CAPITULO 1

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CAPITULO 1

“LAS COSAS NO SON SIEMPRE LO QUE PARECEN; LA PRIMERA APARIENCIA ENGAÑA DEMASIADO SOLO LA INTELIGENCIA DE UNOS POCOS PERCÍBE LO QUE ESTA
CUIDADOSAMENTE OCULTO”

Fedro

– ¿Esta bien?

– Sí, como siempre… –respondió Sarah.

 –Ali yo se que debe ser difícil para ti estar aquí –hizo un pausa – De nuevo quiero decir.

Sí, es difícil… era difícil al comienzo. Pero ya es costumbre. Es practicante rutinario. Tenemos una pelea, y por pequeña e insignificante que sea, él se va, y se emborracha. Y después entro yo, lo limpio, lo cuido, lo perdono. Y todo esta bien. Todo esta magníficamente bien.

 –No te preocupes Sarah, esta bien –mentí.

Esa era la segunda vez en una semana. Y todo por un estúpido regalo de navidad para su hermana Sarah. Yo quería darle un CD  de su banda favorita y el, excéntrico como siempre, el sombrero mas horroroso que he visto en toda mi vida.  Le pedí un mínimo de sensatez y él solo hizo un escándalo.

 –Necesito un poco de aire –necesitaba salir de esa relación, pero no es algo que le dices a la hermana de tu novio cuando él esta prácticamente inconsciente en un sofá de segunda mano por quinta vez en un mes.  Ella también esta cansada de los berrinches de Mat, la entiendo, más que nadie. Vivian juntos hasta hace cinco meses. Luego ella se fue para darnos mas intimidad. Creo que soy la única que se que eso fue en realidad una escusa para tomar espacio de su hermanito. En su momento, y por todo lo que estaba pasando  yo, no me molesto ser su chivo expiatorio. Ahora podría reconsiderarlo seriamente.

Salí apresurada de la casa de Mat, no espere a que Sarah me dijera algo, se que ella ha cargado con él mas tiempo que yo, pero no lo sé, quizá ella es mas fuerte. Yo por el contario, no lo soy. Cada vez que esto sucede tengo la sensación de que ya no puedo seguir.

La navidad esta a punto de llegar, esta tremendamente frio en la ciudad. Necesito dar un par de saltitos para calentarme, antes de dirigirme hacia el metro.

Este desbordado de gente, pero encuentro reconfortante que tanto bullicio me distraiga de mis pensamientos, desafortunadamente al cabo de dos paradas los pasillos se despejan y no hay ruido suficiente para distraerme, por lo que me sumerjo en mi mente. Como generalmente hago cuando viajo.  Creo que el metro debería ser considerado el mejor lugar del mundo para sentarse a pensar cosas que, ya hemos pensado pero podemos repensar por no haber otra cosa más interesante; además del sanitario y las salas de espera. Es una competencia reñida.  Y yo ya he pensado en esto antes.

Por mucho que trate de alejarme de mis propios pensamientos, su nombre retumba en mi cabeza y me apresa.

Nos conocimos hace un año aproximadamente, y lo ame desde que lo vi por vez primera. Él estaba mirando libros y yo elegía un regalo de navidad para mi madre. Un ejemplar de El retrato de Dorian Gray. Con mi madre teníamos la costumbre de regalarnos clásicos para navidad. Esa fue mi última navidad con ella, antes del accidente.

– Ese libro es muy malo –me dijo. Todo en el era algo de no creer. Tenía cabello negro como la noche, alborotado, salvaje, la  mandíbula marcada al ras, filosa. Y sus ojos, dios eran increíbles. No eran ni azules, ni verdes, ni  marrones, eran mas bien una mezcla de esos tres colores. Una aureola de cada color. Perfectos.

– Es mi favorito –le conteste, avergonzada y un poco herida. Estaba segura de que me había sonrojado, podía sentir el calor emanando de mis mejillas.  No era exactamente mi favorito, por supuesto había otros muchísimo mejores, pero no era momento de dar cátedra literaria.

Bed Of LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora