Quisiera que fuéramos algo

Capítulo 2: Recién llegados

Pasó el tiempo, reclutamos al hombre y a la mujer, que se llamaban Greg y Tamara, ellos habían ideado otro plan muy brillante: ellos iban a engañar a la familia de los creyentes (que de alguna manera estaban relacionadas) con argumentos muy convincentes. Yo lo veía todo desde el espejo que había creado desde hace un tiempo. 

Unos días después, nos avisaron que ya iban a traer a los creyentes, yo sonreí, mi plan iba muy bien. Les dije a los niños perdidos que los creyentes ya casi llegaban, ellos se emocionaron tanto como yo. Escuchamos un ruido fuerte, sabía lo que significaba: habían llegado, y más rápido de lo que creía, tengo que admitir. 

-Vayan a buscarlos.- les ordené a los niños perdidos, que asintieron con la cabeza.- Félix, tú ya sabes qué hacer.- Él también asintió con la cabeza. 

Cuando se fueron, llegó mi sombra. Hice un movimiento con mi cabeza, la sombra se fue cerca de los niños perdidos. Fui a mi cabaña para cambiarme, era una parte del plan: los niños perdidos harían que los creyentes escaparan (no sabía que tenía en mente, pero Félix tenía un plan relacionado con la sombra), fueran a un camino específico, me haría pasar por un niño perdido que "me había traicionado" y me había robado polvillo de duende, los llevaría a un lugar donde los niños perdidos nos esperaban y luego los llevaríamos al campamento.

Me terminé de cambiar y fui al lugar donde debía estar, esperé unos minutos a los creyentes, cuando escuché pasos, me acerqué al camino, había un tronco tirado hizo que los creyentes se tropezaran, los tomé de la espalda y nos escondimos atrás de unos arbustos.

Cuando vi al chico, no lo podía creer: se parecía mucho a Baelfire, mi nieto, que también había sido un niño perdido. Su pelo era negro, sus ojos eran cafés oscuros, su cara era tierna, igual a la de su padre. La chica era pelirroja, tenía ojos azules, su pelo le llegaba hasta la espalda, era linda, a mi parecer. Tuve que deducir todo esto en unos segundos, porque escuché los gritos de los niños perdidos.

-Vengan, yo los sacaré de aquí.- dije, intentando parecer lo más preocupado posible.

-¿Quién eres tú?- preguntó el chico, Henry.

-Eso no importa ahora, corran.- los tomé del brazo y empezamos a correr.