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SIN VERGÜENZA

Las cosas se habían descontrolado

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Las cosas se habían descontrolado.

Se suponía que todo iba a ser una reunión tranquila solamente de amigos, pero la casa de Kenzie se encontraba inundada de gente que ninguno conocía. La casa entera estaba hasta las manos e incluso el jardín, a pesar de ser invierno. Si bien no había muchas posibilidades que la gente se descontrole completamente ya que era de día, esto era muchísimo más de lo que habíamos planeado. Sorpresivamente, Kenzie no parecía molesta ni mucho menos preocupada, agarramos algunas bebidas y fuimos al jardín ya que no estaba tan atestado de gente como el interior o la galería.

El sol invernal era débil, pero lo suficiente como para calentarnos y que al golpear con nuestros rostros sea agradable y transmita una sensación de paz. Hayden y Joey se embarcaron en una acalorada discusión sobre brujas y princesas.

—¡No! Me vas a escuchar Summerall y esta vez te callas—dijo un acalorado Joey. Yo no fui capaz de contener mis carcajadas, en parte escondiendo el disgusto de todavía no haber visto a Johnny por ningún lado—. Ellas es una princesa, una princesa bruja ¿O no? y ahora dime, ¿Qué era su hermana? Una bruja, la bruja embrujada del este, hermano.

Al escuchar semejantes palabras y ver la cara de enojo y confusión de Hayden, todos estallamos en carcajadas. Y lo vi, pasando entre la gente con una cara de confusión y un toque de diversión al escuchar la acalorada discusión entre Hayden y Joey. Por un instante nuestras miradas se conectaron y no pude evitar sonrojarme cuando los recuerdos de nuestros labios moviéndose al compas pasaron tal como un flash por mi mente, pude notar la sonrisa ladina de Johnny. Él sabía lo que estaba pensando. Buscando un lugar en dónde sentarse, Kenzie se pasó de mi derecha a mi izquierda dejando así, que Johnny tome asiento a mi lado.

Gran error.

Automáticamente su mano se posó en mi muslo sin importarle el que estemos en frente de todos y en mi intento de apartarlo, terminé con sus brazos alrededor de mi cintura y con la mirada de todos encima.
No podía concentrarme bien de los nervios y miles de ideas, insultos y pensamientos inundaron mi mente como una ola gigante.

—Así que, ¿Ustedes dos ya volvieron?—dijo Joey sin filtro y yo me ahogué con mi propia saliva.

—NO—al instante le respondí básicamente gritando y todos me miraron divertidos y extrañados. La risita baja de Johnny sólo audible para mí no se hizo esperar, provocando que yo lo mire con mi peor cara. Él, al ver mi cara, río y me besó la mejilla.

¿Pero qué le pasa a este imbecil?

Se nota en su rostro que disfruta el que todos nos miren extrañados y emocionados, pero disfruta mucho más el verme nerviosa aún sabiendo los hechos de más temprano. Es un sin vergüenza.

Más tarde, cuando yo ya me había propuesto el dejarme llevar y disfrutar del sol invernal californiano en mi piel, Johnny y yo nos encontrábamos bailando. Heaven de Julia Michaels estaba en su punto clímax a todo volumen.

—I still remember the moment we met— canté con su hambrienta e intensa mirada perforándome—. The touch that he planted the garden he left,

I guess the rain was just half that effect.

La canción siguió pero nosotros no. No, nosotros nos estancamos en ese momento en el que la nieve caía como lluvia. Nosotros nos estancamos en un intenso beso que reflejaba todo lo que sentíamos por el otro. Todo el deseo, el anhelo, todo el pasional amor que no pudimos expresarnos los últimos tres años. Absolutamente todo.
El momento era nuestro y en ese instante no encontramos ni una sola razón al por qué no deberíamos estar juntos. El mundo nos pertenecía y al que no le guste que se vaya a la mierda.

//

Mi espalda impactó contra la pared de forma brutal mientras nuestros besos iban cada vez aumentando más la intensidad.

No nos quedamos satisfechos esta mañana.

Johnny abrió la puerta de su habitación y al cerrarla volvió a pegarme a ella logrando que mi espalda haya recibido ya dos impactos. No sé cómo va a terminar esto, ni me importa.
Fui dejando suaves besos en su cuello, sabiendo que es su punto débil, el agarre en mi cintura se incrementó y pasó una de sus manos a mi trasero, apretándolo como si de una pelota tratase. Me empujó a la cama.

Apoyada en mis codos lo ví.
Ya no era un chico. Se trataba de un animal hambriento que estaba cerrando la puerta con seguro, dispuesto a devorarme.
Algo en mi interior se prendió, como un rayo.
Con cada paso que daba hacia mí, yo me excitaba más. Su camiseta desapareció un largo tiempo atrás en el transcurso de la puerta principal a su cuarto.
Cuando llegó a mí, pasó sus manos por mis piernas, acariciando mis vaqueros de forma lenta y sensual, mi interior estaba cada vez más necesitado de atención. Él pareció notarlo, por lo que rápidamente me quitó la camiseta seguido por el brasier, y apenas sus labios hicieron contacto con mis pezones, solté un jadeo que provoco la sonrisa de Johnny.

Se entretuvo con ambos de mis pechos por un buen rato. Acariciándolos, lamiendo, chupando y apretando. Yo era un manojo de nervios y gemidos. Una vez que ambos pezones se encontraban erectos y sensibles, se dedicó a bajar sus besos por mi abdomen, dirigiéndose a el otro lugar que gritaba por su atención.
Desprendió lentamente mi pantalón y lo tiró por un lado de la habitación cuando los sacó, me miró pidiéndome autorización cuando acercó su rostro a mis bragas, yo sólo pude asentir varias veces. Pasó su dedo índice por mi feminidad, por arriba de la tela, notando mi humedad y sonrió al escuchar mi gemido.
Fue sacando poco a poco la última prenda que me quedaba con los dientes, y nunca me imaginé lo que vino después.

Sus dedos y su lengua jugaban entretenidamente con mi entrepierna y yo me encontraba tocando el cielo.
Mis gemidos inundaban la habitación ocasionando que Johnny suelte uno que otro gruñido contra mí.
Sus dedos aumentaron el ritmo mientras su lengua me llevaba al borde del abismo. Mi cuerpo terminó en una explosión de sensaciones.

No tuve tiempo de recuperarme de ese maravilloso orgasmo cuando ya sentí que Johnny se colocaba el condón para luego entrar en mi de una sola estocada.

—Mierda—gemimos los dos.

Sus embestidas eran fuertes y profundas, iba a un ritmo rápido, desgarrándome del placer.
Entre más le pedía, más cerca estábamos los dos de tocar la cima. Sus labios en mi cuello, mandíbula y clavícula, chupando y succionando para dejar marcas que iban a ser difíciles de ocultar después.

Jadeos, gruñidos, arañazos, gemidos y mordidas; fueron actos para demostrar el amor y el deseo que nos teníamos y que siempre estuvo latente entre nosotros.

Nuestros apretones se fueron intensificando a medida que estábamos más cerca del orgasmo y llegó un momento en que sus embestidas eran frenéticas y sin control. Ambos gemíamos con fuerza sin prepararse para lo que venía después, y ahí fue cuando sucedió.

—¡Dios!

Nuestros cuerpos explotaron en una mezcla de sensaciones y amor. No había palabras para describir lo que sentí en ese momento.
Nos mordimos, nos besamos y nos abrazamos para después cerrar los ojos.

Lo último que me acuerdo antes de caer en un sueño profundo son los brazos de Johnny cubriéndome del frío y un beso en la frente acompañado de un «Te quiero»

//

Buenas ya se que me odian principalmente por el hecho de que no actualizo.

Para recompensar mi falta les dejo este capítulo +18.

Ya saben que no tienen que esperarme porque se ponen viejitxs y arrugadxs como pasas de uva.

Lxs amo.

Always; JODonde viven las historias. Descúbrelo ahora