Las gotas de la ducha caían raudamente sobre el suelo, y el repiquetear de las mismas sobre la superficie dura de las baldosas interrumpían el silencio ominoso de la mañana. En el pequeño baño, tres personas se amontonaban. Bien cerca de la puerta de entrada, Ariana, vestida con un jean azul y musculosa rosa, cámara en mano registraba la escena. Y, bien cerca de la ducha, Luisana y Yanel, tapados sus cuerpos con sendos toallas, procedían a desvestirse para darse un baño bien caliente, que debidamente registrado por Ariana, sería visto por los cientos y miles de suscriptores de su sitio web. Los toallas cayeron al suelo y las negras, ya sus cuerpos al alcance del agua caliente que caía, se calentaban todavía más a causa de la fogosa interacción entre ambas.
Desnudas ambas en la bañera, acariciaban con sus manos sus espaldas, piernas y glúteos, mientras sus lenguas se fundían en un beso interminable. Sus entrepiernas quedaron en contacto directo, y Yanel empezó a frotar su pubis contra el pubis de Luisana, mientras le daba mordiscones en el cuello. En tanto, los pechos de ambas se chocaban y sus pezones se ponían duros y puntiagudos.
Ariana, como camarógrafa, registraba la apasionada escena y era testigo directo de la situación. Le llamaba la atención el realismo de la actuación. En muchas películas se notaba la frialdad de los actores, que solo tenían sexo porque les pagaban para filmarlos follando. Que después que todo terminaba, se vestían rápidamente y salían del set sin saludarse, ya que muchas veces no se atraían ni se soportaban. No era el caso de Luisana y Yanel. Se amaban y se atraían, y cogían de igual manera con la cámara prendida que sin ella. Y el encuentro sexual entre ellas era como el choque de dos estrellas, irradiando fuego para todos lados.
En un momento dado dejaron de besarse. Yanel empezó entonces a descender, pasando su lengua por el cuello, pechos y ombligo de Luisana hasta terminar en cuclillas con su boca frente al sexo de su amiga. Entonces pasó sus brazos alrededor de la cintura e introdujo su lengua bien adentro de la vagina de su compañera. Luisana empezó a gemir suavemente.
-Ah, ah, ahh, ah...
Ariana se acercó para poder tomar esa escena con mayor claridad. Filmó a Yanel lamiendo la argolla de su amiga y después hizo un primer de plano del rostro de Luisana con los ojos cerrados y pasándose la lengua por los labios, experimentando un placer indescriptible. En un momento dado Yanel metió uno de sus dedos en el ano de Luisana, al mismo tiempo que seguía practicándole sexo oral. Luisana empezó a ser atacada en dos frentes, y sus gemidos suaves se volvieron más ruidosos y potentes.
-Ah, ahh, ahh, ah, ah aaaaaaaaaah!!!!!!
Ariana se preocupó, era como si a Luisana la estuvieran matando. Pero después se quedó tranquila: la estaban matando, pero de placer. Una muy buena forma de morir, podría decirse. Y si bien ella era heterosexual, semejante despliegue de sensualidad y pasión como el que venía presenciando desde que se había convertido en la camarógrafa oficial de las dos porno morenas, empezaba a generar en ella cierta atracción y curiosidad. Horas enteras follándose la una a la otra, disfrutándose, explorando sus cuerpos y degustando sus pieles. Tenía que hacer memoria para recordar la última vez que follando con Rodrigo había conseguido llegar a la hora de duración. Tal vez las primeras veces que hicieron el amor después de haberse conocido? De cualquier manera, ni siquiera en aquellos tiempos lejanos parecía haber alcanzado el grado de disfrute que estaba logrando Luisana en ese momento. Súbitamente Ariana empezó a notarse excitada, con las tetas endureciéndoseles. Sintió unas ganas enormes de colarse unos dedos en la argolla, pero tenía que sostener la cámara con las dos manos, si no lo hacía se caía al piso y se rompía en mil pedazos. Entonces cruzó las piernas con fuerza, apretando los músculos y creando presión contra sus genitales. De esta forma comenzó a obtener placer para sí misma y logró apagar en parte la excitación que sus dos inquilinas parecían haberle contagiado. Finalmente, y mientras estaban las dos recostadas sobre la bañera, besándose, Luisana le hizo a Ariana con dos dedos el gesto de una tijera, dándole a entender que ya tenía que cortar. Ariana lo hizo aliviada, porque ya no soportaba más la exposición a semejante desenfreno amatorio. Las imágenes de las dos negras amándose estuvieron revoloteando en su cabeza durante todo el día, mientras cocinaba, mandaba currículums para conseguir trabajo, o miraba televisión a la noche. Y cuando estuvo oscuro y llegó la hora de dormir, se metió en su cuarto, se ocultó bajo las sábanas y empezó a tocarse, suavemente, los pechos, las piernas, su abdomen, acariciando su piel de una forma que hacía mucho Rodrigo no lo hacía, como lo harían tal vez Luisana o Yanel....si pudieran o quisieran hacerlo. Querrían hacerlo? Quien sabe. Podrían hacerlo? Eso dependería de si Ariana las dejaba....Era muy loco, pero por cada acto sexual que veía de sus inquilinas, la resistencia de Ariana hacia el lesbianismo disminuía en un porcentaje importante. Finalmente, sus manos acabaron en su vagina y un par de dedos fueron directamente al interior. Estuvo un rato largo sacándolos y metiéndolos, gozando consigo misma como hacía mucho que no lo hacía. Finalmente, un chorro de líquido salió de su vagina, salpicando las sábanas. Ariana entonces se dio por satisfecha y cerró los ojos. En pocos minutos el cansancio hizo su trabajo y dormía profundamente.
ESTÁS LEYENDO
Las inquilinas
RomanceA Ariana la despidieron por un error en su trabajo, y para conseguir dinero puso en alquiler una habitación de su casa. Así acabará conociendo a dos inquilinas negras y lesbianas, Luisana y Yanel, que harán que su vida cambie radicalmente.