CAPITULO 8

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CAPITULO 8

“TODO HOMBRE TIENE PENAS SECRETAS QUE EL MUNDO

DESCONOCE, Y MUCHAS VECES LLAMAMOS FRÍO A

UN HOMBRE QUE SOLO ESTA TRISTE”

Henry Wadsworth Longfellow

No se en que momento me dormí. Ni en que momento se fue él. Solo se que su voz  acuno mi tristeza.

El sofá parece demasiado grande solo para mí. Tengo una sensación en mi pecho que hacía mucho tiempo no sentía. Es inspiración. Y como mi madre siempre decía, cuando la inspiración no se aprovecha, un alma en el mundo muere. Ya veo de donde saco mi dramatismo.

Las emociones me desbordan, tengo la necesidad de plasmarlas en papel. Bueno, por ahora utilizare la laptop, mas adelante puedo imprimirlo.

Escribo de Valentine por supuesto. Cuando lo conocí, lo que sentí, lo que olí. Todo. Me sorprende que no haya perdido la magia.  Las palabras salen de mí como un torrente de agua de un rio descarrilado tras una tempestuosa lluvia.

No dejo ningún detalle de lado. No recuerdo si comí o no. Pero no puedo parar. Las horas pasan, y comienzo a sentir el agotamiento en mis dedos. Y la cabeza me duele por  estar tanto tiempo frente a la pantalla. Guardo lo que he escrito en una carpeta que nombro Valentine, como mi secreto tesoro. Vuelvo a recostarme en el sofá, y dejo el computador a un lado. El almohadón tiene su aroma. Me pregunto como hacer para captar su esencia completa en palabras. No creo tener la capacidad de hacerlo. Ni siquiera con todo lo que he escrito hoy. Nunca lo volveré palabras, nunca lo volveré eterno.

 ***

Al día siguiente debo regresar a la casa de Mat. Todavía tengo cosas allí. Pero me siento demasiado feliz como para dejar que algo me perturbe.

Aun tengo las llaves. Pero prefiero tocar. Después de todo ya no es mi casa.

Sarah me abre la puerta. Inmediatamente al verme me abraza con fuerza.

–Lo siento Ali –me dice.

–No Sarah esta bien, en serio. –esta vez no miento. Yo estoy bien. No tengo que darle las razones.

–Mat no esta en casa –debo admitir que eso me alivia un poco.

–Solo tengo que buscar un par de cosas y luego me iré.

–Podríamos tomar un café o algo –me suelta. Sé que ella no tiene nada que ver. Pero me cuesta no hacer transferencia.

– ¿Por qué no vamos al Caffee mañana? –no tengo que trabajar aun. Pero si tengo que ir al teatro.  Podría aprovechar la cercanía. Da igual en realidad, tanto el teatro como el Caffe no quedan más de 10 cuadras de mi casa.

–Excelente idea, me imagino que debes querer hablar.

– Claro – suelto con un sutil sarcasmo. Honestamente no necesito hablar. Pero puedo pensar en algo para mañana. Recojo mis cosas. No son demasiadas, asique no tengo problemas con cargarlas.

– Debo irme – miento, quiero ver Valentine hoy. Pero no tengo que ir al teatro. Me doy cuenta que no se donde vive. Saludo a Sarah y me voy.

Camino a mi casa y decido escribirle, pero no lo imagino escribiendo un mensaje. Prefiero llamarlo.  No me responde. Eso me fastidia un poco. Quería hablarle. Lo intentare luego.

Cuando regreso, acomodo mi ropa por color en el armario. Todo esta como antes.  Tranquilo y organizado. Mama tenia una manía con organizar la ropa por color, y si las cosas no estaban simétricamente perfectas era un crimen fatal. Me gusta pensar que herede un poco del gusto por el orden, pero sin la parte obsesiva  de la cuestión. Tengo que limpiar este lugar, ¿Cómo puede haberse ensuciado tanto estando vacio?

Menos mal que pedí turnos extras. No encuentro en que invertir mi tiempo además de limpiar o escribir. Estoy ansiosa por volver a trabajar la semana entrante.

Mi teléfono suena, es él.

–Hey –lo saludo. Mi estado de ánimo acaba e cambiar repentinamente.

–Hola Alison – su voz es cortante – ¿Necesitas algo? –mi estado de animo vuelve a cambiar

–Yo… te llame antes, solo quería saber de ti –digo sonriendo.

–Oh bueno, ya nos veremos mañana linda – sus palabras me alivian. Pero aun distingo algo raro en su voz. Es como si le doliera decirlo. No lo entiendo.

– ¿Estas bien?– tarda en responderme, me impaciento.

–Si –solo eso.

–Bien, nos vemos mañana, adiós Valentine –le digo fingiendo tranquilidad en mi voz. El no me responde, solo cuelga. Me quedo pensando en lo que me dijo el día de año nuevo.

“No te enamores de mi Alison”, si bien eso me había estado molestando lo descarte por completo cuando se apareció en mi casa al día siguiente. 

No besas a una persona que no quieres que se enamore ¿verdad? No tiene sentido. Quizá solo tenía un mal día. Me gustaría influir en el, en la manera que el lo hace conmigo. Decido actualizar mi documento sobre él.


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