Rodrigo

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Escuchó el relato de lo acontecido que hizo su  novia en silencio y sin realizar gesto alguno. Sus  ojos verdes, de mirada dura, tenían la frialdad de un  glaciar antártico y contrastaban vivamente con su piel  trigueña y su cabello oscuro, propios de climas tropicales. Por momentos pasaba las palmas de sus manos por sus firmes pectorales de gimnasio y luego volvía a apoyarlas sobre sus piernas. Cuando su chica terminó de hablar, emitió su opinión, que sonó más  bien a  veredicto.

-Ariana, sos tremenda pelotuda.

La contestación lacónica de Rodrigo derrumbó  aún más su autoestima, pero aún así se quejó  por el destrato.

-Rodri, te cuento esto  en busca de apoyo y vos me hundís más.

-Es que no hay apoyo posible para lo que hiciste. Le hiciste perder un cliente a tu jefe y un montón de plata a un pobre tipo.

-Mirá, mas allá de lo que pienses acerca de lo que hice, voy a necesitar otro tipo de apoyo. Mi jefe me acaba de despedir sin pagarme indemnización, porque según él, mi despido se debió a una causa justa...

-Y a vos te parece que fue injusta?

-Dejame terminar...te estaba diciendo que mi ex jefe me despidió sin pagarme indemnización y solo me abonó el sueldo del último mes que trabajé...

-Bastante generoso fue

-...y no es demasiado dinero. Se me va a ir todo en el pago de los gastos de luz, gas, comida, internet y otras cosas que tengo que pagar.

-Vas a tener que ajustarte, querida.

-Igual por más que me ajuste, voy a necesitar ayuda. Se que a vos te esta yendo bien en tu trabajo en la empresa de software, que incluso te ascendieron, todas cosas que vos mismo me contaste...

-Ya veo donde apuntás Ariana...querés que te pase plata- respondió Rodrigo.

-Si amor, al menos hasta que pueda conseguir otro trabajo, que me ayudes un poco económicamente...

-Mirá Ariana- la interrumpió mirándola fijamente a los ojos- Esto es consecuencia del error que cometiste, y es necesario que afrontes esa consecuencia para que aprendas de él. Si yo te doy el dinero, sería lo mismo que no hubiera pasado nada, porque podrías seguir gastando sin problemas, y entonces no te importaría hacer los cambios que tenés que hacer para no seguir equivocándote.

-¿Que cambios?

-Dejar de vivir colgada en una nube, prestar atención a lo que hacés, a tu trabajo, no andar distrayéndote. O no te das cuenta de eso? - le gritó Rodrigo.

-No me vas a dar nada- le espetó Ariana mientras bajaba la mirada y sacaba un pañuelo de su bolsillo para secarse las lágrimas.

-No- le dijo Rodrigo secamente- A ver si así aprendés de una vez por todas a dejar de ser una idiota. Que esta situación te sirva para empezar a mejorar, porque todos (tu ex jefe, sus clientes y hasta yo mismo) nos estamos cansando de vos y tus errores. - y poniéndose de pie caminó rumbo a la puerta de salida. Se fue dando un portazo sin siquiera saludarla ni mirar atrás. Igual Ariana no se quedó lamentando la partida de Rodrigo. Su mente estaba abstraída en como conseguir dinero para continuar con su vida. Contempló la habitación de sus padres, vacía desde que fallecieran años atrás. Una casa demasiado grande para que la habitase una sola persona. Y lentamente, una idea se abrió paso en su cabeza. Sí, se le había ocurrido una forma de hacer plata, y no se trataba justamente de pedírsela a su novio.





Las inquilinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora