2-Kara, te necesito

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Notaba que el vino sin la menor duda, pero lo que me satisfacía era que la mayoría de los hombres que me habían desafiado a un concurso de beber habían perdido el sentido hace ya largo rato. Contenta al saber que todavía conservaba algo de mi juventud, salí de la sala de banquetes y me dirigí a mi habitación. Debía de estar escorándome a babor ligeramente porque Alexandra apareció de repente y tuve que confiar en que me llevara hasta mis aposentos o me podría haber pasado toda la noche vagando por los pasillos.

- ¿Deseas algo más esta noche, Señora Conquistadora?- preguntó cuándo abrí la puerta.

- No, por esta noche estoy servida. Alexandra... - la llamé cuando se volvió para marcharse- Mmm... Gracias.

Alexandra nunca hablaba mucho. Inclinó la cabeza ligeramente y me dirigió una leve sonrisa. Las dos éramos guerreras y ella sabía lo mucho que me estaba esforzando para convertirme en una soberana más clemente, y no digamos en un ser humano decente. Aceptó mi agradecimiento indeciso con una cortesía una para un soldado. Entré a la habitación y estuve a punto de tropezar con la muchacha, que estaba arrodillada a los pies de mi cama.

- ¿Quién Hades eres tú?- le grité. Me había sorprendido y no me gustaban las sorpresas.

La carita se alzó al instante llena de alarma y apenas reconocí a esta belleza con su pelo rubio y la cara recién lavada.

- Oh...- dije, pues no se me ocurrió otra cosa que decir. Reconocí a la esclava que había seleccionado antes, pero con dificultad.

Bajó la cabeza de nuevo y pareció esperar a que le diera algún tipo de orden. Hacía tiempo que no tenía una esclava corporal y ya no estaba habituada a este tipo de conducta. Era arrebatadora ahora que estaba limpia y advertí que mi doncella personal la había vestido con una de mis batas de seda viejas. Resultaba bastante grande para su pequeña figura y se le resbalaba por un hombro, revelando su preciosa piel clara. Si no había planeado ella misma esa maniobra, debería haberlo hecho. Era de lo más seductor.

Confieso que no estaba muy sobria, pero de todas formas crucé la habitación para servirme una copa de vino. Cuando me hube bebido como la mitad de la copa, me volví y la muchacha seguía en la misma postura sumisa, arrodillada en el suelo a los pies de mi cama. Supuse que era lo que le habían enseñado. Eso o Sylla, mi doncella, le había dicho que lo hiciera.

Mi libido me había abandonado en el curso de la última estación más o menos, pero al contemplar a la pequeña rubia, cuyo pelo caía hacia delante por tener la cabeza gacha, tapándole la cara, sentí una cálida necesidad que me encogía el vientre. Me bebí de un trago el resto del vino para retrasar el dolor de cabeza que se avecinaba. Empezaba a tener el cuello rígido y me dolía la espalda, señal inconfundible de que por la mañana iba a tener una resaca del Tártaro.

Fui a la cama y me deje caer pesadamente en el blando colchón. A mis dedos les costaba mucho soltar los cordones de mi camisa y por fin me rendí. ¿Cómo se llamaba la muchacha?

- ¿Cómo dices que te llamas?- pregunté.

- Kara, mi señora.

- Kara, te necesito- respondí y ella se levantó ante mí y dejó caer la bata al suelo.

Sólo pude quedarme mirando el cuerpo magnifico que tenía ante mí. Para ser esclava, tenía pocas o ninguna marca de látigo en el cuerpo. Por lo general, solo hay una razón para mantener una esclava en tan buen estado y es que haga bien su trabajo. Esa idea provocó otro rayo ardiente de calor que me atravesó el vientre.

- Vuelve a ponerte la bata, Kara- dije rápidamente, mirándome las botas.

No tenía ni idea de porque me estaba refrenando de tomar a la muchacha sin más, era lo que solía hacer. Si veía algo que deseaba, lo hacía mío. Bueno, era lo que hacía antes. Ahora intentaba no aterrorizar a las jóvenes. En algún momento había empezado a producirme una sensación de vacío, eso de tener mujeres en la cama que estaban ahí solo porque yo se lo ordenaba. Sentía algo por esta pequeña rubia que iba más allá de la lujuria física y eso me preocupaba, pero esta noche no me apetecía enfrentarme a esa clase de demonio.

Conquistando a la Conquistadora (ADAPTACIÓN SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora