareciendo frente a la fuente donde la vi por primera vez tras mi accidente, o pues mejor dicho caída. Cooper me comentó que mi caída había lastimado partes de mi cerebro, mejor dicho que me había golpeado fuertemente y por eso la amnesia, la cual creía que era temporal. En estos momentos es cuando pienso si es que tengo familiares que me quieran a su lado.

De pronto entre la luz de mis sueños y de la realidad escuché la voz de una chica, quizá sería Camile; pero cuando abrí mis ojos para lograr percibir la imagen, caí en cuenta que no era Camile, si no Elyssa.

Sentada en la orilla de mi cama viendo como reaccionaba ante su mirada, comenzó a decir algo que para mí fue inaudible, fue entonces que decidí sentarme para permitirle estar más cerca de mí.

-Christopher Collingwood.

-Elyssa Marie Crosswell.

-¿Cómo te va?

-Bien. ¿A ti?

-Bien.

-Vive.

-Muere.

La última palabra me hizo temblar. Me alejé de ella, parándome de mi cama y caminando hacía la ventana en donde se encontraba una mesa de noche y una lámpara.

-Christopher. No huyas de mí. Ya no más.

-No.

-No te haré daño, veo que haz olvidado nuestro pequeño juego; vamos, no quiero que mueras. Si no quien será el acompañante de mis aventuras y mis locuras. – entonces hizo lo que jamás pensaría que haría.

Me abrazó.

Me besó.

Ahí sentí que todo regresaba a su lugar, ella conmigo y yo con ella. Sus labios con los míos, su dulce tortura y doloroso pasado.

Lo cierto es que ella tiene una triste verdad, en su familia nunca fue querida. Ella era la hija mayor de los tres, sin embargo sus hermanos,  Elliot de ahora 18 años y Ethan de 14 años eran los preferidos de sus padres, la realidad era que ella había sido encontrada frente a su puerta con una nota que decía “Aquí está tu hija.” Lo cierto es que su padre había tenido una aventura con la madre biológica de Elyssa y la ahora madre adoptiva de ella nunca la aceptó debido a ese acontecimiento, lamentablemente su padre tampoco la quiso.

Pasaba las noches en vela haciendo lo que nadie debería de hacer, cortándose y lastimándose a ella misma. Fue doloroso para mi enterarme, porque la encontré un día haciéndolo encerrada en su habitación. Válgame sé que sonó como si fuera un acosador viéndola por detrás de su ventana pero no es eso, lo que pasa es que yo era su mejor amigo tenía un privilegio con las llaves de su departamento, sí ella vivía sola.

Todo alrededor de ella estaba hecho un lío, el piso lleno de cuchillas cubiertas de sangre. Ella estaba llorando, lo habían hecho otra vez. Lamentablemente como ya les dije en su casa simplemente la detestaban, si la veían la golpeaban sobretodo sus hermanos, su padre siempre ausente y a veces le ayudaba mandándole un ingreso mensual pero eso dejó de llegar desde que cumplió la mayoría de edad. Colline, su madre adoptiva la quería, pero más bien como una esclava, la castigaba cada vez que hacía algo mal. Simplemente todo era horrible.

Cuando se alejó de mí después de abrazarme y besarme, me llené con un gran vacío. Definitivamente no quería que se fuera de mi lado. Volví a acercarme a ella con un gran dolor y comencé a decirle todo lo que Cooper me había dicho acerca del accidente y como ella supuestamente había ingresado al hospital tras haber sido traída por una ambulancia.

-Lo recuerdo bien. – dijo ella.

-Cuéntame, por favor. – imploré.

-Prométeme que me escucharás y después no me juzgarás.-

- Lo prometo. – dije y la abracé. – Sabes que siempre estaré a tu lado.

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wohooo

Procuraré subir los fines de semana nwn MUCHAS GRACIAS

Pueden hacerme preguntas de lo que quieran n3n estoy dispuesta a contestar, también díganme que les parecería que hiciera un capítulo con el punto de vista de Elyssa el día del accidente:3

Christopher Collingwood en multimedia c:

Vale, l@s quiero :D

-Eliimay Valdez


Se Real, Se Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora