CAPITULO 7
“SABÍAMOS QUE EL MUNDO NO SERÍA EL MISMO.
ALGUNOS RIERON, OTROS LLORARON.
LA MAYORÍA SE QUEDO EN SILENCIO”
J. Robert Oppenheimer
Estoy exactamente al frente de la casa de Mat –nuestra casa– pienso. La noche de hoy ha sido la más controversial en toda mi vida. Se que tengo que entrar, y seguir escuchando las escusas poco originales de Mat, la cuestión es que no quiero hacerlo. No quiero entrar, no quiero volver con el. El recuerdo del beso aun esta en mi mente. Me sonrojo solo de pensarlo. Valentine y yo, fundidos en un beso apasionado precisamente en año nuevo. Todo parece romántico por exceso. Yo no soy así. Pero el me hace así. No se cuanto tiempo estuvimos besándonos. No quiero imaginarme que debe haber pensado Eric de nosotros cuando nos vio en la azotea. Dios, que incomodo fue eso. Estaba oscuro, pero creo que lo vi ponerse rojo, como yo. Valentine parecía de lo más divertido.
Aclaro mis ideas. Todo fue muy lindo. Pero debo volver a la realidad. Decido entrar a la casa. Voy a la sala y no me sorprende ver una botella de coñac en el sofá. Ha tomado. De nuevo. Y es por mi culpa. NO. No es mi culpa, el me utilizo como prestamista, –y tu aprovechaste para engañarlo–. Mi subconsciente tiene razón al menos en eso, aproveche la situación, quien no lo hubiese hecho.
Mat esta durmiendo. No se ve tan mal. Se ha emborrachado tantas veces que se calcular a la perfección cuanto ha bebido solo con mirarlo. Solo la botella, no debe haber estado muy llena.
No voy a despertarlo, no quiero hablar ahora. Voy a la cocina y como un trozo de pastel que sobro. Siento un ruido extraño, cuando volteo es su madrina. ¿Qué hace esta mujer aun aquí por todos los cielos?
–Santas horas en las que llegas niña –me dice con todo de desaprobación.
–Lo lamento, no sabia que tuviera toque de queda –el sarcasmo es mi mejor arma esta noche.
–Ya, ya, no soy yo la culpable de tus problemas, Mat quedo realmente– la interrumpo, su tono agudo me hace doler la cabeza a estas horas. Y a toda hora en realidad.
– ¿Cuándo te marchas?– le pregunto rápidamente. Para que entienda la indirecta.
Me sonríe con desprecio. –Mañana querida–abre la boca para seguir su monologo de madre frustrada. Pero no le doy la oportunidad. La saludo con un “buenas noches” cortante y me voy de la cocina. Hoy no me importa ser grosera.
No me agrada la idea de recostarme junto a Mat. Pero el cuarto de huésped esta ocupado y el sofá, por lo que vi, mojado con alcohol. Me veo parada en la mitad de mi habitación en una encrucijada. Recostarme con él es darle un chance, irme es el final definitivo, aunque se que vendrá a darme explicaciones luego. Me siento en un tira y afloje con el, aunque el duerme y yo cambio el peso de mi cuerpo de un pie a otro sin saber que hacer.
Decido recostarme a su lado, con un par de almohadones separadores de parejas peleadas. El me uso, si. Pero yo lo traicione. Tengo derecho de enojarme, y lo estoy. Pero lo he ofendido a mi manera, no importa cual fue el motivo. Sedo, y me duermo a su lado. Bueno, al lado del muro de almohadones en realidad. Estoy agotada, y solo quiero soñar con Valentine.
Al amanecer me duele la cabeza, quizá por el vino. O el torbellino de sucesos. O ambos.
Escucho a Mat en el comedor dialogando con su madrina. No puedo afrontar ese panorama sin una ducha.
El agua es reconfortante. Mi cabello olía a Valentine, debo admitir que no quería perder ese aroma. Pero va a ser un día agitado y necesito estar enfocada. Todo el me distrae, incluso cuando no esta presente. Busco mi teléfono en la mesa de luz, me fijo los mensajes… nada. Tenia la esperanza de tener un mensaje de el. Respiro hondo y me dirijo a la acción.
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Bed Of Lies
Mystery / ThrillerAlison John es una chica común y corriente, los sucesos de su vida son normales así como sus problemas, pero un día conocerá a Valentine Van Megroot, un director de teatro cuyo pasado esconde un misterio que ella no puede develar. Su elegancia y su...