Han pasado tres años desde lo sucedido ante el amor que se había desvanecido con el tiempo ante la vista de aquellos dos hombres, cada uno teniendo su rumbo de vida alejada del otro para no tener el gran problema de ver sus rostros nuevamente.
Los contactos de ellos dos habían sido eliminados de sus celulares, los regalos que se habían dado yacían en las manos de otra persona para no tener que sentir la presencia del otro, a pesar de que sea solamente un simple objeto; y las fotos que se habían tomado juntos, donde la gloria del amor aún resplandecía en esa burbuja frágil, andaban en lo más profundo de la tierra.Tenían vidas extremadamente diferentes, cada uno viendo por su rumbo y sintiendo las nuevas experiencias. Nadie sabía del otro y preferían que estuviera de ese modo ya que sabían con demaciada exactitud, que podrían volver a caer en la tentación de estar a su lado.
El estudiante cocinero que ha tenido un buen rendimiento tanto en sus clases como en el restaurante, se encontraba en la ciudad de Momoiro Island, lugar turístico y demaciado cotizado por el espectacular e inigualable al igual que curioso color rosado que contiene. Sus árboles, las plantaciones, los animales e incluso la mayoría de las casas se teñían de su precioso encanto.
Obviamente el ambiente podría ser un tanto empalagoso, pero era una hermosa manera de recordar tan magnífica visita.
Sanji trabaja y dirigía el restaurante que le habían ofrecido con gran esfuerzo, tener que cumplir sus tareas y aprendimiento de universitario, y ser el líder de sus seguidores era difícil de mantener; pero jamás imposible. Le encantaba su nueva forma de vivir, claro que depender de sí mismo era otro asunto que fastidiaba. Vivía en un departamento nuevo, cómodo, pero un poco pequeño; ya no tenía los mismos espacios que contenía su antiguo hogar y algunas cosas las tuvo que vender para que el espacio no se hiciera aún más reducido.
-Chicos, estamos por cerrar el restaurante...pronto descansaremos para poder estar mañana a buena hora.
Decía el rubio con entusiasmo, eran las 10:30 y tan sólo faltaban pocos minutos para concluir su trabajo. Limpiaban, atendían los últimos pedidos y se despedían del personal cuando todo estaba concluido. Sanji ya había cerrado el local con sus candados respectivos y receba en lo alto para que nada fuera robado, aunque eso jamás pasaría.
Caminaba rumbo al departamento que tenía una espectacular vista en el mar, tenía la fortuna en vivir en los pisos altos para ver semejante hermosura y distraerse de todo el mal que contiene su alma. Seguía por el centro de la ciudad donde la gente aún se mantenía platicando en las bancas y comprando pocas cosas por puro capricho, era domingo y mañana tendría que madrugar para estar en la universidad y luego de ahí volver a su lugar de trabajo.
-¿Te llevó querida?
La voz de su cuidador lo había asustado y más aún cuando vio su cara llena de maquillajes ostentosos dándole una mueca de asco.
-Diría que no por ese espantoso rostro que te cargas, pero me queda lejos de mi casa por lo que acepto.
Se subió a su coche para que pudieran dar rumbo al destino. Ivankov, ese era el nombre del cuidador personal del joven por la petición de Sabo, se encargaba de instruir al muchacho por las tierras que él desconocía y también para tener la vigilancia en que nada le pasara.
-¿Cuándo harás comida para nosotros? Sabes, extrañamos demasiado tus manjares y queremos volver a tener tu presencia allí.
-No volveré a pisar ese burdel de mierda, luego de haber trabajado con ustedes por un año y los acosos que me hacían... ¡Jamás!
-Cabaret, se le dice cabaret. El burdel es otra cosa y no tiene nada de revelancia con lo que trabajamos, además las chicas sólo querían probar tu belleza...sabes, puedes ser de gran ayuda siendo un bailarín sexy.
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Solo tú
FanficEntre las personas se hacen creer que son solamente normales. Entre los amigos se hacen creer que son como uña y mugre. Entre sus novias se hacen creer que las aman de verdad y que jamas las lastimarian. Pero la realidad... Son dos personas que se...