Capítulo 5

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31 de diciembre de 1966, 6:55 de la mañana, Oficina del director, Castillo Hogwarts de Magia y Hechicería, Tierras Altas, Escocia.

Albus se levantó muy temprano esa mañana, pensando en la reunión que iba a tener dentro de poco, Pollux Peverell, un joven del que nunca oyó en Reino Unido mágico, pero eso no significaba que estudió en otra escuela de magia.

Según el contenido de la carta de ayer, el hombre estudió en Durmstrang, pasando con excelentes calificaciones, mayores a las que él dio en su tiempo en Hogwarts como estudiante. Ayer, después de enviar la carta al señor Peverell, envió otra carta al actual director del Instituto Durmstrang, quien apenas le respondió un "sí" en su corta carta.

Ahora estaba nervioso, no quería a un sangre pura extremista recorriendo sus pasillos, tenía mucho con los estudiantes de las diferentes casas que intimidan a los nacidos de muggle.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no escuchó la chimenea activarse ni vio salir al hermoso hombre que se quitó el hollín con un solo movimiento de manos. Un carraspeo fue lo que escuchó el director antes de volver a verlo.

Solo la imagen de ese hombre le sonrojó, cabello blanco como la nieve amarrado en una coleta alta, ojos del color de la maldición asesina, pómulos altos, una ligera barba de tres días, un cuello fuerte, grandes músculos cubrían su cuerpo, pero no llegaban a ser asqueroso, tenía una altura de quizás dos metros, o un poco más, llevaba un traje muggle de la época a la medida con unos zapatos a juego, a todo eso súmale el hecho de que se podía notar el gran paquete entre las piernas.

Albus no podía sacar la imagen de su mente, ese hombre era más atractivo que Gellert mientras estaban buscando las reliquias o cuando fue su duelo. Apartando su cara sonrojada del hombre carraspeó, necesitaba recuperar la compostura si quería tener un maestro de Defensa antes de que inicie el nuevo trimestre.

Tomando una actitud seria se giró, no podía pensar en él como una pareja, quizás podría conocerlo bien para ser una figura paterna para el hombre frente suyo. Con lo que no contó fue la leve intromisión a su mente por parte de Pollux, el peliblanco solo sonrió al leer los pensamientos del que fue su mentor en el futuro.

-Tome asiento, señor Peverell, ¿gusta un caramelo de limón? -ofreció el anciano mientras sonreía-.

-Gracias -agradeció Pollux tomando un puñado de estos-.

-Bueno señor Peverell -comenzó Albus-.

-Pollux, señor -le interrumpió el hijo de la muerte-. Prefiero que me llame por mi nombre en privado, si es que no le molesta.

-No, claro que no, Pollux, espero que tú también puedas llamarme Albus en privado –dijo feliz el anciano, al fin podría ser quien era sin tener a alguien que fue su alumno-.

-Está bien Albus -respondió alegre Pollux-.

-Volviendo a nuestro tema, quisiera saber primeramente porqué vino a Gran Bretaña mágica y porqué quiere el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras –fue directo al grano Albus-. 

-Vine a Reino Unido por el simple hecho de que me reencontré con mi padre, mi padre biológico, él y mi madre tuvieron una aventura y de ello nací yo, ella vivía en Noruega, por lo que yo igual nací allí, como sabe, estudié en Durmstrang, donde la mayoría me creía un mestizo por no saber quién era mi padre, por más que llevara su apellido, fui jugador de Quidditch en mi casa, en la posición de buscador y rara vez como cazador -comenzó a contar toda su historia, total, son los recuerdos que le dio Thanatos, no los podía negar-. Fui el primero de mi año tanto en mis T.I.M.O. como en mis E.X.T.A.S.I.S., siendo el primer alumno de Durmstrang en lograr tal hazaña -paró para tomar un respiro-. Hace ocho años perdí a mi madre por viruela de dragón, ella solo me dejó una llave en Gringotts antes de morir, luego de eso me enteré de que mi padre seguía con vida, pero tenía mucho resentimiento hacia él por habernos abandonado a mi madre y a mí -otra vez paró para mirar sus manos-. Pero ahora todo está bien, vine a este lugar por respuestas tras ocho años de sufrimiento y por fin lo conocí, él es un hombre bueno, no sabía de mi existencia, por lo que no pudo estar en mi vida...

Beast DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora