Capitulo 6. Huyendo de las heridas

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-¿Nathalie?.-

-Al fin llegas Gabriel... Tenemos tanto de que hablar...- Sin salir de su asombro el diseñador no se movió de donde se encontraba, solo no podía dejar de mirarla, se sentía morir de solo verla de esa manera, notablemente herida y aunque no pareciera, molesta.- Sabía que volverías, siempre eres persistente, no dejarías nuestro asunto como si nada.-

-No se a que asunto te refieras. Pero tienes razón en algo...- La azabache levantó la cabeza ligeramente como si aquello fuera una señal de la sorpresa que esas palabras le causaban.- No podría ignorar lo que te pasó.-

-¿Lo que me pasó o lo que me hiciste?.- Con tranquilidad, la mujer negó con la cabeza.- Lo siento, no puedo creer en tus palabras.-

-¿Alguna vez te he dejado atrás?.- Preguntó él intentando llevar una conversación, quería encontrar la manera de acabar con todo aquello sin necesidad de pelear. Porque no quería, no podía pelear contra ella.

La portadora akumatizada no contestó de inmediato, por el contrario solo se limitó a mostrarle una de sus manos, dos de sus dedos estaban levantados, contando con ellos las veces en que el diseñador se había contradicho.- El día que me akumatizaste y el día que te fuiste para siempre.-

Gabriel de inmediato respondió en un torpe intento por mantener la serenidad.- Ese que te abandonó no era yo, jamás te haría daño intencionalmente. Aquí me tienes, frente a ti.- Abrió los brazos en un intento de mostrar lo obvio, que estaba ahí, luchando porque sus emociones no lo controlaran como solía pasarle siempre que ella estaba involucrada.

-Pero si eres el mismo que se aprovechó de mis sentimientos, siempre para tu beneficio y sin importarte lo demás, no te mientas.- Reclamó la mujer con voz firme, dando un par de pasos se acercó a él solo lo necesario para poderle ver un poco mejor.- Si, eres el mismo que lo hizo, ¿Sino a quien más traería esa liebre?.-

El villano comprendió entonces que hablaba de la mujer que lo había llevado hasta aquel desastroso futuro, no comprendía entonces, ¿A quién de los dos quería? Y sobre todo, ¿Qué es lo que quería?. -Esperabas que la portadora del conejo me trajera a ti...-

-Al principio no.- Comenzó a caminar un poco a su alrededor, sus movimientos eran suaves y agraciados pero a su vez, sin descuidarle ni un poco, como si lo estuviese cazando.- La quería a ella, necesitaba su miraculous para ir a buscarte, era la única manera de conseguir el tuyo.- Se detuvo en seco frente a su antiguo empleador, y con suavidad señaló el broche de mariposa que este llevaba en su pecho.- Pero es tan escurridiza que no conseguía encontrarla. Solo entonces entendí que había más de una manera de hacerte venir a mi; tenía razón y ahora aquí estás, frente a mi una vez más.- Ella intentó tomar su mentón suavemente, con cariño, como si lo hubiese extrañado todo ese tiempo, y tal vez él le hubiese creído, si no fuera por el rostro inexpresivo con el que le miraba, le era aún más desconcertante que de costumbre, por lo tanto, no le creía a sus caricias.

Hawkmoth retrocedió unos pasos alejándose de ella y de su roce, con temor pero con la mente aún clara le preguntó por aquello que rondaba en su cabeza con preocupación.- Pudiste tomar el miraculous del yo que estaba contigo, ¿Por qué no lo hiciste?.- La azabache no respondió, solo parpadeó un par de veces mientras desviaba la mirada, como si recordara algo doloroso para ella.- Nathalie, ¿Qué pasó con mi otro yo?.-

Para la sorpresa del portador de la mariposa, la mujer sonrió de manera retorcida al responderle.- Solamente te rompí, justo como tú lo hiciste conmigo.- Y recuperando su semblante distante y sombrío siguió hablando como si nada.- Pero te prometo que seré cuidadosa esta vez, solo no te resistas de nuevo.-

Le mots qu'on ne dit pasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora