Capitulo 1. Verdades Ocultas

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"...Algunas personas pierden la esperanza y otras la paciencia, mientras otros pierden su alma algunos pierden la certeza y otros no tienen nada que perder..."

-Ugh...- Apartó los lentes de su rostro rápidamente, un fuerte dolor de cabeza se hizo presente. Su sentimounstro, Optygami había sido destruido. Era un plan prácticamente perfecto, pero la muchacha era observadora, un solo detalle descuidado y ella descubrió su plan, y todo fue en vano. Habían fracasado nuevamente.

Nathalie tosió pesadamente, el dolor no se iba, nunca se iba en realidad y con aquello que acababa de pasar solo se había vuelto peor, si continuaba así no sería de ayuda para su jefe, no podía dejarlo solo. Quitó las sabanas de encima de ella y se levantó con torpeza, un par de pasos y sus piernas flaquearon haciéndola caer al piso de su habitación.

-Nath... ¡Nathalie!.- Escuchó que la llamaba su empleador, más no lo distinguía, su visión estaba empeorando cada vez más.- ¿Qué haces fuera de la cama?, No me digas que...-

-Regresó antes, señor...- La azabache trató de cambiar de tema mientras el hombre le ayudaba a ponerse de pie, no debía de mostrarse débil frente a él, no quería que se compadeciera más de ella, porque solo sufría más con ello.

-No tenía nada más que hacer en ese lugar.- Le respondió sin olvidar como la había encontrado a un lado de su cama, alcanzó sus lentes y con cuidado se los colocó en el rostro. La mujer parpadeó un par de veces, tratando de ver mejor.- ¿Por qué estas fuera de la cama?.- Insistió el hombre.

La asistente negó con la cabeza, le sonreía ligeramente, pensaba que con eso él entendería que estaba bien, que no le pasaba nada de lo que se imaginaba.- Solo quería ir al baño...- Sin decir nada él pareció entender, así que afianzó su agarre a ella y despacio la guío hasta el cuarto cercano.- Gracias..- Apenas y dijo con un hilo de voz antes de encerrase dentro ante la mirada preocupada del platinado.

Nathalie se recargó en la puerta detrás de ella tomando una gran bocanada de aire, sentía que se le iba el aire de los pulmones y la vista seguía sin serle del todo útil. Trató de tranquilizarse pero el punzante dolor de su cabeza se lo impedía, como pudo se acercó al lavabo mirándose el rostro pálido en el espejo, toda ella era un desastre. Con las manos temblorosas levantó un poco la pijama de seda negra que vestía, unas marcas oscuras recorrían parte de su abdomen, se ramificaban cada vez más, le dolía cada vez más.

-¿Nathalie?.- Preguntó aquella voz desde el otro lado de la puerta tomándola por sorpresa.- ¿Está todo bien?.- Ella no pudo responder, quería hacerlo pero las palabras no salían de sus labios.- Nathalie, si no abres voy a...- Fue entonces cuando la azabache abrió al fin, se ajustó los lentes antes de mirarle sonriente.

-No hace falta, estoy bien.- Lo calmó, sabía que le preocupaba, por un motivo u otro pero se preocupaba por ella, eso le era suficiente. Gabriel se dispuso a ayudarla a regresar a la cama pero ella le ignoró y sola se metió nuevamente bajo las sabanas. Su jefe solo la miro hacerlo en silencio, suspiró y se sentó en la cama a la altura de sus pies, mirando el piso de la habitación.

-Nathalie, no conocemos realmente a nuestros enemigos.- Comenzó a decir pasados un par de minutos, se refería a la pelea que tuvieron momentos antes contra esos héroes, parecía que si había servido de algo después de todo.- Parece que Alya Cesaire tiene un lugar privilegiado desde que Ladybug es la nueva guardiana.- El diseñador volteó el rostro para mirar a su asistente sonriendo de manera cómplice, una sonrisa que ella correspondió de igual manera.- Ya es hora de que la conozcamos mejor, ¿No crees?.-

-¿Tiene ya un plan, señor?.- Preguntó la de mechón rojo, él se quedó pensando sobre ello.

-No aún no, pero lo tendré.- Un nuevo ataque de tos invadió a la azabache quien había bajado la cabeza, le dolía respirar y Gabriel lo estaba notando, pero sabía que ella no aceptaría decir la verdad. Fue hasta la mesa de noche, sirviendo en un vaso un poco de agua fresca que estaba ahí para ella, luego le ofreció la bebida y esta la aceptó. -Se que lo que hizo ese gato callejero a tu sentimounstro te afectó, no tienes porqué ocultármelo...- Ella no dijo nada, tenía la esperanza de que su empleador pasara por alto aquello, pero no lo hizo.- Ya no tendrás ningún contacto con el miraculous del pavo real, o siquiera con Dussu...-

Le mots qu'on ne dit pasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora