Capitulo tres

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— No lo entiendo, ya deberíamos haber llegado. —

La noche llegó con rapidez, el viento soplaba más de lo normal y el clima tampoco ayudaba pues empezaba a hacer cada vez más frío a pesar de estar en plena primavera, sin mencionar la niebla que cubría el bosque, tan densa que apenas podía ver por donde caminaba el caballo.

Blaise, confundido, miraba hacia todas direcciones intentando ver donde estaba, pero con la oscuridad de la noche, más la niebla, no era nada fácil. El camino parecía eterno y cuando se dio cuenta estaba llendo por un camino cubierto de nieve y los árboles secos parecían estar muertos desde hace tiempo.

— Será mejor que volvamos. —

Solía hablar con su caballo durante los viajes largos, lo hacía no sentirse solo, pero seguramente lo hacía verse como un loco, justo ahora, eso era lo que menos le importaba.

Antes de que pudiera darse la vuelta un aullido lo hizo perder la sangre del rostro, pero eso no se detuvo ahí. Más aullidos empezaron, acompañando al primero.

El caballo empezó a ponerse histérico cuando Blaise, aterrado como estaba, intentó darse la vuelta y vieron de frente a una manada de aproximadamente seis lobos.

El caballo negro, como ningún otro, relincho y se puso en dos patas. Blaise se sostuvo con fuerza para no caer y en un abrir y cerrar de ojos el caballo corría a toda velocidad. No sabía a dónde iban, pero no era como si le importara cuando una manada de lobos lo seguía por detrás.

Blaise temblaba, mirando a todos lados para buscar una salida, un lugar para esconderse o un lugar lindo para morir, cualquiera de las tres era aceptada por el chico, aunque prefería evitar la última.

Tan distraído estaba que no tuvo tiempo de sostenerse cuando el caballo salto sobre un tronco haciendo que todo saliera volando, incluyendo a Blaise. El caballo continúo corriendo, para suerte de Blaise, pues los lobos se distrajeron con el ruido que hacía al relinchar y correr que no lo notaron.

El chico se puso de pie, sintiendo casi de golpe el frío que hacía, aún podía sentir su corazón ir a una velocidad poco normal, pero la adrenalina bajaba poco a poco y con eso llegaba el frío. Se vio perdido en el medio del bosque, nevaba como si fuera diciembre y la niebla no se iba.

Se abrazó a si mismo, tomó lo que pudo de las cosas que se habían caído del caballo, como la comida y el agua. Si iba a estar bagando por el bosque tendría que tener algo para comer o sería inútil siquiera intentar algo.

Caminó a paso lento aún con temor y temblando de frío, se arrepintió infinitamente de no haber tomado más ropa cálida como le había sugerido Pansy, pero sobre todo de no escuchar a su esposa cuando le dijo que no debía ir al bosque.

Su Pansy ¿Que pensaría cuando no lo viera llegar? ¿Cómo estaría su hijo? Jamás cumplió su promesa de ser el padrino de Draco el día de su boda, sospechaba que si moría ahí, no podría ser el padrino de nadie más.

Como si los dioses le dieran otra oportunidad, frente a él apareció, casi de la nada, un imponente castillo. Corrió hacia él lo más rápido que le permitieron sus piernas. La primera puerta, que separaba al castillo del bosque, estaba abierta, la niebla se dispersó dejándolo ver mejor.

Había muchas casas detrás del castillo, podía verlo, pero lo que más resaltaba, obviamente, era que en la entrada del reino había un castillo, grande como ningún otro que el hubiera visto antes, incluso abrió la boca de impresión.

¿Que hacía eso ahí? ¿Por qué poner un castillo frente al reino? ¿No debería ser el castillo el que esté enmedio del reino o en lo más alto? Pero lo más importante ¿Que había pasado con la gente? Las casas que lograba ver se veían en muy mal estado, abandonadas y el castillo no era la excepción, parecía que estaba en ruinas incluso. No le importó y entró como si le perteneciera, dentro no era mucho mejor, hacia frío, pero era lo suficientemente cálido para que dejara de temblar.

Su mirada se paseo por el castillo, no era común, de hecho, el reino no era nada común en general. Nunca había visto un castillo frente a un pueblo, dándole la espalda a su reino, pero si lo veías de otra perspectiva, parecía que los protegía, pues en caso de cualquier amenaza tendrían que pasar el castillo primero.

Un lindo pensamiento.

Sus pies lo guiaron hacia lo que parecía ser un comedor en la planta baja, no se parecía nada a lo que él conocía como castillo, pero no por eso era menos lindo. Era aterrador, sombrío y oscuro, pero no dudaba que en algún momento fue hermoso.

— ¿Hola? —

— Te dije Hermione. —

Su corazón pareció detenersele por un momento cuando en la oscuridad se escuchó una voz.

— Sssh —

— ¿Hola? Yo — hizo una pausa, para recuperarse y preparar lo que iba a decir. — Me perdí, en el bosque. Mi caballo se fue sin mi, lamento entrar así. —

Silencio, sus pasos lo llevaron a darle la vuelta a toda la habitación intentando descifrar de dónde había venido la voz.

— Por favor, solo pido quedarme esta noche, me iré en la mañana, lo prometo. —

— Oh, por favor. —

De nuevo la voz seguido de un fuerte "Sssh"

— No tengo con que pagarles, pero podría ayudar en lo que sea. — Insistió.

Sus pasos se detuvieron y observó un cuadro en la habitación, había una mujer, de cabellos rojos y ojos verdes, a su lado, un hombre de piel morena, con el cabello mas oscuro que alguna vez hubiera visto.

Iban vestidos elegantemente, no fue difícil adivinar que era los reyes, en los brazos de la reina había un bebé, pequeño, rosado y dormido.

Blaise no pudo evitar imaginarse a si mismo con Pansy y su hijo en brazos, una calidez recorrió su pecho haciendo que olvidara por un momento todo lo malo que le había sucedido solamente ese día.

Cuando recordó donde estaba, siguió caminando.

El Prisionero De La Bestia [Harco/Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora