Designio del Rey

Capítulo III

ALARICK

Nos dirigimos al salón del trono a petición del rey Boswell, íbamos a conocer a la nueva integrante de los zynuks. No podía interesarme menos, ya habíamos tenido suficiente con la invasión que llevamos a cabo en Vega durante los últimos días y ahora tenía que fingir amabilidad, al menos mientras el Rey nos tuviera en la mira.

Al entrar, el Rey estaba en su trono como de costumbre, así que todos nos colocamos en nuestras posiciones habituales: Alessio, Makayla y Eileen parados a su espalda; a la derecha de su trono Harlyn, Keegan y Blaze; y Adeena y yo a su izquierda, dejando el espacio libre para la nueva.

—Sage Evonee —el Rey rompió el silencio—, es su nombre. Tenemos el honor de recibir a la guerrera más hábil del reino Alnitak, estará con nosotros en breve.

Nadie habló.

La puerta se abrió minutos después y ella entró.

Mantuvo sus ojos sobre el Rey en todo momento, si notó a alguno de nosotros, no lo demostró. Su cabello castaño rojizo era algo que no podía pasar desapercibido, las cortas ondas cayendo sobre sus hombros mientras avanzaba hasta detenerse en el centro. El uniforme amoldándose a su atlética figura perfectamente, marcando sus curvas de un modo fascinante.

—Es un honor tenerte aquí, Sage —le dio la bienvenida el Rey—. Acércate.

Ella lo hizo, quedando a unos pasos de distancia de mí, permitiéndome detallarla más profundamente.

Tenía los ojos de un color verde esmeralda hipnótico, pero la mirada desafiante y de superioridad que le dirigía al Rey no me gustaba para nada, sus delgadas y definidas cejas curvadas hacia arriba en una clara señal de incredulidad. Me fijé en su fina y pequeña nariz, que de haber estado en otra cara me habría parecido tierna, pero en ella solo era un recordatorio constante del porqué de su presencia aquí. Sus gruesos labios rojizos lucían como si hubiera pasado su lengua por ellos recientemente...

—Tomarás el lugar de —el Rey interrumpió el hilo de mis pensamientos, noté a todos tensarse— es una lástima lo que pasó —a mi lado Adeena hizo un movimiento y pude adivinar lo que pasaba por su mente.

Leilani.

Ya habían pasado meses y aunque a todos nos había lastimado lo que pasó, para ella era diferente. Adeena aún no había podido superar que Lei ya no formara parte de nosotros.

—Está conmigo —me apresuré a declarar frente al Rey, ansioso por cambiar de tema, Adeena ya había sufrido demasiado como para continuar recordándole lo que pasó.

De reojo noté como la vista de la nueva se clavaba en mí.

El Rey habló de nuevo.

—Alarick Kinn, líder de la guardia —declaró observándome— estarás en su grupo, junto con Adeena Kinn —miró a mi melliza y continuo—. Ahora, me acompañarán a Cepheus hoy, recogeremos el arma para la invasión a Lyra.