Capítulo 2

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Al llegar a casa, pude ver el auto de mi padre y el de Melisa, por mi mente solo rondaba las palabras con las que le diría a Melisa que su hijo, mi hermano y mejor amigo lo habían matado.

Al entrar los dos se levantaron del sofá donde estaban sentados, mi padre al verme con la ropa rasgaría y lágrimas rodando por mis mejillas me abrazo, yo correspondí su abrazo al separarme de él vi a Melisa... Dios no podía verla a los ojos, no sin pensar en cómo decirle la verdad.

-Tengo una mala noticia. -- les comenté con la voz entrecortada, sentía un nudo asfixiando mi garganta, las palabras no podían salir de mi boca. -- Yo no sé cómo decirles esto... Es tan difícil. Yo lo siento tanto.

- Hijo, ¿Qué te sucedió?, ¿Por qué estas así?, ¿Qué te paso? -- las lágrimas de no paraban de salir de mis ojos sentía que me estaba ahogando y las preguntas no paraban.

- Mi... Mi -manada, está muerta-- les confesé en un susurro apenas audible. --Todos están muertos, Scott, Alison, Lydia, Liam, Mason, Corey, Theo, los gemelos, Peter, Jackson, Malia, a todos los mataron excepto a Derek a él lo dejaron a lo último para que viera como mataban a la manada el único que faltaba era yo, pero como nunca llegue lo dejaron muy herido. Me dijo que nos fuéramos del pueblo. Que me fuera con él, pero yo no los quiero dejar son lo último que me queda y no los quiero perder. -- les dije, me senté en el pórtico de la entrada, sentía un vacío en el pecho, jamás superaría algo así.
Vi como Melisa se desplomaba en el piso y empezaba a llorar, la abrasé y me senté con ella las lágrimas no paraban y el dolor volvía a crecer en mi pecho.

- Vete con él... No me importaría mandarte lejos si tengo la certeza de que estarás a salvo, te estaré llamando todos los días. Por favor hijo cuídate y hazle caso a Derek. - yo solo asentí y subí a mi habitación a hacer mis maletas, tengo muchas dudas, pero solo una cosa clara, no es cansare hasta encontrar al asesino.

Mientras guardaba las cosas más importantes vi el retrato de Scott y yo cuando estábamos pequeños, no pude evitar las lágrimas, otra vez.

La lluvia empezó a caer, estaba claro que el cielo se quería caer en este pobre pueblo, baje con mi maleta hecha y me acerque a mi padre lo abrace con todas mis fuerzas.

- Ya es hora de irme... Los amo tanto. -sin más salí de la casa, sentía que el alma se me iba a salir, pero tenía que escapar.

Caminé hasta la esquina de la casa para tomar un taxi, durante todo el trayecto a el departamento de Derek miraba por la ventana, los recuerdos golpearon de repente, las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas nuevamente, cerré los ojos y di un suspiro al aire.
Al llegar le page el taxista, camine hacia la entrada.

-Por lo que veo tu padre estuvo de acuerdo. - me asuste ya que no la había visto.

- Si, estuvo de acuerdo, dijo que me llamaría todos los días. -él se acercó a mí y me abrazo. - ¿Por qué estas demostrando tanto, tú no eres así?

- Stiles... Yo realmente quiero que te sientas bien y que puedas sobrellevar todo el dolor de perder a una manada, una familia el vínculo es muy fuerte, por eso me comporto así de esta manera para reconfortante.

- Gra... gracias por todo. -dije abrazándolo.

- Es hora de irnos. - me dijo mientras agarraba nuestras maletas y salimos hasta el auto.

- Un nuevo comienzo.

[.....]

Durante todo el viaje en carretera fue silencioso, aunque en ciertos momentos eran conversaciones sobre nosotros, escuchando música y en mi caso leyendo un bestiario.

No teníamos destino fijado, quizás tendríamos quedarnos en un hotel a pasar la noche o seguir conduciendo, aunque siendo sincero no creo que aguante más se ve tan cansado, tiene ojeras y parece que en cualquier momento se va a quedar dormido.

-¿Quieres que conduzca un rato te vez muy cansado o no sé mejor paramos un rato? -- le propuse, me miro un poco dudoso, pero al final dio un leve asentimiento con la cabeza y estaciono el auto a un lado de la carretera.

- Está bien, pero si te cansas me avisas. -- yo solo asentí y nos cambiamos de lugar.

En menos de lo esperado Derek se quedó profundamente dormido, admito que se veía hermoso sus pestañas largas y arqueadas, su respiración era lenta y calmada sus labios entreabiertos.

A las puertas del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora