Capitulo cuatro

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— Ya ordené todo como me lo pediste. — Peter temblaba.

— Bien, ahora necesito ir a hacer algo. — Marvolo caminó con una sonrisa en los labios.

Pansy había mejorado su humor con el paso de las horas y con los chistes malos de Draco, pero aún no parecía la Pansy de siempre, siempre alegre, haciendo chistes malos o crueles. Ahora estaba sonriendo, pero no como lo hacía siempre.

Draco sentía una leve presión en el pecho, parecido a la culpa, por no poder alegrar a su amiga cuando ella siempre lo hacía con él, pero hacia su mayor esfuerzo.

Hoy era el día que Blaise volvería a casa y aunque no parecía que eso fuera a pasar pronto, Draco decidió no preocuparse. Hasta que alguien tocó la puerta.

Pansy casi corrió a la puerta con una sonrisa en la cara, pero al abrir la puerta, Blaise no estaba del otro lado.

— Pansy querida ¿Y Draco? —

Draco sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar la voz que tanto odiaba en la puerta. Rápidamente se acercó a ver qué pasaba y en la puerta vio a Marvolo Gaunt, con su sonrisa burlona de siempre, un peinado ridículo y unas flores en la mano.

— Draco, hermoso. —

Entró como si fuera su propia casa, ignorando de manera olímpica a Pansy y caminando hasta quedar a pocos centímetros de Draco.

— No sabes la emocionante noticia que tengo hoy. —

Dejó las margaritas que tenía en la mano en un vaso con agua, que había sido donde Draco estaba tomando agua segundos antes.

— ¿Qué quieres? —

— Decirte que hoy, todos tus sueños se harán realidad. — Rápidamente se sentó en el sofá que había cerca y se quitó las botas para subir los pies a una pequeña mesa.

— ¿Y qué sabes tú de mis sueños Gaunt?— Se cruzó de brazos.

— Todos tienen siempre los mismos sueños aburridos, familia, hogar y dinero. — Draco frunció el seño. — Me alegra tanto saber que sabes mi apellido, tendrás que recordarlo cuando sea el tuyo también. —

Se mordió con fuerza la lengua para no soltar una carcajada.

— ¿Sabes la cantidad de personas en este pueblo que morirían por estar en tu lugar? Por eso vengo a proponerte algo. —

— Mira, Gaunt —

El tono molesto se escuchaba a kilómetros y las mejillas rojas de Draco eran cada vez más notables en su pálida piel. Buscó a Pansy con la mirada, pero ya no había nadie en la habitación, solo ese asqueroso hombre y él.

— Realmente no estoy interesado. —

— Tonterías, imagina esto. — Su mirada se perdió en algún punto en la pared, parecía estar imaginando mientras empezaba a hablar. — Tu y yo, en una casa enorme, rodeados de riquezas, poder y muchos súbditos. —

Por un momento el enojo de Draco desapareció para convertirse en terror ¿Ese hombre hablaba de..? No, era imposible, nadie además de Blaise lo sabía.

— Niños corriendo junto a las mascotas, tal vez gatos, tendremos seis o siete. — finalizó de manera tranquila.

— ¿Gatos? — Preguntó con algo de temor.

— No seas tonto, niños. Necesito personas que tomen mi lugar cuando muera. —

— Mira, de verdad no sé de qué hablas con esto de el poder y los súbditos. —

— Oh — un golpe de realidad pareció afectar a Gaunt, pues inmediatamente pareció ponerse nervioso. — Fantasías mías, pero ten por seguro que algún día las haré realidad y todos lo pagarán. —

— Mira, me estás asustando de verdad, esto paso de ser divertido o molesto a dar miedo, por favor vete. —

Draco verdaderamente quería que ese incómodo momento terminara, Gaunt ya no parecía hablar de lo que él pensaba en un inicio. Marvolo, aún descalzo, se puso de pie y se acercó a Draco que retrocedió hasta chocar con la pared.

— No voy a irme, no hasta que aceptes ser mío. —

— Gaunt esto ya no es divertido. —

Las manos de Draco fueran aprisionadas contra la pared y Draco sintió un terror que no sentía hace años. Su mente empezó a trabajar al mil buscando una salida.

— Podría hacerte feliz, todas las noches te haría mío, te llenaría de poder y riquezas, haríamos pagar a todos esos tontos que se burlan de ti. —

Draco pensó que estaba frente a otra persona, los labios de Marvolo se acercaron a los suyos y Draco pudo sentir su asqueroso aliento en su boca, aún con terror, piso con fuerza en el pie descalzo de Marvolo haciendo que este lo soltará en menos de un segundo y levantará el pie lastimado para tomarlo entre sus dos manos mientras se quejaba de dolor. Draco aprovechó la oportunidad y empujó a Gaunt con toda la fuerza que tenía, lanzandolo a la calle.

— Alejate de mi. —

Dijo con voz firme a unos metros del hombre que seguía en el suelo. Sus manos alcanzaron las dos botas descuidadas que descansaban en el suelo junto al sofá, las lanzó hacia el barro con todo el desprecio que pudo y cerró fuertemente la puerta.

— Wow, si que da miedo, nunca lo había visto así. —

La voz de Pansy fue un alivio para Draco, aún así, no puedo evitar sentirse algo traicionado al saber que su amiga había presenciado la escena y no había hecho nada. No es como que esperaba que golpeara a Gaunt, ni él se atrevía a tanto, pero un par de gritos no hubieran estado mal.

Las palabras de Draco quedaron atrapadas en su boca cuando escucharon un relinchar y por la ventana, ambos vieron el caballo negro que Blaise se había llevado hace dos días.

El Prisionero De La Bestia [Harco/Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora