Desconocidos

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Esa palabra encajaba a la perfección con lo que ellos dos eran, dos desconocidos.

Noah, la observaba y la admiraba desde lejos, pero nunca lo caracterizó el ser un chico que va de frente o que activa rápido ante situaciones como estas, nunca tuvo el valor de cruzar al otro lado del tren para entablar una conversación; morocho, ojos color verde, musculatura normal para un chico de dieciocho años y aunque tuviera todas esas peculiaridades, él se sentía lo suficientemente avergonzado con el solo hecho de verla. 

No obstante a la pérdida del trabajo de su mamá, él tuvo que  que salir en busca de trabajo, algo que le de plata para poder mantenerse a él y a la familia; su única especialidad era el dibujo, esa pasión lo mantenía distraído y era un pequeño escape de la realidad, se sentía libre al pintar, era él y sus miles de pinturas de diferentes colores, sus pinceles de diferentes tamaños y todos sus trabajos realizados. Dadas las circunstancias recurre a vender todos sus cuadros hechos hasta ese momento. Los días de la semana asiste a clases de Arte después de  estudiar en un colegio común, materias que no le gustaban, con compañeros a los cuales no les caía bien y profesores que lo estresaban, mientras tanto,  los fin de semana, vende en las grandes ferias. 

Ámbar, en cambio, es una chica mimada, en plena etapa de adolescencia, el alcohol, las drogas y la rebeldía están presentes en su vida, llega a su casa a la hora que se le plazca o solo para comer, desaparece días enteros, hasta llegó a irse un mes de su casa. Los papás no le prestan demasiada atención, son hombres de negocio, tienen la cabeza metida en el trabajo, lo cual hace que apenas se acuerden de que tienen dos hijos.
Ella, al igual que Noah, Tiene una pasión por el arte, sólo que ella los lleva en la piel, más de cinco tatuajes. Odia lo rutinario, es por eso que se aburre rápidamente de su apariencia, pero lo hizo notar en el pelo; un día con rulos, al otro lacio, corto y teñido, largo y rapado al costado, hasta que encontró el ideal para ella, un color rubio rojizo, que iba en degradé hasta llegar a las puntas donde tenía un color rubio anaranjado. 

Noah, un amante del arte, la observa, todos los sábados en el tren, quiere descubrir lo que pasara detrás de ese cabello admirable y tan bien cuidado, detrás de esas polleras negras con medias rasgadas y grandes zapatos, blusas por arriba de su obligo y esa mirada, esa mirada tan triste. Sábado tras Sábado la dibuja sin que ella se de cuenta, capta la perfección en una hoja antes que ella bajará y el siguiera.

Fue así , entonces, como se conocieron, él dándole rápidas miradas para poder hacer su retrato. Ámbar aun confundida después de una fiesta en la cual había bebido mucho, como de costumbre. Se dio cuenta que aquel extraño chico con un lápiz en la mano, una hoja la estuvo observando todo el viaje. Tomo coraje y decidió hablarle.

-¡Oye! Noté que me estabas viendo hace unos momentos. ... ¿Qué estas haciendo ahí? -Apuntando a su cuaderno.

- ¡Oh! eh, mmm, si esto, te lo puedo explicar... Lo que hago es dibujar lo que mi corazón siente, o lo que tiene una belleza diferente a lo demás. Mi nombre es Noah, Noah Jones ¿El tuyo? - Dijo extendiéndole la mano en señal de saludo.

-Ámbar Preise, por lo que veo, sos muy bueno en eso de dibujar. Y gracias por ese ''cumplido'', pero no logro entender que es lo que me hace diferente -Dijo, sin poder entender que tenía que las otras chicas no.

-Tu pelo, es simplemente hermoso, no se ve en todas las chicas, y tus ojos ... - Se quedo un instante mudo, admirando esos ojos color miel que le daban la luz del amanecer- Son de un color maravilloso. - Añadió y se ruborizó .

-Gracias, me encantaría seguir hablando, pero la próxima es mi parada, y ya llego algo tarde a mi casa - Dijo mirando su reloj- Antes de irme ¿Viajas todos los sábados en este tren?

- Si, voy a vender unos cuadros, y el resto de la semana estudio. ¿Vos?

-Salgo casi todos los fin de semana, pero prefiero los viernes, después de un largo día de clases. Bueno nos vemos el próximo sábado, ya paró el tren y tendría que estar en la puerta para bajar. Un Gusto Noah. - Le depositó un beso en la mejilla y se fue-

- ¡Un placer !- Le gritó el mientras ella se alejaba algo apurada antes que las puertas se cerraran.

Ámbar al llegar a su casa , hizo el menor ruido para no despertar a su hermano y al acostarse no hizo más que pensar en Noah con sus ojos verdes y su sonrisa con hoyuelos .
Noah, en cambió, se quedo admirando los retratos que hizo de ella, recuerda su voz tan linda, y su pelo que tanto lo capturó.
Pero al fin no eran más que desconocidos a punto de conocerse.


Desafíos del Amor//EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora