IX

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✨Editado✨

El Rey estaba nervioso, bastante.

Hacía menos de diez minutos, la puerta de su oficina se había abierto de golpe y un hombre había caído en el suelo, justo frente a él.

Khowan se había agachado junto al hombre, uno de sus mensajeros, el cual tenía las piernas entumecidas por correr sin parar desde el otro extremo de la capital.

—¿Qué sucedió? —le preguntó al mensajero pálido, lo había ayudado a pararse y prácticamente cargándolo lo había llevado al sillón de la oficina.

—Monstruos, cuatro, tenían garras enormes y negras como la noche, no pude olerlos —le respondió con voz temblorosa —. Y la mujer rubia.

—¿Qué pasó con ella? ¿Qué pasó con ellos dos?

—Ella me lanzó la carta de Rik —le contestó nombrando al otro mensajero, sacó ambas cartas de su chaqueta, la verde y la amarrilla, las respuestas de los reinos —. Me dijo que corriera, me dijo que se las entregara, ella con el otro soldado los enfrentaron, majestad.

Khowan tomó las dos cartas mirando al mensajero y las dejó en la pequeña mesa a un costado, llamó al guardia y le ordenó que trajera a uno de los sanadores para el hombre en el sillón.

—¿Qué hay del otro mensajero? —le preguntó para distraerlo, podía ver la herida en el rostro de él.

—Muerto, señor. Ellos tenían la carta, dudo que Rik se las haya entregado voluntariamente. Quisieron matarme también.

—Gracias por todo, Col —le dijo en el momento que la sanadora entró con una cesta a la oficina, la cual le hizo una reverencia y se agachó frente al hombre para curarlo.

Así que sí, el Rey estaba nervioso. Si Arani y Jax no volvían... Ella nunca podría saber lo que era ser libre de verdad. Se repitió mentalmente que si ella no volvía los demás Reinos no aceptarían una unificación tampoco. Una y otra vez, aunque eso no había sido lo primero que había pensado al no verla con las cartas en la mano.

Luego de asegurarse de que el mensajero fuese llevado a una sala para descansar y de que no estuviese herido, Khowan salió con las dos cartas pesándole en el bolsillo de su ropa.

Salió de la sala donde estaba el mensajero y algunos sanadores ocupándose de que recuperara su fuerza. Cuando cerró la puerta, se encontró con Nolan y Deker en el corredor aguardando por él.

La mirada violeta del Comandante lo detalló lentamente y se detuvo en las dos cartas que sobresalían de su ropa, con el sello de los otros reyes de Azkar.

—¿Y Arani y Jax? —le preguntó Nolan poco después, buscándolos con la mirada. Khowan ignoró que la herida en su rostro ya no existía, ni una línea rosada en su rostro.

—No tengo idea, el mensajero llegó solo. Arani le dijo que corriera luego de darle la carta.

Deker le hizo un movimiento de cabeza para que lo siguiera y los tres caminaron hacía la sala de estrategia, donde poco después llegó su madre y luego Bess con su hermana.

—¿Y Arani? —preguntó su hermana luego de ver las cartas sobre la mesa —¿No se suponía que ella traería las cartas?

—Pues no fue así, el mensajero la vio, pero ella le ordenó que corriera hacía aquí —le respondió Deker.

Khowan aún miraba fijamente las dos cartas de color, no había dicho nada desde que salió de su oficina, completamente pensativo. Ella le dijo que sabría rastrearlos, y así fue. También que eran peligrosos, pero su mente le recordó que ella misma los había entrenado, lo cual se suponía debería ser un poco más fácil ya que prevería sus movimientos.

La Máscara de Hielo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora