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Finalmente caminó entre el bosque, con Vicente a un lado, le dolía la cabeza, pero de alguna manera se sentía un poco más aliviado, porque, a pesar de todo, aunque no tenía idea de que había pasado.

Y continuaría con la búsqueda del resto de la historia, cuando pudiese pensar con claridad, sin una jaqueca que lo hiciera ver todo borroso, por el momento caminaría hasta el bosque, como había planeado aquella mañana, y encontraría un chocobo.

* * *

- Espera aquí, ¿está bien? - susurra, amarrando al caballo a un árbol, mientras él cruza el pequeño río, con las mangas del pantalón dobladas.

¿Sería muy difícil encontrar un chocobo? Había escuchado por allí que no era tan fácil como parecía, pero sus compañeros nobersn demasiado perseverantes, así que no podía fiarse por completo de ellos.

Sale del río, deteniéndose en la orilla, con los brazos levantados por sobre su cabeza, que bien le hacía salir de casa, en especial en un lugar tan callado y refrescante como lo era ese.

- Doblas... - advierte, poniendo ambas manos frente a él. - que no se te ocurra...

Pero el peliblanco se ríe, tomándolo de la mano y tirando de él. - Anda, De Luque, diviértete un poco.

Había sido allí, habían ido a nadar allí en algún punto, y el lugar era hermoso, se permitió sonreír con una extraña paz que se esparcía desde su pecho al resto del cuerpo.

La paz allí parecía ser eterna, hasta que no lo fue más.

- ¿De Luque?

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