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Un largo rato después el ruso finalmente despertó parpadeando rápidamente para acostumbrarse a la luz del sitio. Al abrir sus ojos vería que estaba en el estudio otra vez, y que había una caja de pizza en el sofá junto a él.
Con cuidado tomó una rebanada y comenzó a comerla algo desesperado pues ya era muy tarde y no había comido nada aún.

Fue una risa femenina la que lo sacó de su mente.

– Veo que ya despertaste. –

Era la sacerdotisa, aunque él la consideraba más como una monja debido a su traje y actitud.

– Puedes comer todo lo que quieras, yo ya comí hace rato. –

Le escuchó con calma entendiendo cada palabra perfectamente aún si todavía estaba adormilado. Al terminar de hablar la chica él tomó otro trozo y lo comió.
Así lo hizo con unos 3 trozos más.

Un rato después ya el ruso estaba satisfecho, pero se negaba a levantarse de aquella posición tan cómoda que le encantaba. Sarv notó esto mismo y le acarició la cabeza con calma.

– No te preocupes si quieres quedarte en esa posición, no me molesta. –

Su suave y melodiosa voz le lograba calmar casi como una sirena a su presa, sólo que no era una presa y ella no era una sirena…

Era algo peor.

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Un tiempo ha pasado desde todo eso, alrededor de casi dos meses. Ambos se llevaban mucho mejor y… aunque a veces tenían sus discusiones -que terminaban en daño físico para alguno- poco a poco iban desapareciendo.
Sarv ya comenzaba a hablar con más confianza a Ruv, y el mismo empezaba a confiar más en la monja.

Igualmente el ruso informó a Sarv sobre lo que le ocurría con el aroma y el cómo afectaba su actitud. Sarv se sorprendió al escuchar todo, pero se dispuso a ayudarle en una especie de "terapia" extraña.
Ya comenzaban a verse como amigos, y ese era un muy buen paso para progresar.

La iglesia tampoco se quedaba atrás pues a petición de Ruv y fanatismo de Sarvente la misma tendría un toque más tradicional ruso que la distinguía de las demás.
Los trabajadores ciertamente se extrañaron de la decisión a última hora de la monja, pero como les pagaban un poco más por ello tampoco es que se pudieran quejar.

Sarv igualmente pasaba de vez en cuando al infierno a saludar a Cross y pasarse un rato con él. Le informaba sobre lo que hacía y el cómo iba progresando su relación con el ruso.

Y hablando de su relación… parecía que ya el tomar esa posición de madre e hijo se había vuelto una rutina ya que todos los días se la pasaban así. Al ruso no le molestaba y a la francesa tampoco, es más, le agradaba ver que ayudaba al ruso con su alegría.

Hoy en específico era un día especial pues Sarv había logrado convencer al ruso de cantar con ella. A petición de Ruv ambos estaban afuera de la iglesia algo alejados de la misma -y de las demás estructuras-. Tenían un reproductor de música y algunas hojas con la letra de la misma canción.

– ¡De verdad me alegra que quieras cantar! –
– No es nada. –
– En serio, es algo increíble. Pensaba que te ibas a negar por muchos motivos… –
– Lo haría. Pero… –
– ¿Uh? –
– No tengo nada más que hacer. –

♥️ An Angel Made From Hell 💙 (Friday Night Funkin': Mid-Fight Masses)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora