24- El día más feliz... La hora más feliz 2/2

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De repente, me quedó claro por qué Kara estaba tan bien educada para ser esclava. Ser enviada a Persia como esclava tenía sus ventajas y sus horrores. El aspecto desgraciado de una niña de diez años era la tendencia de los persas a tener niños como esclavos sexuales. Lo raro era que no pegaban ni maltrataban a sus esclavos, sino que los formaban a base de amabilidad y regalos, una extraña forma de abuso. También eran partidarios de educar a los niños esclavos junto con los hijos de los nobles. Todos los niños y niñas aprendían a leer, escribir y a tocar un instrumento, normalmente la lira. La suerte para Kara fue que, cuando una niña cumplía los doce veranos, debía haber nacido persa para compartir el lecho de un ciudadano. Seguramente Kara fue vendida a un comprador griego, lo cual la trajo de vuelta a su patria, justamente por esa razón.

-Kara, es que... bueno, no es que no te creamos, por supuesto que te creemos, amor,- dije, besándola en la frente- pero la corte debería tener pruebas de que naciste libre, ya sea la palabra de tus padres o de una comadrona presente cuando naciste.

-Lo comprendo. Lamente haber interrumpido la sesión, señoría- contestó Kara y le sonreí ligeramente. Con todo lo que había sufrido y todavía intentaba mostrar el decoro apropiado delante de los hombres presentes en la estancia.

-Esto no ha terminado aún- me levanté y me pasé las manos por el pelo.

Había algo que me inquietaba con todo esto. La historia de Kara me parecía cierta por más motivos que el de que fuera mi amante y que quería que fuera cierta. Mi mente repasó a toda prisa las numerosas conversaciones que habíamos tenido Kara y yo a lo largo de estas últimas lunas. Diez... el número diez no paraba de darme vueltas en la cabeza.

-Kara, ¿te secuestraron cuando tenías diez veranos?- pregunté.

-Sí.- respondió despacio- Eso fue hace diez estaciones, casi once.

Me volví hacia Alexandra y Brainy.

-Cuando hablé con mi constructor jefe, Sagoris, el día en que le dije que derribaran las casas del servicio contratado y reconstruyera, me dijo una cosa interesante. Me explicó que Demetri fue el encargado de construir esas chabolas que ahora teníamos. En ese momento, supuse simplemente que Demetri había comprado materiales de peor calidad y se había embolsado el dinero restante. Ahora sé dónde fue a parar ese dinero. Sagoris dijo que todo eso ocurrió hace unas diez estaciones.

-Así que piensas que Demetri puso los fondos para la trata ilegal de esclavos de Kassandros- siguió Alexandra.

-Es absolutamente lógico, bien mirado.- me puse a dar vueltas como siempre cuando hablaba- Hace diez estaciones, Demetri robó dinero suficiente del tesoro de palacio para financiar esa clase de operación. Hace diez estaciones, Kassandros fue nombrado gobernador de Macedonia. Hace diez estaciones, Kara fue secuestrada igual que las niñas que hace poco rescatamos de las garras de Callius.

-Parece más que suficiente para que el caso sea sobreseído- comentó Brainy.

-¿Pero dónde están las pruebas?- ni siquiera me había dado cuenta de que J'onn había entrado en la estancia. El hombre mayor estaba cruzado de brazos.

-J'onn tiene razón. Todo esto no son más que conjeturas a menos que tengamos testigos, alguien que supiera o viera algo- asentí entristecida.

-Él lo sabría- se oyó la voz de Kara desde el sofá donde seguía sentada.

Casi nos habíamos olvidado de que la joven seguía allí y todos nos volvimos hacia ella de golpe.

-¿Te refieres a Kassandros?- le pregunté y ella asintió con la cabeza.

-Kara, es un hombre cuestionado a morir, nos escupiría a la cara antes que darnos información para corroborar tu caso- respondió Alexandra.

-No necesariamente.- añadí- Puede que consiga hacer un trato con él. Alexandra, ¿puedes decirle a dos guardias que lo traigan?

Conquistando a la Conquistadora (ADAPTACIÓN SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora