Cap 05

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Los días seguían pasando de manera lenta para mi. Volvía a estar callado, serio, y solo concentrándome en mis estudios.

Mi ánimo se basaba en la neutralidad, y sino era así, me encontraba molesto. Creía que había vuelto a ser yo mismo.

Y sabía perfectamente a qué se debía aquello.

Hablar con Andersson, o simplemente sentarme a su lado. Me cambiaba automáticamente el humor, y no era algo que solo yo había notado.

Sino que también Blaise me lo había dicho.

Me veía más contento, hablaba un poco más de lo habitual, y mi paciencia aumentaba. Y aquello se debía a solo una persona, que ni siquiera hace falta que la nombre otra vez.

Pero al discutir con ella, todos aquellos sentimientos, estados de ánimo, que en definitiva me hacían estar bien conmigo mismo. Se habían esfumado.

Como si no tuviera motivo alguno para mantenerme contento, y menos feliz.

Ella se encargaba de ignorarme, ni siquiera me miraba. Y menos me iba a dirigir la palabra, sabía que la había avergonzado por "alzarla" y llevármela frente a todos los estudiantes que había aquel día en el patio.

Estaba nervioso en cuanto llegó el día de volver a compartir clase con ella. Y más al pensar en que tenía planeado disculparme, algo que muy pocas veces hacía.

Pero todo aquello ni siquiera pude intentarlo...

~

–Ya verás que te perdonara, Draco. No fue algo tan grave.–Habló Zabini sentado frente a mi junto a Rose.

–De hecho si fue grave, o por lo menos lo fue para Key.

Al escuchar aquello por parte de la amiga de Blaise solo hizo que me pusiera más nervioso. Y ella se ganó una mirada asesina por parte del moreno.

A lo que Rose se apuró a hablar una vez más intentando reparar su error.

–Pero se le pasará, estoy segura.–Añadió sintiéndose un poco incómoda.

Baje mi mirada a mi libro cerrado en la mesa oscura de madera. Mis dedos no dejaban de jugar con mi pluma blanca, haciéndola girar en mi propia mano.

Pronto ambos dejaron de hablar entre sí, y miraron detrás mío. Y supe al instante que Keisy había llegado.

Mi cuerpo se puso tenso, y pronto me enderecé en mi asiento. Sintiendo como mi corazón comenzaba a latir con fuerza.

Pude oír sus pasos acercarse cada vez más, y pronto por mis reflejos la vi apoyar sus libros en el lado libre de al lado mío. Pero su cuerpo no se había sentado junto a mi.

La mire de manera automática, no podía dejar de hacerlo por más que lo intentara. Era como si mi propio corazón controlara mis acciones.

Estaba con su uniforme perfectamente impecable como siempre. Su cabello estaba recogido en una coleta alta, y prolija. Y sus joyas finas de oro, adornaban su muñeca derecha en una pulsera. Y sus anillos de siempre decoraban sus dedos.

HipnotizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora