Capítulo 5: Miradas

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Salí de la cabaña, los niños perdidos bailaban frente a la fogata, gritaban y saltaban. Elizabeth estaba hablando con Félix, que de hecho, ya se estaba marchando. Pasaron unos pocos minutos en el que me la pasé viendo a la chica, pero ella no se había dado cuenta de eso, su cabello pelirrojo se movía ligeramente con el viento, sus ojos azules brillaban con la luz de la fogata. De un momento a otro, ella volteó a verme, se veía más linda así que de perfil. 

Decidí tomar valor y acercármele, mientras más lo hacía, noté que estaba asustada.

-¿Qué te dijo Félix?- le pregunté.

-Me preguntó sobre mi padre.- respondió.

-¿Y tú le hablaste?

-No.-sonreí- ¿Por qué sonríes?

-Porque te ves linda te ves linda a la luz de la fogata.- era verdad. Elizabeth se sonrojó un poco.

-Gracias.

-Aunque no lo creas, aquí dormimos.- dije espontáneamente.

-¿A sí?- preguntó ella.

-Sí,- no paraba de sonreír- y creo que te tendrás que quedar conmigo.

-¡Claro que no!- gritó enojada.

-¿Pues dónde piensas quedarte?

-¿Henry tiene su propia cabaña?

-Sí.

-Pues me quedaré con él.- fruncí el ceño.

-¿Eso es lo que quieres?

-Sí.

-Está bien,-me levanté- si eso es lo que quieres.

-Gracias.

-De nada.- nuestros ojos se volvieron a encontrar- Adiós.

Con esta técnica, estaba seguro de que me estaba ganando a Liz.

Quisiera que fuéramos algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora