VII

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Cuando pierdes la ilusión por una persona lo pierdes todo, es así de simple y así de sencillo.

Mi abuelo en esos días me enseñó a conducir su viejo auto, ese conocimiento me acompañó toda mi vida.

El día de la visita fue solo una ilusión cómo todo lo que sentía por Karina, después de aquella llamada ella desapareció por completo, cuando la fui a buscar me enteré que se había ido a quién sabe dónde con un familiar y que probablemente no regresaría dejándome solo una nota.

SEBASTIÁN

Lamento tener que decírtelo por este medio y en estas circunstancias, pero lamentablemente estoy demasiado confundida como para asegurar si te amo o no, pero te puedo asegurar que eres una persona grandiosa y que no te será difícil encontrar a alguien mejor que yo, odio lastimarte y haberte dejado así sin decirte nada, necesito estar muy lejos de ti, quiero volver a ser quien era yo y abandonar la idea de estar solo sufriendo, espero que lo entiendas.

Al terminar de leerlo no sé por qué razón sonreí, pero esta vez me sentí distinto a las otras, un nuevo sentimiento que había estado oculto muy dentro de mí ser salió a flote, me sentí un idiota por amar a alguien así y estaba tan molesto que pude asesinar con la mirada a cualquiera que fuese que me hablara.

Cuando llegué a casa estaba tan furioso que boté lo primero que encontré en mi habitación y golpeaba la pared con mis puños hasta que sangrasen, me preguntaba ¿por qué soy tan idiota? ¿Por qué la amo?

Hasta que mi abuelo regresó a casa y me vio en el suelo al lado de todas mis cosas casi parcialmente destruidas.

- ¡AUCH! - dije mientras mi abuelo limpiaba mis nudillos con alcohol.

-Ahora sea un hombrecito y no me esté llorando- me dijo muy serio mientras me miraba fijamente.

Le mostré la carta y el me obligó a salir en su auto.

-Tú conducirás hoy- se montó en el asiento del pasajero.

-Pero no tengo licencia- contesté inmediatamente.

-No importa, es muy noche, no creo que alguien nos detenga en estas horas- dijo y me lanzó las llaves.

Conduje sin rumbo y muy callado, pensaba muchas cosas, pero lo más que sentía era un odio, un muy fuerte odio.

-Dime hijo ¿Cómo te sientes al respecto? - dijo mi abuelo interrumpiendo mi pensamiento.

-Abuelo ¡soy un completo idiota! Solo se burló de mí y lo peor es que aún la amo, quisiera decirle las cosas que siento y que ella se disculpe- le dije un poco alterado, bueno, muy alterado y mis lágrimas salieron.

-Nadie sabe lo que hay en el corazón de las personas, a veces es mejor volar cuando te dejan ir para que vea cómo eres esplendido y majestuoso, y así que te extrañe, se lamente, sufra por querer tenerte de regreso, no puedes sufrir eternamente por alguien que no valora todo lo que sacrificaste por ella- me aconsejó y me calmé un poco.

-Lo dejé todo por ella abuelo y aun así no le fue suficiente para estar segura de su amor por mí, solo fui su hazme reír, fui su perro faldero que maltrataba y con una pequeña muestra de afecto ya volvía a moverle la cola dócilmente- le dije un poco molesto.

Detuve el auto en un lugar en donde se podía apreciar un paisaje muy lindo y me bajé a reflexionar, a los minutos mi abuelo bajó también.

-Hace frío ¿verdad? - preguntó mientras exhalaba en sus manos.

-Más fría solía ser ella conmigo- respondí sonriendo.

. Sabes, creo que deberías entrar en el auto e ir en busca de un café para ti y unos cigarros para mí- dijo y sonrío aún más.

Conduje hasta una gasolinera en donde mi abuelo compró sus cigarros y compró dos cervezas.

-Lastimosamente no había café hijo, pero quiero que me des el honor de tomar tu primera cerveza conmigo- toma su cerveza y me da la mía.

Abro la cerveza y la disfruto lo más que puedo.

-Creo que se siente mejor ir como pasajero que ir conduciendo, dime ¿quieres el auto? Sé que es un auto un poco antiguo y que ya tiene mucho kilometraje, pero todavía puede arrancar- toma mi mano y coloca las llaves en mi palma.

-Pero abuelo, yo no tengo licencia y creo que tú te movilizas más que yo- respondí tomando un trago de cerveza.

-Hijo, si necesito movilizarme, sé que con gusto tú me llevarías y con respecto a la licencia mañana iremos por ella- dijo mientras me puso el cinturón.

Cuando llegamos a casa ya había amanecido y yo moría de sueño, al despertar mi abuelo no estaba, pero estaba el auto en la cochera y había una nota en la puerta del auto ¨Conduce con cuidado, regreso en unas horas¨.

Cuando volvió solo me dijo que me fuese a vestir adecuadamente que iríamos a hacer mi examen de conducción, que por suerte aprobé y me llegó la licencia en 1 semana.

Ahora era un hombre libre...

Todo por ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora