"Él lo sabe."
Es lo que ha estado rondando en la cabeza de Nathalie desde que ocurrió la akumatización de su jefe. Casi todo indicaba que así era, y a la vez nada lo confirmaba. El diseñador permitió que no saliera de su habitación sin reprocharle nada, además de no encargarle trabajo alguno que así lo requiriera y después de haberle agradecido por haber salvado a su hijo de él mismo, fue él quien se encargaba de llevarle la comida a su cuarto. En aquel par de semanas parecía que se quería acercar más a ella, o eso era lo que quería hacerse creer. Después de todo las akumatizaciones seguían su curso, incluso más constantemente y con más destrucción que antes.
Como Hawkmoth no había dejado de aterrorizar Paris, seguía intentando hacerse con los miraculous de los jóvenes héroes, pero seguía siendo inútil, no lo conseguía, era claro que la necesitaba, como Mayura o ideando algún nuevo plan para él. Cuando uso de nuevo a ese sentimounstro para su plan con la portadora del miraculous del zorro no se lo comentó, ella se vino enterando hasta después, cuando entró a su habitación echo una furia y con una de las tabletas entre sus manos.
No le dijo nada en ese momento, pero ella lo supo, supo que tuvo otra derrota contra los héroes de Paris.- ¿Señor?, ¿Qué sucedió en la pelea?.- Preguntó la azabache desde su cama, él estaba de espaldas a ella cuando comenzó a contarle lo sucedido tratando de controlarse.
-No comete errores...- Temblando de rabia apretó el agarre a la tableta logrando que la pantalla de esta se rompiera. Le era tan frustrante el perder a cada momento; perdía a su esposa, y perdía a su hijo cada vez un poco más, perdía la paciencia y la razón, perdía contra unos adolescentes y perdía contra si mismo. Sin pensarlo, se dejó caer en la cama detrás de él, apretando puños y dientes de la confusión en su ser, se sentía tan perdido, tan solo.
Pero una mano gentil se posó en una de las suyas, junto a un toque cálido en su hombro y palabras reconfortantes se fue calmando.- No se desespere señor, todos cometemos errores y ella también lo hará... y cuando ese día llegue, su deseo se hará realidad.- El diseñador suspiró pesadamente cerrando los ojos, ella le sabía tranquilizar, ¿Desde cuando tenía ese efecto en él?, ¿Desde cuando se sentía seguro junto a ella?.
-Gracias Nathalie...-Abrió los ojos mirándola a su lado, ella solo le sonreía de regreso aliviada de que reaccionara, era una linda sonrisa. Ya más tranquilo tomó la mano que lo sostenía entre la que tenía libre, su piel era suave y algo fría. ¿Sería posible, que también la llegase a perder a ella?, no se podía permitir aquello.
Por eso desde ese día ya no le dejaba ayudarle, no le contaba nada de aquel asunto, lo que sabía lo descubría por las noticias, le había apartado completamente. Nathalie no entendía, de una manera se acercaba a ella pero a la vez la alejaba, llegó a pensar que sus atenciones eran solo porque le daba pena. Por ello estaba indecisa, necesitaba de una respuesta pues si lo que presentía era verdad, debía tomar una decisión pronto.
-Nathalie puedes...- Nuevamente y como los últimos días después de aquella vez la llamó sin respuesta esa tarde; al recordarlo se quedó en silencio, mirando el escritorio vacío de su asistente en la oficina. No se acostumbraba a que no estuviera ahí como siempre, ayudándole con todo. Sentía la soledad más que nunca. Detuvo su trabajo, dejando de bocetar, ni le estaba prestando atención al dibujo, todos esos días solo se la pensaba en el futuro, en quien estaba a su lado, y aunque quería ver a su esposa Emilie, la azabache siempre terminaba colándose en su pensamiento.- "El futuro no está escrito en piedra..."- Recordó que le dijo una vez.
-Maestro...- Le distrajo por un momento Nooro, su kwami.- Noto duda en usted... ¿Está bien?.- Le dedicó una mirada severa pero no le contestó y la criatura tampoco dijo nada más, solo se quedó a su lado.
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Le mots qu'on ne dit pas
FanfictionEl miraculous del pavo real la ha lastimado, y aunque esté reparado, si lo vuelve a usar las consecuencias serán graves. Y aunque ella dice no importarle su jefe opina lo contrario. Gabriel Agreste no dejará que suceda de nuevo, no está dispuesto a...