✨Editado✨
La respiración de Arani se cortó en ese momento, su cuerpo había olvidado como funcionar por un momento.
Este era el invierno eterno del que Nova hablaba... Su invierno eterno había llegado a Ilhea.
Y como si los Dioses la hubiesen sacudido, al fin pudo moverse. Corrió hacía el escritorio de madera y tanteando con su mano tomó la empuñadura de la espada, luego buscó de la misma manera debajo de la cama y sacó su gemela. Se abrochó el cinturón de la daga que Nolan le había regalado y otro con varios puñales en el muslo. No había pasado ni un minuto, y ya el choque de espadas llegaba a sus orejas. Estuvo a punto de correr a la puerta, pero recordó el pequeño frasco con hojas de árboles pequeñas que Nova le había dado luego de irse de las tierras sin dueño.
Solo para ocasiones especiales, le había dicho. Esta ocasión lo ameritaba.
Arani abrió el frasco de cristal y lo volteó dejando que las hojas cayeran, y así lo hicieron hasta que comenzaron a flotar en el aire.
—Ilhea necesita ayuda, Kainhet ataca —fue lo único que dijo. Se acercó a la ventana y dejó que esa brisa mágica se llevase esas hojas.
Corrió hacía la puerta y la abrió lo más despacio que pudo, se colocó detrás de ella y con ayuda de su pie la empujó saliendo de la habitación con ambas espadas empuñadas, y todo para encontrarse con un corredor completamente vacío, no había una sola alma en él. Y por primera vez en meses, parecía mucho más oscuro.
Trotó por el corredor procurando que sus botas no sonaran demasiado, y cuando dobló por el corredor, vio a un grupo de soldados, todos y cada uno de ellos, con capas rojas. Y cuando la vieron la masacre comenzó.
Corrió hacia ellos sin importarle cuanto ruido hiciera, el primero fue muy lento y cayó rápido. Los otros dos que la atacaron a la vez solo duraron unos minutos más. Una de sus espadas voló hacia arriba y la otra hacía abajo, y ambos cayeron al suelo, muertos. Se detuvo por un momento a mirar la sangre que manchó el impoluto suelo de piedra, y sintió el sabor amargo en su boca.
Demasiado fuerte, el olor era demasiado fuerte.
Oyó el grito acercarse hacía ella y cuando volteó hacía el soldado kiano que corría en su dirección él ya tenía una flecha incrustada en el pecho. Arani volteó y se encontró con Kalena que aún sostenía en alto su arco plateado, ella se acercó a ella.
—¿Estás bien? —preguntaron las dos a la misma vez. Ambas asintieron —. Están atacando el castillo, Arani. Están aquí.
—Descuida, estaremos bien, vamos.
Arani hizo un movimiento con su cabeza y ambas continuaron por el corredor. En el trascurso al primer piso, hallaron a tres grupos de sirvientes, los encerraron en habitaciones y ella les dio lo que parecía tablas de madera, pero de hielo para que trabaran las puertas.
Doblaron por el último pasillo que las llevaría a las escaleras, Arani no se preocupó por hacer notar su presencia, tomó uno de los puñales que había en su pierna y lo lanzó por el aire, un soldado cayó y los otros giraron hacía ellas. Ellos también cayeron pronto.
Bajaron las escaleras, Kalena había tomado la espada de un kiano pidiéndoles perdón a los Dioses por tomarla en sus manos y dejó su arco en su espalda junto la aljaba. Y cuando vieron la Sala del Trono, el estómago de Arani se contrajo en un nudo irrompible. Los azulejos azules y la piedra lisa de color gris ya estaban comenzando a mancharse de rojo.
Pateó el pecho de un soldado haciendo que cayera en las escaleras cuando se acercó a ellas y lanzó otro puñal a la espalda del soldado que se acercaba a Jax que le daba la espalda en ese momento y saltó los últimos tres escalones de piedra para caer sobre uno de los soldados de capa roja, tomo la daga que Nolan le había dado y sosteniendo con una mano su cabeza, deslizó la daga por el cuello del soldado y se levantó sin detenerse en mirarlo.
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La Máscara de Hielo (TERMINADA)
FantasiaLuego de dos años encerrada en la peor oscuridad de todo Azkar, Arani recibirá la visita de la persona menos esperada... el mayor enemigo del hombre que la metió dentro de esa montaña; y no cualquier enemigo... El Rey de Ilhea, quien vendrá con un t...