Capitulo diecisiete

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Draco tenía una sonrisa adornando su cara cuando Harry lo vió entrar en el salón de baile, sintió su corazón ir a mil por hora. Draco tenía puesta una túnica azul, que hacia resaltar más sus rasgos finos y cabello rubio, unos guantes adornaban sus manos haciendo lucir sus dedos largos.

Los ojos de Draco encontraron los suyos y de nuevo se sintió derretir. Draco avanzó a paso seguro y Harry hizo lo mismo más por compromiso que por gusto, si fuera por él, se habría quedado toda la noche en ese lugar admirando la belleza de Draco.

Ninguno dijo nada, ninguno tuvo la necesidad de hablar, Harry estuvo tentado a decirle un cumplido a Draco, recordándole lo hermoso que era, pero no dijo nada porque se quedó sin palabras al ver los ojos de Draco tan cerca.

Una de sus manos acabó en la cintura de Draco, ya que él mismo le había tomado la mano a Harry para colocarla en su estrecha cintura, su otra mano estaba siendo entrelazada por los dedos de Draco y Harry sabía que ese era el momento más feliz de su vida.

Una música a la distancia sonaba con elegancia, Harry no tenía idea de dónde venía o cuando había empezado, pero tampoco le importó mucho, estaba más interesado en analizar cada uno de los detalles de la cara de Draco.

Draco, por su parte, estaba feliz y emocionado, una calidez lo recorría, él no sabía lo que era, pero se sentía bien, se sentía correcto, lo hacía sentir completo. No podía ver el rostro de Harry, pero podía ver levemente sus ojos, eran verdes, Draco lo sabía, pero nunca los había visto brillar como lo hacían en ese momento.

En un punto sintió la necesidad de estar más cerca y apoyó su cabeza en el pecho de Harry. Harry era extremadamente alto, por lo que quedaba a una altura exacta para escuchar su corazón golpeando en su pecho. Draco sonrió más cuando escuchó el corazón de Harry ir tan rápido como si hubiera corrido por horas.

La mano que sostenía su cintura lo acercó más al cuerpo caliente frente a él y Draco no pudo sentirse más complacido, casi podía llorar de alegría por todo lo que pasaba.

Harry había despertado en Draco un sentimiento que nunca había experimentado.

Los dos bailaban con elegancia sin dejar de sonreír, hasta que la música fue deteniéndose. Draco se separó, pero no soltó la mano de Harry y con un tirón lo llevó hasta el balcón que daba al jardín.

Harry sabía que era el momento, sabía que debía decirle ahora o al día siguiente sería demasiado tarde. Se sentaron en un cómodo silencio mientras Draco veía las estrellas.

— Draco ¿Eres feliz, no? —

La mirada de Draco bajó hasta ver a Harry a los ojos.

— Si, lo soy. —

No había ni una pizca de duda en su voz y Harry sonrió con verdadera alegría.

— ¿Te gustaría quedarte? Pero sin ser mi prisionero esta vez. —

Draco se confundió ¿Le estaba invitando a quedarse? Sin ser su prisionero ¿Podía irse? No respondió nada por unos momentos y la sonrisa que Harry tenía se fue apagando.

— ¿Qué pasa? —

— ¿Podría irme? —

La pregunta que Harry tanto temió sonó horrible viniendo de la voz de Draco.

— Si, si es lo que quieres. —

— No quiero irme. —

Ahora Harry estaba sorprendido, esperaba que se fuera, que no respondiera, que dudara, pero Draco había respondido con seguridad en menos de dos segundos.

— Pero me gustaría ver a Blaise, a Pansy y decirles que estoy bien. —

La emoción no desapareció del cuerpo de Harry, su mente buscaba alguna manera de que Draco pudiera hablar con ellos, una idea pasó por su mente y le pareció perfecta para que Draco no se fuera.

— Conozco algo que te podría ayudar, al menos para que tú los veas a ellos, ven. —

Sus manos tomaron las de Draco y lo llevó hasta el ala oeste, un lugar que Draco había evitado desde el día que llegó.

— ¿A dónde vamos? —

— Te mostraré algo. —

Draco sintió un deja vu y solamente sonrió. Entraron a la habitación llena de muebles destrozados, solamente que esta vez no había ningún mueble que no estuviera en perfectas condiciones.

Harry soltó sus manos y se acercó a la mesa en el centro de la habitación, donde la rosa blanca descansaba, a su lado había un espejo que Harry tomó con cuidado.

— Este espejo te mostrará lo que sea que quieras. —

Lo puso en sus manos, Draco podía ver su reflejo en él, miró a Harry con una ceja levantada, pero él no parecía bromear. Puso el espejo frente a su rostro.

— Muéstrame a Blaise. —

Un brillo casi cegador salió del espejo, Draco tuvo que cerrar los ojos por unos segundos y cuando los abrió ya no veía su reflejo, veía en el espejo a Blaise, en el suelo, temblando de frío, en lo que parecía ser una celda. Su cara perdió color y Harry pudo ver la preocupación en su rostro.

— ¿Qué pasa? —

— Blaise, está en problemas. —

Harry pareció pensar algo por unos momentos y soltó un suspiro.

— Ve con él. —

— ¿Qué? —

Bajo el espejo para poder ver a Harry directamente.

— Te necesita, tienes que irte, ya no eres un prisionero aquí. —

Draco parecía indeciso, su mirada se paseo de la puerta a la cara de Harry antes de morderse el labio con frustración y acercarle el espejo a Harry, con la intención de devolverlo.

— Quédate con él, así podrás verme siempre que quieras. —

Una mano se paseo por la mejilla palida de Draco.

Draco tomó con fuerza la mano de Harry, para pegarla más a su mejilla.

— Volveré. — Le aseguró.

— No, no hace falta que lo hagas. —

Una punzada de dolor cruzó el pecho de Draco, pero rápidamente la ignoró y se giró para salir corriendo de la habitación.

Harry sintió su corazón doler como jamás lo había hecho, sintió sus ojos arder y en su garganta un nudo que no le dejaba ni tragar saliva, se sentó en el suelo quitándose la máscara y tirandola al suelo.

Se acabó, Harry lo sabía, dentro de unas horas el último petado de la rosa blanca caería y se quedaría solo por toda la eternidad.

— Harry eso fue genial ¿Viste la cara del chico? Está loco por ti. —

La voz de Ron resonó por toda la habitación.

— Lo dejé ir. —

— ¿Qué? —

La voz de Ron salió con sorpresa y terror.

— Le dije que no sería mi prisionero y lo dejé ir. —

— Pero ¿¡Por qué!? —

Histérica, así podía describir Harry la voz de Ron en ese momento.

— Porque lo amo. —

El Prisionero De La Bestia [Harco/Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora