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Vegetta la pasó espectacular, se rió, y bromeó con sus amigos, recorrieron la mayor parte de las tiendas de campaña que formaban la feria y compró un par de cosas que le habían gustado, y tras tanto caminar finalmente se sentó en una banca un poco alejada, con una sonrisa en el rostro, en verdad había necesitado esa salida.

- Mira lo que trajo la corriente... - el ojimorado levanta la mirada hasta aquella voz, para descubrir a Merlon, apoyado en su bastón, con una sonrisa cálida. - hola, Vegetta...

- Hola. - murmura, con expresión amena. - Hacía tiempo que no te veía.

- No he salido mucho de casa últimamente. - explica, el mayor lo mira, enarcando ambas cejas.

- ¿Puedo saber por qué? - inquiere y el joven se encoge quedamente de hombros.

El azabache toma una respiración profunda y mira al anciano, consideraba a Merlon como su padre, y tenían la confianza suficiente como para contarle lo que había estado pasando, así que lo miró. - ¿No has tenido la sensación de que... falta alguien?

La respuesta tarda un poco en llegar. - ¿Tú sí? - inquiere, y el ojimorado asiente quedamente. - Ya veo... - susurra, como si estuviese hablando consigo mismo. - estás en lo correcto... - murmura, inclinándose en su dirección. - ¿has oído que las mitades forman un todo? Luzu y Auron se tienen entre sí, ellos que son tan diferentes; y Fargan también tiene a Alex, pero... ¿dónde está tu otra mitad, Samuel? - los ojos del mayor se posan en los de Vegetta, encogiéndose de hombros. - ¿Sabes lo que nunca me gustó de este pueblo? - cuestiona, y sin esperar respuesta, vuelve a hablar. - Las personas aquí saben esconder secretos, inclus~

- ¡Vegetta! - Fargan corre hasta él, con una sonrisa que se va evaporando en cuanto ve a Merlon junto a él. - ¿Qué haces aquí? - inquiere, el anciano se pone de pie, apoyándose en su bastón nuevamente.

- Hola, David, - saluda con un asentimiento de cabeza. - solo venía a saludar... debo irme ahora. Oh, y Samuel, ¿dónde dejaste tu bonito anillo? - el ojimorado mira su mano, y de pronto siente la sensación de vacío en su dedo anular.

¿Y su anillo?

m e m o r i e sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora