Siendo poseedores de increíbles habilidades, la guardia real del reino Alnilam, compuesta de 9 guerreros zynuk, buscará expandir su poder a petición del rey Boswell.
El reino Alnitak busca el equilibrio en la alianza, por lo que envían a Sage para f...
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ALARICK
Mi plan para hablar con Sage durante la cena no había funcionado, pero no conseguiría evitarme esta vez. Recordaba que ella solía salir a correr por las noches, así que había decidido que saldría a correr también para encontrarla.
Ya había recorrido varias rutas del castillo y Sage no estaba por ningún lado. Así que iba a intentar con la que usábamos Blaze y yo por las mañanas.
La encontré sentada en la banca en la que yo había estado sentado cuando nos encontramos en el jardín por primera vez, sus ojos estaban cerrados mientras tomaba agua. Me acerqué silenciosamente por detrás y me detuve a un paso de ella, el respaldo de la banca separándonos.
—Evonee —dije situándome a su espalda.
Sage reaccionó mal, girando sobre sí misma y tomándome del brazo para hacerme una llave.
—¡Ey, tranquila! —exclamé rápidamente— Soy yo.
—¡¿Qué te pasa, idiota?! —gritó liberándome y retrocediendo— ¡¿Querías conseguir un brazo roto acaso?!
—¡Lo siento! ¡No creí que fueras tan asustadiza, Sage! —me defendí alterado.
—De acuerdo —respondió ella calmándose, estaba irritada—. Adiós —se dio vuelta y comenzó a alejarse.
Me apresuré a tomarla de la muñeca y jalarla hacia mí, no iba a dejar que siguiera evadiéndome.
—¿Tienes algún problema conmigo?
—¿Por qué tendría un problema contigo? —me miró desafiante.
—¿Entonces qué es? —Sage bajó la mirada— Puedes confiar en mí —aseguré tomándola de la barbilla y obligándola a clavar su vista en mí.
—Eres un maldito hipócrita, Alarick —me espetó ella, soltándose—. Creí que eras diferente.
—¿Qué estás diciendo?
—Ya puedes dejar de fingir conmigo, yo tampoco te soporto —comenzó—. Eres molesto, nunca había conocido a alguien tan arrogante. ¡Cualquiera podría ser capitán, que no se te suba a la cabeza!
El impacto de eso último consiguió irritarme, yo había luchado demasiado para llegar hasta aquí y proteger a mi hermana.
—¿Arrogante? No tienes idea de lo que he tenido que sacrificar para ser líder, Sage. No sabes de lo que hablas —respondí fríamente, dándome la vuelta.
—¡OH! Claro que sé de lo que hablo, si tú y tu estúpida hermana perfecta, no paran de sentirse superiores.
Lo de ser superior no era para tanto, pero nadie insultaba a Dee frente a mí.
—No somos superiores, cualquiera podría reemplazar a alguno de nosotros aquí, incluyéndote. Y no vuelvas a dirigirte a Adeena de ese modo —respondí mirándola a los ojos.
—¡Por favor deja de mentir! —contestó— ¡No he venido aquí para reemplazar a tu maldita ex-novia!
Mi confusión fue inmediata, pues ella se apresuró a explicarse.
—¿Crees que no iba a enterarme?, ¡la que te abandonó!
La furia y el dolor se apoderaron de mí en cuanto entendí que se refería a Leilani.
—¡Joder, Sage! ¿Te estás escuchando? ¡¿De qué mierda hablas?! —respondí furioso— ¡Vine aquí a averiguar cuál era tu maldito problema y me sales con esto!
No la entendía, pero el último comentario había sido suficiente para enojarme.
—¡Tú eres mi maldito problema! ¿Quién te crees para decidir el valor de alguien? ¡Soy perfectamente capaz de estar aquí, tengo las habilidades para formar parte! ¡Y tú no eres más que un idiota superficial!
—Vete a la mierda, Sage —concluí.
Sus labios captaron mi atención y la idea de besarla apareció flotando repentinamente en mi mente, pero a diferencia de otras veces, el enojo nublando mi buen juicio me incitó. La miré fijamente un instante y la jalé del brazo para atraerla hacia mí, a la vez que avanzaba para presionarla contra el árbol más cercano.
En cuanto mis labios chocaron con la frialdad de los suyos, Sage soltó un jadeo que se perdió cuando nuestros cuerpos hicieron contacto. Subí mi mano lentamente por su cuerpo, hasta posarla en la parte baja de su nuca y apreté ligeramente. Ella mordió mi labio inferior en respuesta, provocando que la presionara aún más contra mí.
Nos separamos un momento para recuperar el aliento.
—Eres imposible — susurré furioso contra su boca.
—Eres un idiota —respondió del mismo modo, tirando de mi cabello.
Sage me besó con la misma intensidad y enojo que sentía en ese momento y al separarnos, fue lo único que distinguí en su mirada.
—Tú sí que vas a joderme, Evonee —musité en el silencio de la noche, arrepintiéndome de haber cedido ante el deseo.
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