47

583 125 14
                                    

Le dolía la cabeza, así que suspiró, aún sin levantarse de esa silla, que tonto era el peliblanco.

- No puedes hablarme así solo porque eres el "líder" o lo que sea, - se queja Rubius, mirándolo con el ceño fruncido. - sigo siendo tu pareja.

- No porque seas mi pareja significa que puedas hacer lo que te salga del escroto. - responde Vegetta, poniendo la mano sobre la mesa con un golpe. - No puedes hacerme parecer parcial.

- Pero se supone que lo eres, yo soy tu novio, no ninguno de ellos. - continúa el peliblanco. - No puedes echarme de la sala porque me estoy riendo.

- Puedo, y lo haré las veces necesarias para mantener mi puesto de líder, ¿entiendes?

- ¿Entonces es más importante ser líder que mi novio? - pregunta con el ceño fruncido.

- No es eso lo que estoy diciendo y lo sabes muy bien. - dice, con tono cansino. - No puedes buscar que te apoye como pareja en medio de una junta, y lo sabes.

- ¿Entonces no somos novios durante las reuniones? Bien, a ver si la próxima vez me lío con Fargan. - suelta con vehemencia, y se da cuenta de lo que ha dicho un segundo después, cuando Samuel deja su expresión fiera, para lucir repentinamente triste. - Sam, perdona, no quise decirlo así, sabes que estoy jugando, yo no haría eso, lo sabes.

- No serías el primero. - murmura, con voz débil. - Y lo sabes, y te importa una mierda, pero está bien, haz lo que quieras.

Y le dolía el pecho, justo allí donde su corazón latía perezosamente, como le habían dolido esas palabras la primera vez que las había escuchado.

Y quería a Rubius, aunque fuese para discutir, solo lo quería de vuelta, y algo en el fondo de él, algo que había estado evitando por demasiado tiempo, le decía que quizás nunca lo volvería a tener.

m e m o r i e sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora