Cap 02

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Estábamos ya sentados en uno de los tantos bancos del Gran Comedor.

Me sentía un poco molesto, había demasiado ruido, aún no terminaban de asignar las casas para los de primer año. Y la canción que cantaron los niños dando la bienvenida, una vez más fue horrenda.

Pero aún así desde que llegue y me senté aquí, el tiempo se me había pasado como un suspiro.

Y creo que eso se debía a que no podía dejar de repetir una y otra vez en mi cabeza, el encuentro que tuve con Keisy Andersson.

Mi corazón había quedado ansioso y alborotado, los pocos diálogos que habíamos tenido se repetían como un disco rayado en mi cabeza.

Simplemente no podía dejar de pensar en ella, desde siempre más bien. Pero ahora, no dejaba de pensarla más que nunca.

Mi atención que estaba puesta en un niño que había subido para que le pusieran el sombrero, se fue completamente hacia otro lugar cuando alguien se sentó a mi lado.

Demasiado cerca, tanto que me di la vuelta con mi ceño fruncido ya en mi rostro. Iba a insultar a quien quiera que se haya dignado a sentarse casi encima mío.

Pero en cuanto me fije quien era aquella persona, pronto los rasgos de mi enojo expresados en mi cara se relajaron.

Al darme cuenta que no era nada más y nada menos que Zabini.

Sonreí levemente sin poder evitarlo, no lo había visto en el tren, y tampoco cuando entre al comedor. Así que mi repentina alegria y sorpresa se podía notar en mis rasgos.

–¡Hola, Huroncito!–Susurro ya que todos estaban callados. Mientras pasaba uno de sus brazos por mis hombros.–¿Me extrañaste? Yo sé que si.

Y si, aquel apodo había arruinado por completo mi poco buen humor, y el poco extrañamiento que había tenido por Zabini.

Sacudí mi hombro haciendo que me soltara, y que también una pequeña risita saliera de sus labios ante la facilidad que tenía para molestarme.

Blaise me había puesto aquel apodo desde que me había visto convertido en un hurón, y todo había sido culpa del estúpido y engreído Potter.

Luego de casi una hora en donde por fin todos los niños habían sido nombrados a sus respectivas casas. Comenzó el banquete.

Al parecer no solo yo tenía hambre, ya que la mayoría de los estudiantes habían arrasado contra la comida en cuanto Dumbledore la hizo aparecer, con un simple movimiento de mano.

Blaise como era de esperar, comenzó a hablarme de todo lo que había hecho en vacaciones. Las clásicas peleas con sus padres, sus viajes, lo que se había comprado, y etc, etc, etc.

Sin embargo yo me dedicaba a comer y escucharlo. Como siempre.
No me molestaba que Zabini hablara, ya que yo no era una persona que hablara mucho. Así que él se encargaba de llenar aquellos espacios de silencio entre nosotros, desde que éramos niños.

Blaise Zabini era una persona extrovertida, pero a la vez también era serio. No era de reírse de cualquier cosa, o ser una persona  gentil con todo el mundo.

En eso éramos similares, priorizaba el estatus de sangre y la selección de casa. Despreciaba a los sangres sucias tanto como yo, tal como nos lo habían enseñado nuestros padres.

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