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Ha pasado un tiempo ya.

La iglesia está perfectamente, y con ello un montón de personas se han unido al culto para alabar al todopoderoso.

La monja no podía estar más contenta, y mucho más cuando ya podía liberar su lado demoníaco frente a su mejor amigo. Obviamente no lo haría con otras personas, se arriesgaría a que literalmente la mataran ahí.

Pero bueno.

Ya ha pasado casi un año desde que ambos chicos se conocieron, pero aún tenían esa sensación de que se habían visto desde antes.
Era una sensación rara, como si se conocieran de hace años.
Como si fueran amigos de toda la vida…

Como si…
Estuvieran conectados desde antes.

– ¡Hey Ruv! – llamó la femenina con entusiasmo. – ¿Qué crees? ¡Hoy es el gran día de Pascua! –
– Ajá, ¿Y? – el ruso respondió con su típica frialdad.
– Queeee quiero hacer un evento. ¿¡No sería divertido!? – su emoción rebasaba las nubes.
– Ugh, si tú lo dices. – el de piel pálida sólo suspiró.

Sarv aplaudió un par de veces antes de salir corriendo a un sitio cualquiera de la iglesia.
Si, estaban en la iglesia, para variar.

Ruv veía a un montón de personas entrar y salir de la iglesia, pero la mayoría entraban para no salir.

Seguramente por los múltiples carteles afuera que decían "¡Celebre su maravilloso día de Pascua en la iglesia de la sacerdotisa Sarvente! ¡La entrada es totalmente gratis, y el evento igual!".
No negaba que le era molesto ver tantas personas reunidas en un mismo sitio.

De ser por él nadie saldría vivo de ahí…

"I HOPE YOU DIE IN A FIRE! Temardo."

Pero como era un evento que la propia Sarvente había preparado no tenía los huevos para arruinar ese momento.
Sí, era descorazonado y le daba igual ya la vida de otros, pero le importaba Sarvente… así que no haría nada.

Ese día se aguantaría su sed de sangre.

Mientras tanto se limitó a simplemente ver a la gente con su típica cara de muerto por dentro sin amigos.

O así era hasta que Sarv volvió.

Para Ruv era un secreto vergonzoso, pero para las demás personas es más que claro que siente algo por Sarvente, y su forma de verla lo delataba.

Esa mirada fría y desalmada se desvanecía cuando veía a Sarvente o veía algo relacionado a ella.

Aún así nadie era capaz de decir algo al respecto.
Vamos, la vida es algo muy valioso como para desperdiciarla así como así.

– ¡Mira Ruv! – dijo alegre la helado napolitano. – ¡Vamos a divertirnos mucho hoy! –
– Sarv… ¿Por qué las orejas? –
– Bueno, pensaba en hacer una obra de teatro tú y yo para darles una enseñanza a todos los niños que vinieron. ¡Así que traje esto! –

♥️ An Angel Made From Hell 💙 (Friday Night Funkin': Mid-Fight Masses)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora