XVIII

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✨Editado✨

Se adentraron al espiral y pocos segundos después pudieron ver a lo lejos las tierras de Ethesbba.

Un remolino de sentimientos se formó en su estómago al volver a usar una armadura, dejando de lado lo que significaba en especifico la que llevaba encima del cuerpo. La adrenalina comenzó a fluir por sus venas repletas de hielo.

El primero en salir del espiral fue Khowan encima de su caballo con armadura dorada, luego le siguieron ella y Kalena, y el Ejército que había detrás de ellos.

Aparecieron en los jardines del castillo, sus ojos vieron las trincheras que los soldados habían comenzado a armar quien sabe en que momento. Era plena madrugada aún.

Los soldados con armaduras grises y cintas doradas detuvieron su trabajo al ver al enorme espiral formarse frente a ellos, y aun Ejército salir de el. Los ochocientos soldados saliendo de él y desplegándose por todo el jardín.

Arani, y los hermanos montaron con los caballos hasta acercarse al grupo de soldados donde vieron la otra armadura dorada. El Comandante de Ethesbba.

Desmontó a la yegua negra y se acercó a paso firme hasta el hombre de cabello negro y ojos ámbar, Khowan a su lado al igual que Kalena.

El Rey fue el primero en estrecharle la mano al Comandante informando que venían para ayudar, la siguiente fue Arani que apretó la mano del comandante.

—Vengo en nombre del Comandante —fue lo único que dijo, y por la mirada del hombre, supo que su armadura la posicionaba como capitana.

—Agradecemos que estén aquí —habló el hombre algo agitado —. Recibimos el informe desde el puerto, se acercan en barcos y atacaran por la ladera. Cinco mil soldados.

Arani se detuvo un momento para pensar que harían los soldados, que haría su nuevo Comandante para atacar el reino. El jardín del castillo tenía vista a la colina y al mar, por ahí aparecería el ejército rojo.

—Sabrán que estamos aquí, vendrán por la colina y la rodearan por ambos lados. Debemos aprovechar la oscuridad para desplegar las unidades por toda la extensión. Las flechas al fondo y la mayoría de las caballerías a los costados y los escuadrones en el centro con algunos caballos.

El Comandante asentía a sus palabras sabiendo que lo que ella decía era factible y que posiblemente no había otra manera de defenderse que esa.

—Todo el que no sea requerido que entre al castillo y ciérrenlo por completo —dijo Khowan.

—Yo ayudaré con los arcos —dijo Kalena y se dirigió al Comandante —¿Dónde está su encargado?

—Busca a Clay.

Kalena desapareció al segundo buscando al tal Clay para ayudarle. Le bastó un silbido que resonó por el jardín para hacer una seña y que todos los que poseían arcos la siguieran.

—¿Qué más podemos hacer por usted, Comandante? —preguntó Khowan.

—Ya están haciendo más que suficiente Majestad, sobre todo luego de la decisión de mi Rey. Agradezco esto personalmente.

Ambos asintieron.

—¿De dónde sacan el agua para sanar a los heridos? —preguntó Arani minutos después dejando confundido al hombre.

El Comandante dudó por un momento, pero luego de un segundo señaló un pequeño estanque en el centro del jardín, Arani caminó directo hacía allí sin fijarse si la seguían o no. Pasó entre los soldados y suspiró antes de meter las manos en el agua, a lo lejos podía oír las ordenes de Khowan y del comandante a los soldados, enviándolos hacía donde ella había dicho.

La Máscara de Hielo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora