CAPITULO 3

8 0 0
                                    

CAPITULO 3

“NO EXISTE MORTAL CAPAZ DE GUARDAR UN SECRETO, SI SUS LABIOS

NO HABLAN, LAS HUELLAS PARLOTEAN; LA TRAICIÓN RESUMA

POR CADA PORO DEL CUERPO”

Sigmund Freud.

Las primeras horas en el trabajo se me hacen de lo más aburridas. Si bien es el centro, en esta temporada tan fría, la gente a la mañana, sino trabaja, duerme. Y no vienen más de 10 personas en todo el transcurso que llevo. Es la hora del almuerzo, asique hago una pausa. En realidad llevo toda la mañana en pausa. Pero ahora debo comer. Me acomodo junto con mis compañeros en las cocinas. Escucho sin poner mucha atención que Mary Jane –la cajera del turno noche– se ira de viaje a no se donde, y que el hijo de Mark –el cocinero– ahora tiene un perro, ¿o era un gato? Ya no lo recuerdo. Annie me saca de mi ensoñación. –Alison John, ¿Dónde estas? –finjo un risa divertida. –En ningún lado especial –le respondo. Annie es lo más cercano que tengo a una amiga además de Sarah. Pero es la hermana de Mat, y hay cosas que ella no debe saber o que sería incomodo para ambas. En la mayoría de esos casos donde la situación excede a Sarah, recurro a Annie.

Es divertida y desinteresada, a veces creo que no pone demasiada atención cuando le comparto mis problemas, pero no me importa, hablarlo es sacarme un gran peso de encima. Solo tengo que fingir que no me doy cuenta que no me esta escuchando.  Me incorporo a la conversación, ya que no encuentro nada mejor que hacer. En ese momento sentimos la puerta del local abrirse, estamos atentos por si viene algún cliente, podemos comer sí, pero si alguien llega debemos atenderlo, reglas de oro. Annie va a atenderlo, no me apresuro demasiado a terminar mi plato de pasta, no me necesitaran hasta que el cliente termine su almuerzo.

Annie se asoma por la ventanilla que separa la caja de la cocina y me dice – Hey John –así es como me llama todo el tiempo –Tu novio esta aquí. –

Me resulta extraño que Mat este aquí, casi nunca me visita en el café. No recuerdo la última vez que vino. Esta sentado en una de las mesas cerca de la puerta. Parece preocupado, ruego en silencio que no haya tomado. –Mat –le digo mientras me siento en la silla, quedo enfrentada a el.

–Ali estuve pensando, creo que deberíamos vivir juntos –se me hace un nudo en la garganta, siento que me falta el aire, lo dijo de una manera tan natural que me dejo sin palabras.  ¿Convivir? Hace dos días estaba pensado en terminar la relación, y ahora estoy considerando convivir, no, no lo estoy haciendo, no viviré con el. Pero quizá así podría cuidarlo mas de cerca, y el volvería a ser el Mat del que me enamore, el que era antes del alcohol. El que estuvo ahí cuando mama murió. Quizá el puede cambiar, yo lo puedo cambiar… ¿o no? Podría tratar, aun lo amo.  Soy apenas consiente de que el me esta mirando, expectante. – ¿Y bien? ¿Que opinas? –me suelta. Puedo notar que esta ilusionado.

–De acuerdo– respondo. Veo que abre los ojos, realmente no esperaba que le dijera que si, ni yo lo hacia.

–Oh Ali es increíble, Sarah me dijo que dirías que si pero yo pensé que después de todo lo que ha pasado entre nosotros y tu independencia, hace tanto que vives sola que quizá no sea lo mismo y… –ya no lo escucho.  Se que sigue hablándome, esta ilusionado con todo esto. Pero no puedo dejar de pensar. Hace tiempo que vivo sola. O el suficiente para acostumbrarme a la hermosa sensación de independencia.  Antes de eso vivía con mamá. Y pienso en ella. En el día que nos mudamos a la ciudad. En el día que murió, siento una puntada de dolor en el pecho y deshago el recuerdo rápidamente, cuando vuelvo mi atención a Mat sigue hablando mientras bebe café, ¿en que momento trajeron ese café? Decido participar de la conversación en la que supuestamente ya estoy metida.

Bed Of LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora