IV

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Olvidar a una persona es totalmente imposible lo aprendí a duras penas… superar a una persona es muy complicado pero no imposible; el superar a una persona no significa que dejarás de amarla, sino que transformarás tu amor hacia esa persona para no depender de ella.

Me costó aprender a vivir sin la chica de mi primer beso, la chica que se robó mi inocencia y me dio una probadita de ese veneno placentero que te eleva pero te va matando lentamente llamado ¨amor¨.

El amor te cambia, te dirige y mata todo lo que creas de ti, pero es más cruel la soledad, el despertar y sentirte con la ausencia de alguien en tu vida que te dé una razón para cumplir tus propósitos dejando de lado el egoísmo de querer tener todo solo para ti y convirtiéndote en alguien que lucha por alguien más, que quiere lograr sus metas para compartirlo todo con esa persona.

Cuando pierdes tu inocencia lo ves todo de una forma diferente, incluyendo el amor…

Me tomó por lo menos casi un año superar a aquella chica que me dio el privilegio de depender de ella, una vez que estuve totalmente estable como para observar mi ambiente noté que ahora habían unas cuantas chicas que al parecer estaban interesadas en mí.

No intentaba tomar ventaja de ello… pero al final igual lo hacía. Esta vez no quería solo un simple beso, aquella experiencia me hizo un poco más ambicioso y un poco más seguro.

Maria era el nombre de una de las chicas con la cual decidí formar un ¨noviazgo¨ pero con el tiempo vi que las acciones finalmente iban en un bucle… primero el romanticismo, después sigue la ¨confianza¨, le agregamos una pequeña discusión por cualquier tontera y terminamos en indiferencia para volver a comenzar en el romanticismo.

Ella era muy inocente y creo que nunca pudo dar algo más que un simple beso, tenía muchos límites y ponía muchos pretextos, al parecer, alguien que ha perdido su inocencia jamás podrá entender a una persona inocente.

Entonces cuando pude terminar con ella lo hice y traté de buscar a alguien que pudiera saciar la sed que habitaba en mi interior, al inicio me sentí un poco mal, ya que, me había adaptado a Maria, me acostumbré a su forma que tenía para dar unas migajas de amor, supongo que toda separación duele incluso las que parecen que no dolerán. 

Cuando logré conocer a la chica perfecta yo tenía ya mis 17 años cumplidos ella también tenía mi misma edad; su nombre es especial para mi hasta el día de hoy…

Daniela… ella era la chica perfecta.
Iniciamos nuestra relación después que ella terminó con uno de los que eran mis amigos en ese entonces, ella estuvo con él porque yo no le hice caso en ese momento pero una vez que le dije que quería intentar hacer algo hermoso con ella, no dudó en mandarlo a la chinga dos veces.

Fue una de las mejores relaciones que puedo recordar en mi larga y absorta vida; Vivía muy cerca de mi casa así que la podía ver siempre que yo hubiese querido, salíamos juntos muy seguido y cuando alguna de nuestras casas estuviese sola, no perdíamos el tiempo… incluso, pedí permiso a sus padres para formalizar nuestra relación y por suerte tengo muy buena pinta, sus padres me aceptaron y se hicieron amigos de mis padres; nos dieron más libertad y vivimos muchas experiencias, todas fueron muy lindas y no podía negar que ella se esforzaba al máximo por la relación, no, se esforzaba por mi felicidad… se entregó completamente a mí de todas las formas y maneras que existen,

Pero, todo era muy perfecto… era hora de entrar a la realidad.

Yo, estaba comenzando a enamorarme de otra persona… era incomprensible, era ilógico y muy estúpido; la persona de quien me había enamorado, no me ofrecía nada, es más, ni estaba segura de que yo le gustase, pero así es esto, lo dejé todo para probar suerte con nada…

Cuando terminé con Daniela no logré decirle la razón del porqué la había terminado, porque ni yo mismo lo sabía; ella lloró, lloró y lloró. Claramente me sentí devastado y una completa mierda, ella pensó que solo la había utilizado y creó un odio combinado con un fuerte rencor hacia mí, no duró ni un mes cuando ya tenía otra relación, era claro que era un muy fuerte despecho pero no podía hacer nada, ya que, fui yo quien lo provocó, ella tenía que curarse sola y yo no podía voltear a ver atrás.

Pasé mucho tiempo pendiente de su vida, me preocupaba que no fuese feliz o que no estuviese bien, pero encontró a otra persona que si supo valorarla y la cuidó a como ella lo merecía.

Yo luché por Karina mucho tiempo hasta que ella decidió aceptarme, me dio el privilegio de ser su primer novio, de darle su primer beso y de ser la primera persona a quien abrió su corazón; ella fue la chica con quien tuve una de las relaciones más inocentes que haya existido, al inicio no me importaba y volví a adaptarme a la forma de amar de alguien, no me interesaba su cuerpo, la hubiese amado y aceptado así estuviese extremadamente delgada o extremadamente obesa. Yo realmente me enamoré de ella y por eso acepté el bucle nuevamente.

El bucle se repitió innumerables veces hasta que finalmente terminé cansándome de lo mismo, quería más nuevamente, tenía la misma sed pero  la amaba demasiado como para dejarla, ella fue igual que Maria y me negó todo lo que yo le pedí. Pero aun así la amaba y con todo mi corazón, no me permití dejarla ir, hasta que sentí que solo yo estaba luchando esta vez quería que ella luchara por mí y cuando se volvió a dar la opción de que la relación podría terminar, yo cedí, y ella simplemente me dejó ir…

Dolió como saber que habías perdido tu orgullo, tu dignidad, tu tiempo, tu oportunidad de ser feliz.

Pensé mil veces en su regreso, pero esta vez yo no cedería en mi sentir de dejar que alguien luchara por mí y me demostrara que en serio querría estar a mi lado.

No se ama así a alguien todos los días… y tampoco puedo decir que no la amo hasta el día de hoy pero lo más irónico es que ahora no sabía quién era yo.

Y así fue como entré a una de las crisis existenciales más grandes en mi vida de adolecente.

Todo por ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora