Capitulo quince

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Harry caminaba por el castillo con Draco a su lado mirando todo de arriba a abajo, él nunca había estado en esa parte del castillo y Harry estaba emocionado por mostrarle todo.

— Esta solía ser una parte muy transcurrida, todos los del reino veían hasta esta parte del castillo, a veces. —

— Creo que es fantástico, me habría gustado ver este lugar con gente. —

Harry sonrió con un toque de tristeza.

— ¿Qué hay aquí? —

Draco se detuvo frente a una puerta, más grande que ninguna otra dentro del palacio, Harry la había saltado al estar distraído recordando viejas cosas, pero al verla una emoción y nostalgia lo invadió.

— Solía ser el salón de baile. —

Abrió las puertas, que estaban algo llenas de polvo, y del otro lado se vio un salón enorme, con hermosas ventanas grandes que daban directamente al jardín del palacio dando una vista sin duda hermosa.

Los pisos, paredes y cristales estaban llenos de polvo, pero no por eso era menos hermoso. Draco sintió la necesidad de entrar y Harry lo siguió por detrás intentando ver la cara del rubio en todo momento. Quería grabar en su memoria cada una de las expresiones de Draco, desde el asombro hasta la alegría.

— Todos solían venir felices a los bailes. — Harry hizo una pausa y su voz se apagó levemente. — Hasta que mis padres murieron, después decidí dejar de hacerlos. —

La mirada de Draco ahora estaba completamente en Harry. Había aprendido a leer a su amigo sin la necesidad de ver su rostro, Draco sabía que recordar a sus padres eran algo que Harry no salía hacer, por la tristeza que le causaba recordarlos, sin embargo, cuando lo hacía, Draco intentaba distraer su mente de ese feo pensamiento.

— A mi nunca me llamaron la atención los bailes. — confesó. — Siempre fui el niño que iba al jardín a ver las flores. —

La risa de Harry hizo a Draco sentirse entre nubes, hacerlo reír se había convertido en uno de los pasatiempos favoritos del rubio. Harry levantó el rostro y sus ojos verdes se conectaron con los ojos grises de Draco.

— No sabía que habías estado en los bailes. —

Dió pasos cortos hasta una pared, de dónde sobresalía lo que parecía un asiento, todo estaba lleno de polvo, pero a Harry no le importó y se sentó de todos modos. Cuando vio a Draco acercarse a él con la intensión de sentarse a su lado, una de sus manos limpio el polvo del lugar a su lado, Draco sonrió y se sentó a su lado.

— Era un niño algo torpe, pero seguramente, si pudiera regresar al pasado, me pasaría las noches de bailes contigo. — Finalizó Harry.

Las mejillas pálidas de Draco se colorearon en un tono rosado y Harry sintió la necesidad de morder levemente esas mejillas que parecían ser suaves, como lo era la piel en las manos de Draco.

— No soy de por aqui, así que si pudieras viajar en el tiempo, dudo que me encontraras por aqui. —

— ¿No eres del pueblo? —

Draco solía ser alguien reservado en cuanto a su pasado, Harry no sabía mucho sobre este, pero no le importaba, pues el también había evitado contarle del suyo por semanas.

— No, Blaise y yo venimos de un reino no muy cercano, por eso no sabíamos nada de este castillo. —

Se había imaginado que Draco era alguien del pueblo o de su propio reino, pero la idea de que Draco y ese Blaise fueran de lejos eran bastante probable y lógica. Nadie que supiera del castillo tenía las agallas de entrar o de acercarse.

— ¿Y qué haces tan lejos de casa? —

Se arrepintió de preguntar en cuanto las palabras dejaron su boca, estaba siendo muy entrometido y le daba miedo que Draco pudiera molestarse o sentirse incómodo con alguna de sus preguntas, pero Draco parecía más bien tranquilo recordando algo, su mirada parecía soñadora y un leve brillo se reflejaba en sus ojos, tal vez recordaba algo feliz de su pasado.

— Quería aventuras, crecí con los cuentos de dragones, magia y hadas, yo quería eso para mí. —

Algo cobro sentido cuando Draco dijo esas palabras. Harry había aprendido, con el leve periodo de tiempo que llevaba con Draco, que este era un fanático de las historias de aventuras, fantasía o a veces, simples cuentos de niños.

Harry sabía que significaban mucho para Draco, nunca lo juzgó y aceptó cada propuesta que Draco le hacía de leerle alguno de esos libros que amaba.

— Mis padres nunca dejaron que me alejara demasiado de casa, pero un día huí con Blaise. —

Draco parecía desahogarse, como si fuera la primera vez que le contaba a alguien sobre eso, pero sus palabras salían tan bien que Harry casi se preguntó si Draco las había practicado en privado.

— Claro que después envié cartas a mis padres, ellos responden cada cierto tiempo, son personas ocupadas después de todo. —

Una risa sin gracia abandonó sus labios.

— Después de las primeras semanas dejaron de intentar convencerme de volver. —

Harry no podía dejar de imaginar a Draco pasar por toda esa situación, no podía dejar de ver su perfil perfecto, no podía dejar de pensar que Draco era la persona más valiente y perfecta que había.

— Ellos dijeron, que el compromiso que me ataba a estar en casa ya no importaba o algo así. —

Sintió verdadera curiosidad cuando escuchó aquello, junto a una punzada en su corazón ¿Compromiso? ¿Cómo de matrimonio? ¿Draco había estado comprometido? Pensar en Draco junto a otra persona lo ponía furioso y extremadamente triste al mismo tiempo.

— ¿Compromiso? —

— No se mucho de eso. — Fue lo único que Draco respondió ante la pregunta. — Fue hace casi tres años, después Blaise y yo nos dedicamos a ir de viaje por casi toda Francia, podría contarte todo, pero no sería tan impresionante como si lo vieras. —

Algo de emoción se escuchó en la voz de Draco por unos segundos.

— Podría hacer un intento en imaginar. —

Draco volvió a parpadear, saliendo de su propio mundo y una sonrisa tímida se asomó por sus labios.

— Mas o menos hace un año llegamos al pueblo, al principio era una parada rápida, pero Blaise calló perdidamente enamorado de Pansy, se casaron y ella quedó embarazada. —

El Prisionero De La Bestia [Harco/Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora